Capítulo 47
832palabras
2024-04-28 09:48
GIANNA no estaba de acuerdo con la disposición de Layla, pero cuando Levi le dijo que lo hiciera porque sería solo por un día, Gianna aceptó.
A la mañana siguiente, empezó el juego de Layla. Como Emma se había despertado temprano, Layla la siguió y se dirigió a la habitación de Levi. Una vez allí, golpeó la puerta con el puño hasta que Levi le abrió.
"¿Buenos días, Levi?", Layla saludó llena de energía, pero el hombre solo la miró con cara de pocos amigos.
"Te ves guapísimo con tu peinado matutino, ¿puedo entrar?", sonrió socarrona.
Levi frunció el ceño. "¿Para qué?".
"Apuesto a que mi esclava está allí". Miró su reloj de pulsera. "Y ya son las 5:25".
Levi no volvió a pronunciar una palabra y le abrió la puerta de par en par. Eufórica, Layla dio un pellizco en el abdomen cincelado de Levi, lo que hizo que el hombre gimiera y maldijera.
Layla se rio. "Vístete la próxima vez". Luego entró y se acercó a Gianna, que todavía dormía profundamente en la cama de Levi.
"Mira cómo duerme y ronca esta desgraciada, como si fuera un angelito...".
"Seguro que tú también roncas", retrucó Levi que ya se había puesto la camisa.
"Tu amante es la más perra de las perras, y yo... yo soy una perra, pero con más clase".
"Lo que tú digas, no entiendo de qué hablas, solo que repites la palabra 'perra'". Levi dio media vuelta y avanzó hacia el baño.
Layla lo siguió con la mirada y se mordió el labio inferior cuando vio su trasero redondo y perfecto.
"Buen trasero". Se tapó la boca cuando, por accidente, dijo lo que estaba pensando. Levi se detuvo y se volvió hacia ella.
"Gracias. Y una sugerencia, a Adan le gustan las tetas grandes. Y creo que deberías hacer algo con las tuyas". Le guiñó un ojo y entró al baño. Luego, Layla dio un pisotón y se miró los pechos.
"¿Qué pasa con los senos pequeños? Así es cómo se usan ahora", pensó. ¿Cómo se atrevía a juzgar sus tetas?
Furiosa, Layla se quitó la pantufla del pie derecho, la levantó y se la lanzó a Gianna. El golpe al caer al suelo provocó un fuerte estruendo, y la mujer se levantó de inmediato sujetándose el brazo.
"¡¿Qué carajo te pasa?!", ella rugió.
Layla se volvió a poner la pantufla y se cruzó de brazos. "¿Cómo te atreves a gritarle a tu ama?".
Gianna frunció el ceño confundida.
"¿Sabes qué, bella durmiente? Tienes que mover el trasero y salir de esta habitación, porque tenemos muchas cosas que hacer abajo". Luego se acercó a Gianna y la miró a los ojos, como Layla era más alta que ella, tuvo que levantar la cabeza para encontrarse con sus ojos marrones.
"¿Quién te dijo que voy a ser tu esclava?".
A Layla casi se le cae la mandíbula. "¿Qué dices? ¿No lo harás?".
Jazmín se negó.
"Ay...". Layla fingió estar sufriendo. "Levi te dijo que lo hicieras, ¿verdad? Perdiste en el juego. Entonces, tal vez le diga a Levi que no…".
"¡Maldita sea! Bien. Espérame afuera…".
"Yo soy tu ama, ¿recuerdas? Así que obedece, perra. Ahora, lávate la cara, que pareces un mapache con la pintura corrida de anoche. Y cepíllate los dientes, tienes aliento a dragón", se mofó y sonrió.
Gianna caminó hacia el baño, pero estaba cerrado con llave. Llamó a la puerta y Levi le abrió.
Gianna estaba a punto de cerrar cuando Layla les advirtió. "¡Ni se les ocurra ponerse a hacer cochinadas! Odio que me hagan esperar". Gianna se quedó en silencio y puso los ojos en blanco.
Layla ya comenzaba a disfrutarlo.
Mientras esperaba a su esclava, aprovechó para recorrer con la vista la habitación de Levi. "Demasiado aburrido", susurró. El lugar le resultaba monótono, pero debía reconocer que estaba ordenado. Se preguntó si Emma ya había entrado a su habitación.
Layla sacudió la cabeza cuando lo pensó, su mejor amiga era en verdad testaruda.
Miró en dirección al baño cuando escuchó que apagaban la llave de la luz, ya habían pasado unos minutos, y la maldita estaba logrando ponerla nerviosa.
Gianna salió y Levi la siguió.
"Déjame adivinar, tú se la lamiste y tú se la chupaste, ¿verdad?".
Gianna quedó atónita ante el comentario, pero Levi la ignoró y siguió hacia el armario.
"¿De qué demonios estás hablando?", preguntó Gianna.
"Hay fluidos debajo de tu cuello, desde aquí me doy cuenta de que Levi lo acaba de dejar sobre ti". Sonrió y comenzó a caminar hacia la puerta. "Y no me digas que es pasta de dientes, porque no me lo creo". Abrió la puerta y se volvió hacia ella. "Te daré dos minutos más...".
"¿Qué? ¿Estás loca? Primero voy a darme una ducha…".
"Ay, cariño, soy cinturón negro de judo y de taekwondo. Si no quieres probar una de mis patadas voladoras, será mejor que obedezcas. Dos minutos y nos vemos abajo", repitió Layla y salió de la habitación de Levi.