Capítulo 48
1309palabras
2024-05-05 07:50
"¿Acaso Zoey Boyer no te molestaba mucho cuando eras pequeña? ¿Por qué sigues pidiendo clemencia a favor de esa familia?", el tono de Michael era calmado.
Layla agachó la cabeza. "Pero ellos me criaron y no dejaron que me muriera de hambre. Cuando estaba enferma, me llevaban al médico. A pesar de que no me dieron ningún afecto familiar, nunca me trataron mal".
Michael se enfadó, pero también consideró que lo que más valoraba de Layla era el hecho de que fuera una persona tan bondadosa capaz de distinguir el bien del mal.

"Si por el hecho de que Zoey Boyer se hiciera pasar por mi novia me puse en contra de la familia Boyer...", Michael arrojó el teléfono sobre la mesita y tomó asiento en el sofá con la misma actitud tranquila. Se puso a juguetear con las borlas del respaldo del sillón con los dedos. "¿Cómo vas a rogarme?"
La mirada de Layla era atenta. Agachó la cabeza y tras un momento de silencio preguntó: "¿De qué manera deseas que te lo pida?"
"Ah, bueno, voy a dejar de tomarte el pelo...", Michael se puso en pie, se acercó a Layla y la observó con las manos en los bolsillos. "Por ti, no acabaré con la familia Boyer. Sin embargo, si no paga ningún precio por pretender ser mi novia, entonces los demás podrían llegar a fingir ser mis parientes. Sufrimiento... Aún debo conseguir que ese clan pague por ello".
"¡Gracias, señor Harper!", Layla le dio las gracias de todo corazón. "Entonces... ¡Me marcho si no hay nada más!"
Michael la atrajo hacia sí con una sonrisa.
"¿Qué es lo que estás haciendo?", se resistió Layla.

Michael agachó la cabeza y la observó a sonriente. "¿Así que simplemente me abandonarás luego de conseguir lo que querías?"
"¡No es cierto!", empezó a defenderse con las orejas rojas.
En cuanto vio las orejas de Layla, que estaban enrojecidas, y su rostro tímido pero sereno, Michael sintió que el corazón le daba un vuelco.
Se acercó un paso más a Layla. Estaba muy cerca de ella, por lo que esta retrocedió.

