Capítulo 61
773palabras
2024-05-18 00:51
Cuando Levi bajó hasta sus muslos y comenzó a lamerlos, Emma frunció los labios para no emitir sonido alguno, pero la lengua de él seguía provocándola, acercándose más y más a su centro de placer.
Pronto le sería imposible contenerse, aunque se dijo que solo sería por una hora. Era peor que aguantar las ganas de hacer pis.
Estuvo a punto de fallar lamentablemente, cuando Levi le bajó las bragas, pero cerró los ojos con fuerza y arqueó su cuerpo cuando la lengua de él hizo contacto con su punto más sensible. Entonces comenzó a mover la cabeza de un lado a otro; sin atreverse a mirar, solo enfocada en controlarse.
‘¡Rayos! Esto es frustrante’, pensó.
La forma en que Levi saboreaba sus profundidades era enloquecedora. Su lengua se arremolinaba en su hendidura mientras golpeaba su interior, después se desplazaba hacia arriba y luego hacia abajo para empujar de nuevo hasta el fondo.
Instintivamente, Emma juntó las piernas, pero Levi estaba en el medio y se las separó. Imposibilitada de expresarse, ella sentía placer y tormento a partes iguales, a tal punto que decidió enfrentar la penitencia.
Levi se detuvo para sonreír y besó suavemente su hendidura. Luego se incorporó para mirarla socarronamente.
“¿No puedes contenerte?”, preguntó, más como una broma.
Emma se mordió el labio inferior: “Lo-lo siento”, balbuceó.
Los ojos de Levi se iluminaron de diversión mientras la observaba: “¡Entiendo! Soy demasiado bueno con eso, dándote placer, ¿verdad?”, se ufanó.
‘¡Vaya! ¡Qué arrogante es este tipo!’, se dijo Emma mientras asentía.
De pronto, Levi comenzó a desatarla.
“¡Quítate el sostén y arrodíllate sobre la cama!”, le ordenó, cruzándose de brazos y mirándola fijamente.
Emma lo hizo y se arrodilló en la cama. Ahora estaba casi desnuda.
Él recorrió con la mirada todo su cuerpo y se mordió el labio para no abalanzarse encima de ella. En vez de eso, miró su reloj de pulsera y constató que le quedaban veinticinco minutos más para continuar.
Entonces la empujó sobre las sedosas sábanas y se le subió encima para pen*trarla.
Emma cerró los ojos y dejó escapar un suave gemido, que aumentó en intensidad cuando Levi, provocándola, golpeó su núcleo con su miembro plenamente erguido.
“¡E-Levi!… ¡Ah! ¡Por favor!”, suplicó.
“¿Por favor, qué, Emma?”, preguntó él, retirándose y sonriendo al ver que ella apretaba los puños.
“¿Cuál es la prisa? Todavía tenemos tiempo”, murmuró mientras se acercaba a ella y le mordía suavemente el lóbulo de la oreja.
Luego sus manos viajaron hasta sus p*chos para masajearlos con movimientos circulares. Le pellizcó los pez*nes hasta que Emma se estremeció, esperando unos minutos antes de entrar de nuevo en ella.
“Esto no es parte del juego, pero sirve como castigo”, le dijo mientras empujaba más profundamente.
Emma gimió y su voz se escuchó por todo el lugar, sonando como una melodía para el oído de Levi. Una canción adictiva.
Él aferró sus caderas mientras empujaba más y más rápido. El sonido de sus cuerpos al entrechocar se mezclaba con los gemidos de ambos. Levi le dio una palmada en el trasero mientras seguía empujando con su miembro rosado y firme. A Emma le dolía un poco, ya que la virilidad de Levi tenía un gran tamaño.
El hombre gimió cuando llegó a su clím*x, pero no se detuvo allí. Se giró con ella y lo siguiente que Emma supo fue que estaba encima de él.
“¡Móntame!”, pidió Levi cuando sus ojos se encontraron. De inmediato, la tomó por las caderas y la guio: “Ahora ¡muévete!”
Emma comenzó a balancearse de ida y vuelta hasta que él la obligó a realizar un movimiento circular. Le aferró el trasero, clavando sus dedos en la suave piel, estremeciéndose.
“¡Más rápido!”, murmuró él, dándole unas palmadas en las nalgas.
Cuando Emma lo miró, el hombre tenía los ojos cerrados y gemía. Ella se apoyó sobre su pecho mientras se dirigía hacia su propio org*smo. Después de montarlo durante unos minutos más, Levi volvió a correrse dentro de ella.
Una vez más, Emma pensó que era el final, pero él volvió a girarla para ponerse encima y embestir de nuevo. Cuando alcanzó otro org*smo, Levi cayó de costado y miró al techo, jadeando.
“Gianna es una mujer de buen corazón”, declaró inesperadamente y Emma se volteó hacia él: “La amo y nos casaremos inmediatamente después de que tú y yo nos divorciemos”. Tras esta declaración, Levi se levantó y se vistió.
Emma pensó que Levi no volvería a hablar de eso, pero justo ahora le arrojaba la verdad en pleno rostro otra vez… Sintió como si una mano de acero le estrujara el corazón. ¿Por qué siempre dolía tanto?