Capítulo 16
969palabras
2024-04-22 10:43
Cuando Adán se fue, Emma se preparó para su castigo. Fuera lo que fuera, necesitaba mantenerse fuerte y tratar, por todos los medios, de no desmayarse. Sería una pena si perdiera el conocimiento esa noche, pues sabía que Levi pensaba que era una p*rra débil y ella quería demostrarle que estaba equivocado.
Y aunque estaba un poco nerviosa, sabía que si lo obedecía, él no le haría daño.
«Todo lo que tengo que hacer es obedecerlo», se repitió.
Sin embargo, se sintió muy confundida cuando colocaba los bocadillos en una bandeja, pues Levi apareció y le dijo queAdán ya se había ido y que la quería en su cuarto de juegos a la brevedad, antes de desaparecer.
Emma dejó los bocadillos y se apresuró a seguir a su esposo. Se detuvo frente a la puerta y exhaló un profunamente, antes de tocar tres veces. Su corazón comenzó a latir más rápido de lo habitual y sus palmas comenzaron a sudar, a pesar de que no hacía calor.
Cuando la puerta se abrió, sus rodillas comenzaron a temblar y se tuvo que sujetar del marco de la puerta para no caerse.
Apenas alzó la mirada, se encontró con los duros y fríos ojos de Levi.
“Yo... me tropecé", se excusó. “Lo siento”, murmuró, al notar que él seguía con el ceño fruncido.
"Pasa", indic, con su gruesa y fría voz, que siempre le provocaba escalofríos.
Emma entró y notó que el cuarto estaba lleno de cosas que no conocía. La estancia, bastante amplia, tenía gruesas cortinas cubriendo sus ventanas, y a eso se sumaban unas paredes oscuras, que oscurecían más el sitio. La única fuente de luz era una lámpara que emitía una luz roja, cuya sombra prácticamente acaparaba todo el lugar.
Emma sabía que no era una genio como él, e incluso reconocía que su coeficiente intelectual era mucho más bajo, pero no era una damisla en apuros, incapaz de identificar dónde se encontraba. Sabía muy bien en lo que se había metido.
"Desnúdate", le ordenó Levi, lo que la sacó de sus pensamientos.
Emma asintió e hizo lo que se le pidió. Como solo llevaba un vestido, quedó en ropa interior.
"Quítate el brasier y dejáte el calzón".
Ella hizo lo que se le pidió y sus inmensos senos rebotaron en el proceso. El sostén resbaló de sus manos y todó al suelo.
"Date la vuelta", demandó él, mientras abría un cajón y sacaba una venda.
Acto segudio se acercó a Emma y le vendó los ojos. Se calmó al notar que ella no ponía resistencia a sus indicaciones. Luego la tomó del brazo y la llevó hasta donde quería.
Ella no sabía a dónde la llevaba, pues no podía ver, pero cuando se detuvieron, sintió algo suave contra su pierna. Concluyó que estaba frente a una cama.
Comenzó a entrar en pánico cuando Levi la liberó y empezó a man*searla. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que nadie la tocaba, las sensaciones eran causadas por el aire contra su piel.
"Levi...", lo llamó.
por su parte, el hombre sonreía con satisfacción, complacido por las curvas de Emma.
Cuando ella comenzó a moverse, el la abrazó para inmovilizarla. Acto seguido, la empujó, para que cayera sobre la cama. Ella jadeó.
"No te muevas", le indicó, mientras se quitaba la camisa.
Al instante, Emma se quedó quieta.
Levi había visto, apachurrado y lamido los s*nos de Gianna, pero hasta él reconocía que los de Emma eran más firmes y grandes. Sus rosados pez*nes lo seducían y, en un impulso, se llevo uno a la boca.
Emma jadeó e intentó alejarse, pero Levi la apretó con fuerza y con una de sus inmensas manos le inmovilizó los brazos. Después, comenzó a succionar con más fuerza su ch*chi.
Emma g*mió, aunque no de placer, sino de dolor, pues él le razgaba con los dientes su sensible p*zón.
"Ahh, Levi... ¡para, por favor!", pidió, pero él siguió torturándola.
Emma movió sus piernas y para detenerla, Levi se sentó sobre ellas, lastimándola en el proceso.
Levi hacia peqiueñas pauss. En esos momentos, Emma trataba de liberarse con más fuerza. Cansado de la situación, Levi le metió un manotazo en la pierna izquierda.
"Te dije que no te movieras", señaló, antes de colocarla boca abajo en la cama, con un movimiento rápido. Ella quedó con el c*lo al aire.
Los fríos ojos de Levi brillaron al ver la carnosa retaguardia de Emma.
Levi le dio una suave palmada en el glúteo derecho.
"¿Estás dispuesta a aceptar el castigo que te daré?", preguntó.
Emma asintió, pero Levi quería escucharlo de viva voz, así que le dio otra nalg*da, esta vez más fuerte, y le demandó: "¡Habla!".
"S-Sí", respondió Emma.
"Bien".
Emma no sabía cómo nombrar a lo que sintió en ese momento, pues todo era nuevo para ella. Al principio sintió placer, pero luego se sintió asqueada.Sin importar cuál fuera la emoción que sentía, se dejaba llevar cada vez más.
Jadeó al sentir otra nalg*da. Las lágrimas comenzaban a rodar por sus mejillas, mientras que Levi alternaba entre nalg*das débiles y fuertes. Para aumentar el castigo, Levi la hacia contar los golpes que le daba.
"Treinta", soltó Emma, con la voz quebrada. El castigo había sido tal que ella ya no sentía la c*la. Por su parte, Levi se concentró en la forma en la que la blanca piel se volvió roja.
Satsifecho por el resultado, volteó a Emma. Su vista bajó casi al instante a sus s*nos y sintió unas inmensas ganas de chuparlos, pero logró contenerse. Sabía que tenía que hacerlo, o de lo contrario terminaría pen*tradno a la mujer que odiaba.
Necesitaba tener el control sobre su cuerpo y recordar que su misión era atormentar sexualmente a esa mujer, hasta que ya no soportara más y accediera a todos sus deseos.