Capítulo 69
1050palabras
2024-05-30 00:51
Al día siguiente, Emma se levantó temprano sintiéndose fatal. El músculo de su abdomen todavía le dolía, aunque no tanto como ayer.
Por más que intentara ser fuerte y hacerse la dura, sabía que terminaría recibiendo su castigo. Y ahora, no le quedaba otra opción más que obedecer a Gianna. Rayos, deseaba poder terminar con todo esto, divorciarse de él. Pero cada vez que Levi mostraba su otro lado, cuando le mostraba algo de afecto, no de forma literal, sino en su voz y sus acciones, Emma terminaba intentando aguantar un día más, obedeciéndolo una y otra vez.
Se limitó a lavarse la cara antes de salir de su habitación y dirigirse a la cocina. Allí vio a Levi y Gianna sentados frente a frente, tomando su taza de café y charlando.
"Buenos días", dijo Emma, llamando la atención de todos.
Los ojos fríos y verdes de Levi se encontraron con los suyos. Ella le sonrió, pero él no parecía interesado y volvió a dirigir su atención hacia Gianna.
"¿Qué hay de bueno en la mañana cuando nos ves?", preguntó Gianna, con los brazos cruzados y una mirada desafiante.
Emma le devolvió una sonrisa, una sonrisa sarcástica. "Cada mañana es una bendición, ¿no lo crees? Deberías estar agradecida de seguir dando guerra. Oye, eso es lo BUENO de la mañana", dijo, haciendo hincapié en la palabra "bueno".
Gianna soltó una risa burlona. "¿De verdad?" Se giró hacia Levi. "Mira qué ridícula es", dijo, como si Emma no estuviera presente.
Emma dejó escapar un suspiro profundo. "¿Qué les apetece para desayunar?", preguntó mientras se dirigía hacia el refrigerador y lo abría. Volvió la vista hacia ellos y se encontró con la mirada de Levi, que ahora también la observaba.
"¿Qué te gustaría?", preguntó de nuevo, con su voz dulce y calmada, a Gianna.
"Quiero huevos y salchichas...".
"Eso no es precisamente saludable, Gianna", intervino Levi.
En lo más profundo de su ser, a Emma le picaba un poco la envidia viendo cómo Levi cuidaba de Gianna. Era extraño, considerando que vivía con su esposo, pero este último parecía preocuparse mucho más por su ex prometida.
"¿En serio?¿Y qué quieres que coma?¿Una ensalada de verduras? ¿De verdad, cariño? Quiero huevos y salchichas", se quejó Gianna, empezando a hacer un berrinche.
Emma observó cómo Levi sacudía la cabeza antes de volver hacia ella. "Solo hazle lo que ella quiera", dijo.
Emma asintió y miró dentro del refrigerador en busca de salchichas y huevos. Solo agarró cuatro huevos, por supuesto, ya que Levi no solía desayunar.
"Oye, ¿por qué agarraste cuatro huevos?", preguntó Gianna cuando Emma colocó los huevos en la encimera.
"Son para nosotras".
"¿Qué? ¡No! Solo puedes comer uno. Levi...". Gianna se giró hacia Levi.
"Déjala, cariño. ¿Por qué te preocupas tanto por unos huevos?".
Emma sintió ganas de reír a carcajadas al escuchar a Levi. Pero se contuvo, mordiéndose el labio inferior, y cuando cruzó miradas con Gianna, esta la estaba observando.
"Pero...".
"Cariño, ya deja eso, solo es un huevo y tenemos más", dijo Levi antes de darle un trago a su café.
"¡Te odio!". Gianna se levantó de un salto y salió de la cocina como una exhalación. Emma la vio irse y notó cómo Levi suspiraba mientras la seguía con la mirada.
Un silencio incómodo se apoderó de la cocina tras la abrupta salida de Gianna. Emma, tratando de ignorar la tensión, continuó con lo que estaba haciendo hasta que de pronto, un recuerdo le llegó: Layla.
Con un carraspeo para aclarar su garganta, Emma miró a Levi. Se le escapó un jadeo al ver que él también la observaba. Fingiendo un ataque de tos, rompió el silencio.
"Layla viene esta tarde".
Levi arqueó una ceja. "¿Y eso por qué?".
"Su jefe le dio vacaciones larguísimas y me llamó anoche...", respondió Emma, algo nerviosa.
"¿Y le dijiste que viniera porque te castigué?", interrumpió Levi, con un tono cargado de sospecha.
Emma negó con la cabeza. "¡No!", exclamó, tratando de sonar convincente. "Intenté convencerla de que no viniera, pero ya conoces a Layla...", añadió con un suspiro resignado.
"Como sea", dijo Levi, quien simplemente se levantó de la mesa, cortando abruptamente las palabras de Emma.
"Claro que puede venir, siempre y cuando mantenga sus manos lejos de Gianna. Si no, ya sabes", Levi la miró fijamente, "tendrás consecuencias. ¿Entendido?".
Emma asintió de inmediato. "S-Sí".
"Me ausentaré hoy y volveré más tarde. Cuida bien a Gianna, y si escucho quejas sobre tu comportamiento, ya sabes lo que pasará, Emma", advirtió.
"Desde luego".
"Está bien", respondió antes de salir de la cocina.
Levi se subió las escaleras con la idea de darse una ducha antes de irse. Pero, sorpresa, se encontró a Gianna hecha un ovillo en la cama.
"Baja y come algo, amor", soltó él mientras se desabrochaba la camisa y se dirigía al baño.
"¡Te detesto, Levi!", soltó ella, y eso hizo que Levi se quedara parado en seco.
"C*rajo, es solo un huevo, Gianna. Si te pones así por unos huevos, mejor ni me hables". Había como un deje de locura en la voz de Levi.
Gianna, con cara de asombro por la actitud de Levi, se echó a llorar.
Levi soltó un suspiro y se le acercó.
"Cariño... no dejes que las tonterías se vuelvan un lío grande...".
“Parece que estás tomando partido por Emma. ¡Y me dejaste en ridículo!".
“Sabes que suelo pensar antes de actuar, y lo que hiciste estuvo fuera de lugar. Una vez más, no me provoques, Gianna. Sabes cómo soy".
Gianna lo miró con furia mientras se secaba las lágrimas. "Bueno. Cómprame un regalo cuando vuelvas”.
Levi sonrió y asintió antes de darle un beso en los labios.
"Está bien. Solo baja y desayuna", dijo, y la mujer le hizo caso.
Gianna era de esas chicas que valoraban lo material y se dejaban convencer fácilmente. Pero a veces, a Levi no le gustaba su manera de complicar las cosas simples.
Estaba a punto de abrir la puerta del baño cuando sonó su teléfono. Se acercó a la mesa de madera y agarró su móvil... ya sabía que era Adan quien llamaba.
"Oye, ya han pasado siete días y no das señales de vida..".
"Sí, sí. Estaré allí a las ocho, adiós". Levi cortó la llamada y lanzó su teléfono sobre la cama.