Capítulo 68
1042palabras
2024-05-29 00:51
Emma seguía llorando de dolor, intentando liberarse, pero Levi era demasiado fuerte.
Antes de que Levi pudiera atarle los pies, la dejó mirar hacia un lado y comenzó a azotarla en el tr*sero. Los golpes seguían cayendo y Emma no podía hacer más que llorar; rezaba para desmayarse y escapar así de aquel castigo.
Cuando Levi estuvo satisfecho con eso, la colocó nuevamente en posición y la dejó descansar sobre las sábanas suaves y sedosas... Luego, la soltó mientras empezaba a desabrocharse los pantalones. Tiró de ella un poco, pero las manos de Emma estaban atadas y no podía acercarla más. Estaba a punto de empujar su m*embro completamente er*cto cuando fueron interrumpidos por un fuerte golpe en la puerta.
Emma estaba demasiado agotada para resistirse, así que simplemente cerró los ojos y dejó que él hiciera lo que quisiera con ella.
Levi, a quien no le importó el golpe en la puerta, continuó con lo suyo con Emma, lo que la hizo gemir. Sin embargo, no podía concentrarse con los constantes llamados de Gianna. Así que se puso los pantalones y se dirigió hacia la puerta.
En cuanto la abrió, salió y la cerró de inmediato.
"¿Qué estás haciendo ahí dentro? Esos gritos que escuché, ¿eran de Emma, verdad?", preguntó la mujer.
Levi no dijo nada y simplemente arrastró a Gianna dentro de su habitación.
“Acabo de enseñarle una lección. Ven aquí, que te voy a dar lo tuyo”, dijo él mientras acercaba a Gianna hacia su cuerpo.
La mujer sonrió y se quitó la bata. "Dame duro".
"Por supuesto, ¿cuándo te he f*llado con delicadeza?", preguntó con una sonrisa antes de p*netrarla.
Sin embargo, Levi estaba ganando tiempo para dejar a Gianna exhausta y regresar con Emma. Sabía que su prometida solía desmayarse si la llevaba al clímax varias veces, así que tendría tiempo para castigar a su "esclava".
Levi seguía dándole duro a Gianna y la mujer seguía soltando gemidos a todo volumen, pero para Levi, era solo música de fondo. No como cuando estaba con Emma: su voz lo impulsaba a seguir adelante.
Como había previsto Levi, Gianna se quedó dormida después de su intensa sesión de s*xo, dándole la oportunidad de salir de la habitación y regresar a su sala de juegos.
Cuando volvió, encontró a Emma inmóvil y desnuda. Se acercó para comprobar cómo estaba. Parecía estar durmiendo profundamente, quizás esperándolo y todavía con las manos atadas.
Dio un toque suave en la mejilla de Emma para despertarla, pero no hubo respuesta. Lo intentó de nuevo hasta que escuchó un gemido... y lentamente, ella abrió los ojos.
"L-Levi... por favor, suéltame. Ya no aguanto más", soltó Emma, a quien le dolía todo el cuerpo en ese momento.
"No. Te soltaré cuando terminemos de hablar", dijo él.
Una lágrima se escapó de su ojo izquierdo mientras lo miraba fijo.
"Puedes lanzarme todas las maldiciones del mundo, Emma. Pero yo no voy a cambiar de parecer respecto a castigarte. Y te lo digo por última vez... haz lo que te digo, Emma, y todo irá bien. Trata bien a Gianna y no tendrás que sufrir. Pero si no, prepárate para las consecuencias".
Emma simplemente hizo un gesto con la cabeza. Estaba tan débil que no podía resistirse... ni siquiera contestar. Si se quejaba, solo Dios sabía qué le pasaría con Levi. Tenía que quedarse quieta y aguantar, esperando que todo acabara pronto. Urgía un descanso desesperadamente. El calambre en su estómago persistía. El dolor no se iba, y la estaba destrozando poco a poco.
Levi no escuchó a Emma quejarse; ella estuvo de acuerdo en todo. Pero él conocía su terquedad, así que esperaba más rebeldía.
Aunque deseaba hundirse en ella, ya había perdido el interés en hacerlo. Entonces, empezó a soltarla y le lanzó la bata que había tirado al suelo antes.
"Levántate y lárgate de aquí", ordenó.
Cuando escuchó a Levi, Emma juntó sus últimas fuerzas y se puso la bata. Al ponerse de pie, casi pierde el equilibrio y se tambaleó, pero Levi la sujetó del brazo y la soltó enseguida.
Con las rodillas temblorosas, Emma salió de la sala de juegos y se aferró a la pared mientras entraba en su habitación, tratando de mantenerse en pie y evitar caerse.
Quizás Levi se dio cuenta de que la había pasado muy mal ese día. Era la primera vez que sentía tanto dolor. Realmente había recibido el peor castigo de parte de él. Y quién sabía qué le esperaría al día siguiente si Gianna seguía con su veneno.
Estaba a punto de cerrar los ojos cuando su teléfono sonó. Lo agarró de la mesa y vio el nombre de Layla en la pantalla.
"Hey", saludó Emma.
"¿Estabas llorando?", preguntó Layla.
Emma sonrió, aunque Layla no podía verla.
"N-No. ¿Por qué llamas?".
Layla, al otro lado de la línea, no estaba convencida, pero decidió dejarlo pasar. "Mi jefe me dio más días libres esta vez, así que estaré de vuelta para visitarte y pasar más tiempo contigo", informó.
Los ojos de Emma se abrieron como platos ante la noticia. "Le diré a Levi...".
"No. No hace falta. Esa casa también es tuya y puedes llevar a quien quieras. Así como él llevó a esa z*rra. Y te aseguro que me vengaré. Ahora tendré más oportunidades de encontrarme con esa cualquiera".
"Layla, Levi es mi marido y, sea lo que sea que estés tramando, es suficiente".
"Emma, estoy segura de que te está lastimando. Puedo sentir el miedo en tu voz", expresó Layla. Guardó silencio por un instante, inhalando profundamente. “Esta es tu vida y no quiero imponerte nada ni intentar convencerte de que lo dejes. La decisión es tuya. Pero quiero que sepas que mi vuelo es mañana y espero llegar antes de las cinco de la tarde”.
Emma dejó escapar un suspiro profundo. Sabía que no podía detener a Layla, y tenerla de su lado sería algo útil, al menos significaría que Levi no podría tocarla. Bueno, al menos no de forma violenta.
"Está bien. Entonces nos vemos".
“Nos vemos, adiós”, dijo Layla antes de colgar.
Levi seguramente se sorprendería con la llegada de Layla, aunque quién sabía... tal vez no tanto, considerando que él y Gianna tenían planeado tomarse unas vacaciones fuera del país.