Capítulo 59
1167palabras
2024-03-07 00:02
"Puede que te guste la película si la ves sin prejuicios", Easton dijo sin querer, con una sonrisa, después de que Rodrigo se quejara de tener que ir a ver una película de animación con Raelynn.
Al escucharlo, Rodrigo suspiró. "Ni siquiera tengo ganas de comer porque sé que en el menú de 5 platos solo hay filetes de pollo secos e insípidos y Dios sabe qué otras cosas", dijo, negando con la cabeza. "Ayer me llevó a un restaurante indio-chino y mi estómago estuvo molestándome durante horas. Como no quería mostrarme como un cobarde frente a ella, no pude decir nada de lo picante que estaba toda la comida".
Por otro lado, Raelynn esperaba con ansias su llegada y se había puesto un suéter color melocotón que le quedaba grande, calzas negras de piel sintética y zapatillas deportivas. Cuando Rodrigo entró en su casa, ella lo recibió con una gran sonrisa.

"Qué sonrisa tan encantadora", Rodrigo dijo, besándola. "Aceptaría ir a cualquier parte contigo si esto es lo que obtendré al llegar a casa". Raelynn se rio y fue a la cocina para buscar algo de beber.
"¿Qué tan efectiva es la pastilla del día siguiente?" Rodrigo agregó entre risas, mirando la pestaña que ella había dejado abierta en su computadora portátil.
"Oh, no", Raelynn exclamó, corriendo hacia él para cerrar la computadora portátil y fulminarlo con la mirada. "Gracias a tu descuido y a que te aprovechaste de una mujer borracha e inocente, tuve que buscar una pastilla lo antes posible. Todavía no han pasado tres días".
Rodrigo la agarró por la cintura y la acercó a él, riéndose. "Si vas a tomar la pastilla, entonces deja que me aproveche de ti de nuevo", dijo.
"No", Raelynn respondió. "Ya es hora de ir a ver la película. Cámbiate que llegaremos tarde. Los del cine tienen un tazón Southwest Cabana que me muero por probar".
"¿Es en serio?" Rodrigo preguntó con el ceño fruncido. "La sazón mexicana de la señora Marlow es mucho mejor que la de ese lugar".

"Es diferente cuando comes mientras ves una película", Raelynn afirmó, poniendo los ojos en blanco. "Deberíamos probarlo algún día en casa".
"Entonces, me gustaría poder escoger la película", Rodrigo dijo.
"Lo que sea", Raelynn afirmó con un suspiro. "Date prisa que nos tenemos que ir y me muero de hambre".
Al final, pese a que Rodrigo disfrutó mucho la película, negó por completo haber visto incluso una pequeña parte de ella. En cambio, Raelynn se distrajo mucho porque Rodrigo no la dejaba concentrarse.

