Capítulo 14
792palabras
2024-04-22 10:43
Emma se despertó sintiendo un poco de dolor en el cuero cabelludo, en la cara e incluso en el brazo por el que Levi la había arrastrado hasta el cuarto. De hecho, ya le estaban saliendo moretones. También tenía otro en la mejilla en la que Levi le había metido una cachetada. Suspiró frente al espejo. Sabía que Levi se mostraba duro con ella, pero estaba segura de que en su corazón todavía había bondad: después de todo, se había desmayado y él la había llevado a su cuarto y, aunque no la vistió, la cubrió con un edredón para que no pasara frío.
«Tal vez necesita un poco de tiempo. Mientras tanto, haré todo lo que pueda para complacerlo, incluso si eso significa soportar sus castigos», se dijo.
Emma salió del baño y se vistió, antes de bajar a preparar el desayuno. Incluso si Levi la despreciaba a muerte, se comió lo que ella le había preparado y ella agradeció el gesto. Incluso si no le resultaba fácil asimilar que Levi era un sádico, haría todo lo posible para aceptarlo y complacerlo. Incluso si la lastimaba, no creía que la fuera a matar. Algo le decía que nunca llegaría ese punto. Sin embargo, reconocía que la noche anterior había sentido mucho miedo y probablemente por eso se había desmayado.

«Fue excesivo que me esposara y vendara los ojos. ¿Por qué un hombre como él se convertiría en un sádico?», se preguntó.
Apenas terminó de preparar el desayuno, todos los recuerdos de la noche anterior se esfumaron de su cabeza.
"Buenos días", lo saludó.
Levi simplemente la miró y acercó una silla. Sabía que no quería verla mientras comía. “Necesito paz cuando como, al menos dame este momento", le había dicho ayer.
Emma fue a la sala y tomó la aspiradora. Apenas eran las siete de la mañana del domingo y no tenía idea de si Levi tendría que ir a la oficina.
Cuando terminó de aspirar la alfombra, regresó a la cocina a lavar los platos.

Ella estaba de acuerdo con el frío trato de Levi, de hecho, nunca se había quejado por eso. Sin embargo, no le parecía que Gianna fuer a vivir bajo el mismo techo.
“¿Qué pasa si se encuentran afuera y hacen cosas a mis espaldas?”, murmuró Emma, mientras lavaba los trastes. Seguía haciendo eso cuando Levi se apareció en el pasillo y se le quedó viendo. Al principio, ella se sorprendió, pero se sobrepuso rápidamente.
"¿Ne…Necesitas algo?", preguntó, casi tartamudeando.
Levi la miró fijamente durante unos segundos. Ella vio cómo el hombre la examinaba de pies a cabeza, com si quisiera encontrar algo en su blusa blanca de cuello v y su short. Vio cómo la frente de Levi se arrugó y su mirada se detuvo en su rostro, particularmente en el moretón cerca de sus labios.

Emma no necesita quejarse al respecto, pues sabía que esa herida era causa de su egoísmo. ¡Si tan solo le hubiera concedido su deseo a Levi!
"Adán vendrá a las nueve. ¿Podrías cubrirte el moretón de tu cara con maquillaje?", le dijo Levi, en un tono que sonaba a orden.
"¿Algo más que necesites?", preguntó Emma colocando un plato sobre el escurridor.
"Si te refieres a Gianna, ella sabía que estoy casado, pero está dispuesta a esperar por nuestro divorcio. Si no empiezas el proceso, seré yo quien lo haga”, dijo Levi.
"Pues ni así lo firmaré", respondió ella, mientras miraba directamente sus profundos ojos verdes.
"Entonces te castigaré hasta que lo hagas”, respondió él, con una sonrisa maliciosa.
"Oh. ¿Será algo como lo que me hiciste ayer en el cuarto de juegos? No sé cómo, pero evitaré que traigas a tu p*ta a nuestra casa y…" no terminó, pues Levi cerró la distancia entre ellos a zancadas y la tomó del pelo.
"¿Qué dijiste?", escupió, furioso.
“Que Gianna es una p*ta", repitió ella, a pesar del dolor.
Al instante, la mano de Levi impactó en su mejilla. Comenzó a llorar y soltó el plato, que se hizo añicos en el suelo.
"¿Cómo te atreves a hablar de ella así?", cuestionó él, antes de empujarla contra el lavabo.
Levi la había vuelto a lastimar y sabía que sería algo a lo que tendría que acostumbrarse. Se secó las lágrimas y le sostuvo la mirada a su agresor.
"Ahora, ¿qué me miras? Apenas Adán se vaya, te quiero en el cuarto. Y para tu información, Gianna vendrá a vivir con nosotros el martes y no podrás hacer nada para impedirlo”, le explicó Levi, con maldad, antes de irse.
Recogió los restos del plato, ignorando el dolor en su espalda. Regresó a su cuarto y, tras bañarse, se aplicó un poco de la crema contra moretones que Levi le había dejado.