Capítulo 15
1080palabras
2024-04-22 10:43
Adán, el amigo de Levi, llegó antes de las nueve. Emma le sonrió apenas entró a la casa y él la saludó con un beso en la mejilla.
"¡Qué guapa eres, Emma! Levi es muy afortunado de tenerte", comentó Adán, apenas se separaron.
Emma solo sonrió y asintió, aunque por dentro esperaba que su hombre lo supiera.
Acto seguido, le pidió que tomara asiento, en lo que llegaba su esposo. «¿Por qué tardará tanto en bajar?”, se preguntó.
"Entonces, ¿cómo va tu matrimonio con Levi?", preguntó Adán, acomodándose en el sofá.
Ella se sentó en el otro extremo y sonrió, antes de contestar: "Todo bien. ¿Y tú? ¿Cuándo piensas sentar cabeza?".
"Estoy esperando a una chica como tú, que sea capaz de que un destramado siente cabeza. Bueno, aunque mi caso es un poco más problemático que el de Levi, pues a diferencia de él, yo no sé amar. Él está profundamente enamorado de Gianna y yo... Oh, lo siento", se disculpó Adán, al darse cuenta de su indiscreción.
"No tev preocupes. Pero eso de que no sabes amar es imposible”, señaló Emma con una sonrisa.
"De verdad que no sé”, insistió el hombre.
"¿Acaso no amas a tu madre?", preguntó Emma.
"No tengo mamá. Me refiero a que nunca conocí a mi mamá", explicó el hombre.
"Lo siento. No lo sabía. ¿Qué me dices de tu padre? ¿No lo amas?", sondeó.
Adán se limitó a negar con la cabeza.
"¿Qué hay de tu hermana? ¿O hermano? ¿Alguno de tus parientes?", insistió Emma.
"Levi y su madre son la única familia que conozco. Y por supuesto a ti, ahora que eres la esposa de Levi", explicó, con una expresión inescrutable.
"¿Qué me dices de Gianna?", cuestionó Emma.
Adán esbozó una enigmática sonrisa y se encogió de hombros. Emma estaba a punto de hablar de nuevo cuando vio a Levi caminando hacia ellos.
Adán se giró hacia él y se levantó. Levi lo saludó con un fraternal. Luego, se sentó junto a ella. Emma le sonrió, pero el hombre apenas y le dedicó un vistazo.
"Amigo, ahora te ves mucho más guapo. Parece que la vida de casado te sienta bien y parece que la encantadora dama a tú lado te trata de maravilla. Espero que siempre seas amable con ella", dijo Adán, guiñándole un ojo a Levi.
"¿Por qué mejor no me dices la razón por la que estás aquí?", respondió Levi, visiblemente irritado. Sin embargo, su amigo, acostumbrado a sus desplantes, únicamente sacudió la cabeza.
Levi se levantó y miró a Emma diciendo con calma. "Prepáranos algunos bocadillos, en lo que le enseño algo”, le indicó, con calma, Levi a su esposa, antes de levantarse.
Emma asintió y sonrió, aunque el hombre no le devolvió el gesto.
Levi y Adán abandonaron la sala y subieron al segundo piso.
«¿Qué sera lo que quieren enseñarle a Adán» se preguntó Emma, en su camino a la cocina.
Apenas llegaron al segundo nivel de la casa, Adán habló.
"Espero que estés tratando bien a Emma, amigo", comentó.
Levi no se inmutó y camino hasta el cuarto con la puerta negra. Su amigo lo siguió.
"Quiero cambiar la cerradura por un panel que responda tanto a mi huella digital como a una combinación de números", expresó Levi.
"¿No me digas que planeas convertirla en tu sumisa? Este es tu cuarto de juegos, el museo de todos tus fetiches… Espero que no la hayas traído aquí”, dijo Adán, haciendo una mueca.
"Ya la traje aquí", indicó Levi.
"¿Por qué? Podrías haberla llevado a cualquier cama para hacerle el amor".
"No la amo", confesó Levi, abriendo la puerta de par en par al entrar.
"No deberías haberla traído aquí", se lamentó Adán, recorriend el lugar con la mirada.
"Ella me provocó. Además, no tiene nada de malo, pues es la única", explicó Levi.
"No, amigo. Si quieres que ella te devuelva tu libertad, deberías tratarla bien. Así, un día, sin que te des cuenta, te sorprenderás al darte cuenta de que ya te dio lo que quieres. Es más fácil conseguir lo que quieres de ella si no la lastimas. Si tus suegros se enteran, especialmente su madre, es posible que te metan a la cárcel...”.
"Ella ya acepta someterse a mí", comentó Levi.
"¿Q-Qué?", soltó Adán, asombrado.
"Ella no es tonta, ya se había dado cuenta de la existencia de este lugar. Y puedes ahorrarte tus comentarios que nunca cambiaré de opinión: le haré la vida imposible hasta que me de lo que quiero. No te preocupes, que me aseguré de que no comenté de esto con sus padres”.
"Vi que tenía un pequeño moretón en la cara y otro en el brazo. Trabajé con el FBI durante un año, así que estoy entrenado para tener los ojos abiertos. Tú se los hiciste, ¿verdad?", sondeó Adán.
"Ah, hombre, la verdad es que no estoy seguro. Le pedí una y otra vez que me diera mi libertad, pero ella se negó tanto que, de repente, mi cuerpo actuó por sí solo", suspiró Levi.
"Sabes que trabajo para que se cumpla la ley y si llegas al punto de casi mat*rla...", comenzó Adán.
"No soy un asesino", lo interrumpió Levi.
"Seré yo quien te meta tras las rejas", dijo Adán, con una sonrisa sin ápice de humor.
Levi sacudió la cabeza y, después, ambos salieron del cuarto.
"Aprende a controlarte, hombre. Al ser dominante, tienes que controlarte a ti mismo", lo reprendió Adán. "Por cierto, dijiste que ella aceptó someterse a ti, pero yo tengo una pregunta para ti”.
Levi se detuvo y se volteó para verlo.
"¿Estás seguro de esto?", cuestionó Adán.
"Es la única manera", respondió Levi.
"Hay muchas maneras. De cualquier forma, estaré fuera del país por varios meses por una misión, así que no hay nada que pueda hacer”, suspiró Adán, negando con la cabeza, antes de colocar una de sus manos sobre el hombro de su amigo. "Piensa en lo que harás antes de hacerlo, pues tus acciones tienen consecuencias. Emma es una chica sexy, si no consigues amarla, déjame cortejarla”, agregó.
Como respuesta, Levi le metió un puñetazo en el estómago.
"¿Qué ching*dos, hermano? Solo bromeaba. Además, dices que ella ni siquiera te cae bien, entonces, ¿por qué te molestas? Me da la impresión de que no quieres soltara y, para que lo sepas, eso es…”.
"Eres un playboy, hermano", lo interrumpió Levi, dándole una palmadita en la espalda.
"Exclamó el sádico", dijo Adán, sonriente.
"Únicamente cuando es estrictamente necesario".