Capítulo 12
687palabras
2024-03-29 10:27
Al instante, la arrogancia de la vendedora se esfumó. Aunque no reconociera a Camron, ¡sin duda sabía que se trataba de una persona muy importante al estar rodeada de tanta gente influyente!
¿De verdad era su esposa aquella mujer mal vestida?
El director del establecimiento fue el primero en reaccionar. "Seguro que todo se trata de un malentendido".

Camron no le hizo caso y decidió acercarse a Layla. Su mirada se volvió fría cuando se posó en la vendedora. "Fuiste tú quien acusó a mi esposa de robar, ¿cierto?"
La joven se puso nerviosa. Tartamudeó en señal de negación: "No... Yo no..."
"¿Aún deseas conservar este trabajo o ya no?", exclamó el director. "¡Rápido y pídele disculpas a la señora!"
La mujer no quiso retractarse. "No hice nada malo. El anillo de verdad ha desaparecido".
Camron se mostró indiferente y no quiso aguantar sus tonterías. "Te voy a dar dos opciones. Una, pídele perdón a mi esposa antes de que veamos las imágenes de vigilancia; dos, hazlo de rodillas después de que echemos un vistazo al video".
Pero la vendedora se negó a aceptar alguna de las dos cosas.

Por otro lado, Layla se sintió reconfortada por el gesto de Camron. Él la había defendido firmemente, lo que significaba que confiaba en ella. Era agradable que te creyeran plenamente.
Sujetó la mano del hombre, al tiempo que lo llamaba con voz suave y dulce: "Camron".
La vendedora se había asustado tanto que su rostro se había puesto pálido. Sin embargo, preguntó con valentía: "Que sea su esposa no implica que no lo haya robado. ¿Y si, después de ver las imágenes, descubrimos que... Sí lo robó? ¿Qué pasaría entonces?"
La expresión de desprecio de Camron era notoria bajo su máscara. "¿Tengo la apariencia de estar aquí para impartir justicia?", preguntó con serenidad.

Su discurso aceleró el corazón de Layla. Observó con amor al hombre que tenía delante, con un afecto que le brotaba desde el alma.
La verdad era que Camron se había metido no porque confiara en ella, sino porque no toleraba ver cómo la maltrataban.
Quien osara meterse con la familia Walsh terminaría a su merced.
A Layla nunca la habían defendido de este modo. Ahora se sentía aún más convencida de pasar el resto de su vida con él.
La vendedora se quedó boquiabierta ante la reprimenda de Camron y solo le dirigió una mirada de disgusto como respuesta.
En ese momento, el director se acercó y vio el anillo 'robado' cerca de los pies de la mujer. Enseguida la reprendió con severidad: "¿Estás ciega? El anillo se encuentra aquí".
El rostro de la vendedora se sonrojó cuando lo vio. Entretanto, el director levantó el anillo y pidió disculpas: "Lamento mucho las molestias, señora Walsh. Nuestra empleada se equivocó gravemente al acusarla. Le ruego que nos disculpe".
Layla ya se había olvidado de esas ofensas, pues seguía inmersa en el momento en que su esposo se convirtió en un caballero de brillante armadura.
No quería montar una escena, de modo que tironeó de la manga de Camron y le espetó con dulzura: "No pasa nada. Solo vámonos".
Ante la mirada inexpresiva de Camron, el director de la tienda miró fijamente a la vendedora y le increpó: "¿Por qué te callas ahora? Pide perdón o estás despedida".
Al sentirse avergonzada, la vendedora agachó la cabeza y murmuró: "Lo siento mucho".
Layla se arrimó al lado de Camron. Como no estaba acostumbrada al repentino cambio de tono de la vendedora, asintió con incomodidad. "Te disculpo".
Fue entonces cuando la expresión de Camron se relajó, pero solo un poco. "¿Cuáles fueron los anillos que te gustaron?", preguntó en tono amable.
"El... El par que aparece en el escaparate", contestó Layla con sinceridad.
Enseguida, el chófer de hace un rato se adelantó y le entregó al director una tarjeta negra. "Que empaquen los anillos para la señora".
"¡No, lo pagaré yo!", de inmediato, sacó su tarjeta bancaria y se la entregó al director. "Yo... Quería comprarlos por mi cuenta. Talla 4 femenina, talla 8 masculina, por favor".
¿Qué tipo de regalo de cumpleaños sería si Camron los pagase?