Capítulo 21
914palabras
2024-04-22 10:44
Levi, borracho de placer, cedió ante sus impulsos y decidió jugar únicamente para su satisfacción. Después de todo, él era quién ponía las reglas. En el momento en el que hundió su mi*mbro dentro de ella, sintió que algo se desgarraba. Por su parte, Emma soltó un grito estridente.
«¡Es una mald*ta virgen!», pensó Levy.
Emma no sabe de dónde agarrarse en ese momento. Él la había pen*trado sin su permiso y parecía que no se había dado cuenta de que él había sido el primero en tomarla. Ella gim*ó, mientras las lágrimas caían de sus ojos y él retiraba su mi*mbro de su s*xo.

Luego, Levi la levantó y la llevó al baño. Pateó la puerta para abrirla, entró y luego le dio otra patada para cerrarla.
No necesitaba pedir perdón, no necesitaba mostrar interés.
«Pero ¿qué ching*dos estoy haciendo?», se preguntó antes de bajar a Emma. Ella no pronunció palabra alguna y simplemente dejó que él le hiciera lo que quisiera.
Levi la apretó contra su cuerpo, hasta que prácticamente la mujer estaba recostada sobre su amplio pecho. Cuando estaba a punto de alejarse de él, sintió las cálidas gotas de agua cayendo sobre ellos.
«Todavía le importo. Es obvio que se preocupa por mí», se dijo.
Levi la soltó y la recargó contra la pared de azulejos; incluso en su nueva posición, le seguía cayendo el agua de la regadera.

Él sabía que Emma estaba adolorida, así que comenzó a masajearla. Luego, deslizó sus dedos por su cuerpo, desde su trase*ro hasta su cintura; se sorprendió por lo curvilínea que era. Despues, sus manos subieron y se detuvieron debajo de sus p*chos, y cuando le pareció que Emma estaba exc*tada de nuevo, presionó su cuerpo contra el de ella. Emma dejó escapar un suave gem*do cuando la punta de su mi*mbro se recargó contra su v*gina.
Casi al instante, Levi envolvió sus s*nos con sus enormes manos y comenzó a masajearlos con movimientos circulares. Ella levantó la cabeza y la apoyó sobre el amplio pecho del hombre.
El agua que salía de la regadera era moderada, aunque lo suficientemente copiosa y tibia como para aliviar el dolor de la vag*na de Emma.
De repente, la mano izquierda de Levi descansó en su ch*chi derecha, mientras sus dedos pellizcaban su p*zón, mientras que su mano derecha bajaba hasta su vientre y se colocaba sobre su adolorido s*xo. Luego, frotó suavemente su clít*ris y Emma gimió de placer.

Lentamente, comenzó a acariciar su s*xo, mientras mordisqueaba su oreja derecha y, con un movimiento rápido, la cargó. Luego, se sentó en la tina con Emma sobre su regazo. Ella arqueó la espalda al sentir la punta de su mi*mbro tocó su s*xo.
"Siéntate en mis piernas", exigió él y ella obedeció, aunque teniendo cuidado para no rozar su p*ne. Mientras se sentaba, Levi decidió aumentar la intensidad. Apenas su esposa se colocó sobre sus piernas, le chupó uno de sus p*chos, mientras le masajeaba el otro.
Emma gimió y arqueó su cuerpo. Era tanto el placer que temía caerse, así que se aferró al pelo de su amado.
Por su parte,, Levi le chupó la otra ch*chi, al mismo tiempo que le ponía una mano en su espalda, para acercarla más a él. La parte carnosa de su p*cho, pues el apretaba su cara contra este.
Emma cerró los ojos y soltó varios gem*dos. Antes de que suplicara por más, él se detuvo.
“Y con esto terminamos Límpiate y nunca le menciones nada de esto a Gianna. ¿Entendiste”, le advirtió, antes de empujarla suavemente y levantarse.
Emma asintió.
De repente, Levi la dejó sola baño.
El hombre se secó con la toalla que sacó del clóset y se vistió.
Caminó hacia la puerta, la abrió y quedó sorprendido cuando vio a Gianna parada frente a él, con el ceño fruncido.
"¿Qué haces aquí?", le preguntó Gianna, intentando ver el interior del cuarto. Levi le bloqueó la vista con su cuerpo y salió dando un portazo.
"¿No escuchaste? Te pregunté qué hacías adentro?".
"Estaba revisando algo", dijo mientras pasaba su brazo alrededor de su hombro. “Vámonos a dormir”, añadió.
“¿Qué revisabas ? ¿Dónde está esa p*rra? ¿Cuál es su cuarto?”, insistió la mujer.
“Está en el ala oeste. Y para que lo sepas, ella no me importa nada”, respondió él, mientras aceleraba el paso para que Gianna saliera de ahí lo más rápido posible, pues no sabía en qué momento Emma saldría. Y si eso pabasa con Gianna presente, ¡sería un hombre muerto!.
“¿Te bañaste?”, sondeó ella.
Él asintió, mientras abría la puerta de su habitación para que entraran.
“¿Por qué no me despertaste? Sabes que tengo esa extraña condición que hace que me desmaye cuando me haces el amor con fuerza.
"Me gusta cuando te desmayas, pues puedo contemplarte desnuda todo lo que quiera", respondió él, entre risas, antes de abrazarla.
Desde empezaron a explorar el BDMS y decidieron subir el nivel su relación, cada vez que tenían s*xo intenso, Gianna siempre se desmayaba. En palabras del médico, la razón era porque su cuerpo no podía aguantar tantos org*smos. Sin embargo, Gianna seguía haciéndolo más de una vez y en todas las posiciones posibles con él, pues sabía que su amado no disfrutaba del s*xo tradicional. Siempre prefería largas y prolongadas sesiones de placer. Sin embargo, Levi, consciente de la condición física de la chica, había tenido sexo duro con ella para ganar tiempo y así poder disfrutar sin preocupación su cita con Emma.