"¿Tanto miedo me tienes?", Michael se acercó a ella con voz cautivadora.
La espalda de Layla chocó contra la pared y fue incapaz de retroceder más. Alzó la cabeza y lo miró a los ojos...
Ante la luz tenue, ella sentía que el corazón le latía cada vez más fuerte.
Michael clavó su profunda mirada en ella. Jamás había deseado tanto amar y querer a una chica.
Igual que como había dicho Jaylah, la familia Walsh no era más que un pozo de fuego para la joven.
Por más que cuidara a Layla, Garrett no dejaría de vigilarla con codicia.
¿Y si Camron y Layla se divorciaran, para que esta pudiera ser la novia de Michael, o incluso su prometida?
Le agarró el esbelto hombro con su gran mano y le espetó en voz baja y ronca: "La última vez me prometiste que lo considerarías. ¿Ya has tomado una decisión?"
Layla sintió un nudo en la garganta y fue incapaz de emitir sonido alguno. Tenía el corazón hecho un lío.
Michael agachó la cabeza. Se iban acercando cada vez más sus rostros, y las pestañas de Layla se movían temblorosas.
Michael agarró el rostro de la joven con una mano, como si sostuviera un raro tesoro. Al parecer, su aliento rozó los delicados labios de la joven, que tragó saliva con dificultad. Hizo un ademán muy elaborado y rozó con suavidad su nariz con la de ella.
No se habían besado, pero la piel de Layla estaba erizada y las piernas también le flaqueaban. De no estar apoyada en la pared, se habría desplomado al suelo.
Cuando sus labios tocaron los de ella, Layla perdió el sentido.
Todas las veces que se enfrentaba a Michael, ella se sentía confusa.
De pronto, la puerta de la habitación privada se abrió de un empujón. Era como si Layla acabara de despertarse de un sueño y recobrara el sentido, entonces hizo todo lo posible por apartar al hombre que tenía delante. Agachó la cabeza y se tapó la boca con el dorso de la mano, incapaz de mirar a Michael.
Michael se llevó las manos a los bolsillos y observó a Jaylah con desdén.
Jaylah, quien había entrado de improviso, se veía incómoda. No sabía si debía cerrar la puerta y marcharse o sacar a su amiga de allí.
"Pues, de pronto me di cuenta de que no había nadie en la sala privada, así que...", Jaylah empezó a explicar con una sonrisa falsa.
Layla sujetó con fuerza el abrigo de su amiga en la mano y se dirigió hacia la puerta con rapidez. Agarró a Jaylah y se fue hasta las escaleras sin mirar atrás.
Michael sacó la mano derecha del bolsillo, sobó los labios que poco antes habían besado a Layla y soltó una risita. Su mirada era afectuosa.
En su interior, Michael ya había otorgado a Layla el derecho a elegir. Si ella decidía seguir con Camron, él haría todo lo posible por protegerla. Una vez que todo estuviera arreglado, tanto él como el grupo Golden Age le pertenecerían.
Si ella elegía estar con Michael, él le ofrecería las cosas más fantásticas del mundo y la consentiría para siempre.
De cualquier forma, jamás la dejaría ir.
...
Layla llevó a rastras a su amiga escaleras abajo.
Ante la pregunta de Michael de si había tomado una decisión, esos segundos de confusión la hicieron entrar en pánico.
Aunque ya era la esposa de Camron, su corazón palpitaba cuando la besaba otro hombre. ¿Cómo iba a caer tan bajo?
"¡Layla!", Jaylah paró a su amiga en la esquina de las escaleras del segundo piso. "¡No corras!"
Layla tenía los ojos enrojecidos y se mordía el labio inferior.
"No es que apruebe tus acciones, pero dado que Camron tiene a esa Esme, ¿por qué no puedes tener tú a Michael?", Jaylah le dio un fuerte apretón a la mano de su amiga y añadió: "Layla, ¡tienes que tener claro lo de tu corazón! Opino que... Michael te conviene más que Camron. ¡Y no creo que simplemente quiera jugar contigo!"
"No lo sé, Jaylah. Lo único en lo que estoy segura es del hecho de que soy la esposa de Camron", la voz de Layla empezó a flaquear.
"¿Pero él te ve como su esposa? El corazón debe entregarse por igual. Es inútil si solo tú piensas sacrificarte en una relación unilateral", Jaylah agarró los hombros de su amiga y le habló con seriedad.
"¡Mi mente está hecha un lío!"
Al darse cuenta de que Layla estaba aturdida y perdida, Jaylah no la presionó más. Tomó aire y apretó el brazo de su amiga. "¡Está bien, está bien! No le demos más vueltas. Baja y espérame... Hace un rato, me has arrastrado tan de repente y bajado corriendo, que mi bolso sigue en el reservado. Voy a subir a buscarlo primero, ¡luego te llevaré a casa!"
Layla asintió con la cabeza. "De acuerdo..."
Durante mucho tiempo no pudo calmarse. En cuanto bajó, oyó un grito. Layla, ya de por sí nerviosa, se sobresaltó y dirigió su mirada al origen del sonido.
Summer se echó a llorar y suplicó misericordia. "¡Por favor, no llame a la policía! ¡No quise hacerlo! Por favor, gerente... Puesto que también le he presentado a unas cuantas estudiantes bonitas, ¡ayúdeme, se lo ruego! Si la facultad se entera de que trabajo en un sitio así, ¡podrían suspenderme!"
"¡No vamos a llamar a la policía si compras uno! El reloj que te robaron 'por accidente' y que tenías roto en el bolso era un Patek Philippe... Su valor es de tres millones seiscientos mil. Pues bien, págalo..."
La señorita prepotente lanzó el reloj a los pies de Summer. Se recostó contra el sofá con los brazos cruzados, con aspecto disgustado.