"Eres el peor compañero para ver una película", se quejó. "¿Por qué no puedes quedarte quieto?" Fastidiada, le dio un puñetazo en el brazo mientras caminaban hacia el estacionamiento.
"Por favor", Rodrigo exclamó. "¿En serio esperabas que viera toda la película y que no te tocara?"
"Sí", Raelynn respondió con firmeza. "Incluso me perdí el primer beso de los protagonistas porque nos estábamos besando. Es más, creo que me perdí casi todos los mejores momentos de la película por estar lidiando contigo".
"¿Y cuál es el problema?" Rodrigo preguntó, encogiéndose de hombros. "¿Acaso te estás quejando de que sea bueno besando?" La empujó suavemente contra su auto y la enjauló entre sus brazos para inclinarse y darle un largo y profundo beso.
"Quiero hacer mucho más que besarte esta noche", dijo. "Me estoy volviendo loco esperándote". Luego le abrió la puerta del auto y esperó a que ella se sentara para abrocharle el cinturón de seguridad.
"Espera un segundo, ¿qué quieres decir con volverte loco esperándome?" Raelynn preguntó apenas él se sentó en el asiento del conductor.
Rodrigo la ignoró, pero Raelynn no se molestó en insistir, ya que él entró en la autopista a una velocidad maniaca. Sin embargo, una vez que salió para entrar a las calles más angostas que los conducirían a la casa, ella volvió a preguntar.
"Lo hicimos una vez cuando estaba borracha, ¿verdad?"
Rodrigo resopló.
"¿Qué pasa?" Raelynn preguntó, confundida.
"Eres demasiado ingenua, Raelynn", Rodrigo dijo. "Solo estaba bromeando, pero tú te apresuraste a buscar sobre las indicaciones de la pastilla siguiente y a reprocharme cosas".
"¡Mentiroso!" Raelynn gritó, golpeándolo varias veces en el hombro apenas el auto se detuvo frente a la casa.
"Eso duele", Rodrigo se quejó. "No me golpees tan fuerte en el brazo. Todavía no estoy curado del todo".
"Oh, no, perdón", Raelynn dijo. Como estaba arrepentida, masajeó su brazo suavemente y lo besó para mostrarle lo arrepentida que estaba y lo mal que se sentía.
"Es un poco más arriba de donde me besaste", Rodrigo afirmó.
Raelynn volvió a besarlo un poco más arriba, casi llegando a su hombro.
"Más arriba", Rodrigo fue guiándola. "A ese lado no, al otro".
"¿Todavía te duele mucho?" Raelynn preguntó, preocupada, ya que pensaba que le había hecho daño.
"Como te dije, eres muy ingenua", Rodrigo dijo con una sonrisa. "No tengo ninguna herida en el hombro. Me viste sin camisa anoche y creo que notaste que todas mis heridas estaban en mi espalda. Por suerte, las de mi estómago ya están curadas".
Raelynn puso los ojos en blanco. "Cretino", lo insultó y lo golpeó en todos los lugares donde lo había besado. Incluso le jaló el cabello.
"Eso duele, Raelynn", Rodrigo se quejó, sentándola en su regazo y besándola con pasión.
"Eres un mentiroso y solo te creo porque suenas muy convincente", ella lo regañó. "Pensé que de verdad te había dolido". Lo golpeó en el pecho varias veces y luego lo besó en los labios.
Mientras se besaban, Rodrigo pasó sus manos por debajo de su suéter.
"Quiero que me beses así siempre", dijo y cerró los ojos para gemir cuando Raelynn le besó la mandíbula, arrastrando sus labios a lo largo de su cuello.
Por desgracia, mientras estaban ocupados besándose, alguien golpeó la ventana del auto con fuerza y ambos se soltaron para voltear y encontrarse con Amelia, quien estaba parada, mirándolos con odio. Aclarándose la garganta, Raelynn volvió a su asiento antes de salir del auto.
"¿Esto era lo que se suponía que estabas haciendo cuando me dijiste que estabas ocupado?" Amelia preguntó, furiosa y cuando Rodrigo se bajó del auto, ella lo empujó.
"Amelia", él empezó, pero ella no lo dejó terminar.
"¿Qué es lo que tanto te atrae de esa p*rra?" Amelia preguntó, negando con la cabeza. "No puedo entenderlo. Estás detrás de esa arpía que te engatusó con el cuento de que tenía un novio y…"
"¿P*rra? ¿Arpía?" Raelynn preguntó, indignada, pero Rodrigo impidió que se acercara a Amelia.
"Raelynn, deja que me encargue de esto, por favor", él dijo en un tono suplicante.
"Yo también puedo encargarme de esto", Raelynn espetó. "¿Cómo es posible que ella me esté insultando y tú no digas nada?"
"Raelynn, por favor, entra en la casa", Rodrigo dijo. "Esto es entre Amelia y yo. Apenas termine con ella, iré a hablar contigo".
"¡No tenemos nada de que hablar!" Raelynn gritó, corriendo hacia la casa sin poder evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas.