Capítulo 43
1311palabras
2024-04-12 09:57
Camron permaneció sereno y callado. Se dio la vuelta y se acercó al escritorio. Esme fue detrás de él y alzó la voz. "¿Piensas que está bien tenerla a tu lado? ¡Le haces daño! ¿Acaso no aprendiste la lección? ¿No sientes miedo?"
En cuanto esta concluyó de hablar, Camron golpeó el escritorio con su muleta. Por todo el suelo había libros y papeles esparcidos.
Esme se sobresaltó. Desde pequeños habían crecido juntos, sin embargo, jamás lo había visto tan enfadado. Hasta Tami, que apenas acababa de entrar al estudio, se espantó.

"Camron...", murmuró ella.
Cuando oyó el ruido de la puerta al cerrarse, Camron entrecerró los ojos y preguntó: "¿Desde cuándo me vigilas a través de Tami?"
Ambos, Tami y ella se sorprendieron.
"Señor...", Tami era consciente de que él y Esme habían traspasado los límites con Camron.
De inmediato, el cuerpo del asistente se quedó todo tenso. Sin darse cuenta, volteó a ver a la chica, preguntándose si ella le había comentado algo a su jefe.
Todas las cosas que la mujer había mencionado antes las había preparado de antemano. De pronto, cuando le hicieron esa pregunta, no supo qué contestar.

"Camron, yo... No le consulté nada más a Tami. Es que luego de que Layla y tú se casaran, me preocupé por ti... Por eso a veces le preguntaba a él, y él optaba por contarme ciertas cosas sin importancia. Solo estaba preocupada de que no fueras feliz. No le eches la culpa a él", Esme protegió a Tami y tomó toda la responsabilidad.
"Esme, en el futuro no te entrometas en mis asuntos. Limítate a vivir tu propia vida. Si consideras que es muy pesado dirigir una empresa extranjera, vuelve a acompañar a Meredith. Piénsatelo... ¡Ahora márchate!", sentenció Camron.
No se imaginó que Camron estuviera tan interesado en Layla. Se asustó. "Pero, yo..."
"¡Fuera!", la voz de Camron se oyó muy baja.

Esme comenzó a llorar sin parar. "Crecimos juntos, ¿piensas que voy a lastimarte?"
"¡No quiero repetirlo por tercera vez!", añadió con un tono de advertencia.
Esme no tuvo valor para seguir discutiendo. De modo que, se mordió el labio y abandonó el estudio con lágrimas en los ojos. Sujetó con fuerza el picaporte de la puerta.
En esa época, se consideraba una persona maravillosa y pretendía ser el ángel que salvara a Camron, el monstruo feo. Creyó que en el futuro sería su mayor apoyo.
Pero cuando recién había comenzado a salir con Camron, fue secuestrada por los hombres de Garrett. Estaba sumamente asustada... Por eso aceptó la sugerencia de su padre de separarse de él.
Sin embargo, en lo referente a los sentimientos, Esme siempre consideró que ella era la más importante en el corazón de Camron, pues otras mujeres no serían aceptadas por él.
No había previsto que la presencia de aquella mujer llamada Layla ocuparía un lugar especial en el corazón de Camron, más importante que el suyo.
En ese momento, Camron había hecho caso omiso de la amenaza de que los subordinados de Garrett la matarían y había rechazado darles lo que este quería.
No obstante, ahora se mostraba abierto a mantener conversaciones sobre la sociedad instrumental, lo que despertó la desconfianza de Garrett, por el simple hecho de salvar a Layla.
Era propio de la naturaleza humana. Antes, cuando Camron no tenía a otra mujer en su corazón, incluso si este se casaba, ella no sentía nada. Pero en cuanto él se enamoró de otra mujer, ella consideró que le iban a quitar lo que le pertenecía por derecho.
Para empezar, una cosa sería que Layla resaltara más que ella. Al fin y al cabo, el padre de Esme había manifestado que Esme no era capaz de protegerse a sí misma y no era idónea para estar con Camron.
Pero Layla era más débil que ella, al grado de que ni siquiera podía ayudarlo. ¿Qué derecho tenía?
Esme rechinó los dientes. Sin duda debía alejar a Layla de Camron. Por supuesto.
Mientras tanto, en el estudio.
Tami permaneció inmóvil y no osó moverse. Aguardó a que Camron le impusiera su castigo. "Señor..."
"¿Te ha cegado la lujuria?", Camron se dio la vuelta y observó con fijeza a su asistente.
Tami movió la mano repetidas veces. "¡No, señor! No albergo ningún pensamiento indecoroso sobre la señorita Esme. Usted fue quien descartó el asunto de la sociedad instrumental para ayudar a Layla. Era la ocasión ideal para expulsar a Garrett del grupo Golden Age, pero por ella..."
Antes de continuar, el asistente hizo una pausa: "¡Incluso el motivo por el que lo dr*garon fue porque ella expuso sus habilidades a Garrett! ¡Temo que se quede embobado con Layla! No es capaz de ayudarlo en nada, y no hace más que causar problemas. La única que puede estar a su altura es la señorita Esme".
"¿Le contaste que soy Michael?", preguntó una vez más Camron.
Su asistente se apresuró a negar con la cabeza y aclaró: "¡No, no! Es algo muy importante. Sanford me ha recordado muchas veces que nadie puede saberlo excepto Mark y yo".
"Desde mañana, pídele a Mark que venga a atenderme...", declaró Camron.
"Señor, ¿está apartándome de su lado?", inquirió Tami, mientras miraba atónito a Camron. Le imploró con frenesí: "¡Le juro que jamás volveré a hacerlo! ¡No me eche! Si me marcho... ¿Qué ocurrirá con su seguridad?"
Mark era todo un mafioso, pero sus dotes eran muy inferiores a las de Tami. ¿Cómo iba a quedarse tranquilo?
"¡Fuera!", Camron decidió por fin.
El asistente tragó saliva. "Mi vida es suya, señor. ¡Quiero estar a su lado para protegerlo!"
"Un subordinado incapaz de mantener la boca cerrada y que se entromete en mi vida privada... No pienso aceptarlo", sentenció con indiferencia.
Fue como si le hubieran golpeado en la cabeza, Tami recobró el sentido. En su condición de subordinado, se había pasado de la raya.
Tal vez se debía a que, en el fondo, Tami estimaba a Camron como a su propio hermano mayor. Hasta le parecía que nadie en el mundo se preocupaba por este más que él, a excepción de la abuela de su jefe y el señor Sanford.
No había modo de justificarse, por lo que Tami comentó: "Pero muchas personas están enteradas de que Mark es el hombre de Michael...".
"No necesitas preocuparte por eso", no le cayó bien a Camron.
Al cabo de un largo rato, los ojos de Tami se pusieron rojos mientras le hacía una reverencia a su jefe y abandonaba el estudio.
...
Cuando se despertó a la mañana siguiente, Layla descubrió que se encontraba ya en la villa Autumn. Estaba en la cama de Camron y le habían cambiado la ropa por un cómodo pijama.
Sin embargo, empezó a recordar que estaba cantando en el KTV con Jaylah. ¿Podría ser que su amiga la mandó hasta aquí?
Layla agarró su teléfono y verificó la hora. Sin esperárselo, ya eran las nueve de la mañana. Entonces se cambió de ropa a toda prisa y bajó las escaleras.
En cuanto Meredith divisó a Layla bajando las escaleras, le sonrió y le exclamó: "¡Ya te despertaste! Ven a desayunar. Te lo calentaré".
"No te preocupes, Meredith. Tengo que ir primero a clase".
"Entonces te empacaré algo para desayunar. Antes ponte los zapatos. El conductor debe preparar también el auto, ¿verdad?", Meredith se apresuró a moverse y envolvió con rapidez unos bocadillos para Layla. Justo antes de que ella subiera al vehículo, la señora llevó entre los brazos los sándwiches ya envueltos junto con un termo rosa.
"Hay un poco de dátiles rojos y té de ginseng longan en el termo. Tienes el cuerpo debilitado, así que bebe más", le recordó Meredith.
Layla agarró el termo y le esbozó una amable sonrisa. "Gracias, Meredith".
Al cerrar la puerta, Layla observó el termo que traía entre los brazos, aún caliente, y le embargó una sensación indescriptible.