Capítulo 44
964palabras
2024-02-21 10:30
Después de revisar la receta en internet por unos minutos para hacerse una idea, fue directo a la cocina, y cuando entró, vio que la cocinera nueva ya tenía todo listo para comenzar, mientras que la antigua cocinera estaba batiendo manjares, uno tras otro.
"¡¡Guau!! Camarones al vino con ajo, costillas braseadas, pescado ennegrecido al estilo cajun, ¿y qué es esto?", preguntó Raelynn, apuntando a un arroz amarillo que olía distinto a lo que estaba acostumbrada.
"Se llama Geelrys. Es un tipo de arroz amarillo sudafricano que le encanta al jefe", respondió la cocinera nueva.
"Pues claro", dijo Raelynn, pero por dentro se preguntaba si acaso Amelia le había presentado ese plato. Sin embargo, prefirió ignorar los celos y concentrarse en la tarea que tenía entre manos.
Mientras la chica caramelizaba el azúcar en una cacerola y se preguntaba cómo iba a hacer para terminar todo en menos de tres horas, los perros corrieron ladrando hacia la puerta principal, enloquecidos por la emoción.
"¡M*erda! ¡¡No me digan que ya llegó!!", exclamó Raelynn.
Enseguida, se ordenó el cabello ocultando las mechas rebeldes detrás de la oreja, y se arregló la falda. Como el pastel requería al menos siete capas distintas, horneadas una a la vez, ella tenía pensado vestirse más apropiadamente después de meter la primera capa al horno. Sin embargo, parecía que Rodrigo había llegado a casa antes de lo esperado. Por eso, se acercó a mirar la puerta con preocupación una vez que la empleada la abrió.
Después de eso, Raelynn regresó a la cocina aliviada, pues no era su esposo, sino el ama de llaves que venía a ver si todo estaba en orden, pero la recién llegada frunció el ceño al ver el estado en el que se encontraba la cocina.
"Señora Marlow, ¿podría decirme qué está pasando aquí?", le preguntó el ama de llaves a la cocinera antigua, ignorando por completo a las otras dos mujeres.
Seguidamente, el ama de llaves miró con disgusto a Raelynn cuando la vio poner la primera capa del bebinca en el horno para luego correr al segundo piso. Después de peinar su cabello y vestirse elegante, Raelynn regresó a la cocina, pero cuando en el camino escuchó a los perros ladrarle al jardinero que pasaba, les dio estrictas órdenes a los animales para que no la confundieran más con sus ladridos.
Ya en la cocina, la joven empezó a juguetear con sus dedos y le preguntó a ambas cocineras: "¿Creen que le gustará?".
"¿Por qué no prueba un poco para sentirse más segura? Se ve perfecto y huele delicioso; oscuro y húmedo, tal como debe ser", le aseguró la cocinera nueva.
Raelynn se preguntó si eso sería una buena idea, pero después de enfriar el postre por 45 minutos y ponerlo de cabeza para sacarlo del molde, se sorprendió al descubrir lo deliciosos que pueden ser los ingredientes más simples cuando se ponen en capas alternadas como en el bebinca.
"¡Rayos! Si él no llega pronto, quizás me lo termine comiendo todo yo sola" dijo ella, tras comerse una rebanada completa de un solo bocado.
En ese momento, el ama de llaves regresó a la mansión, pero esta vez acompañada por el chef de Álvaro, quien llevaba una tarta bebinca de dieciséis capas.
"¿Qué es esto?", preguntó Raelynn confundida.
"Cuando el amo pide algo, solo recibe lo mejor. Por eso, cada receta que le preparamos ya ha sido probada y modificada varias veces hasta alcanzar la perfección. Por lo mismo, no se puede simplemente improvisar algo y obligarlo a comer", respondió el ama de llaves con voz férrea.
Raelynn quedó desconcertada al escuchar ese tono de voz, e incluso pensó en responderle que ella no era un fósil viviente como para haber conocido a Rodrigo desde hace tanto tiempo y probar y modificar recetas, pero el ama de llaves todavía no había terminado.
"Y encima, siendo su esposa, ¿por qué no sabe que él es alérgico a los pistachos?", le reclamó la empleada.
"¿Es alérgico?", preguntó Raelynn, desanimada al escuchar eso, ya que pensaba agregarle algunas rodajas de almendras tostadas y pistachos triturados como vio en la receta en línea para que quedara perfecto.
Sin embargo, el ama de llaves continuó con su agresión y exclamó: "Una cosa es preocuparse mucho por él, y otra muy distinta es estar muy ansiosa por complacerlo".
"Debería haber preguntado por sus alergias, pero es que salí cansada del trabajo y cuando comencé a preparar el postre, me dejé llevar y no pensé nada acerca de las alergias y esas cosas", respondió Raelynn, culpándose a sí misma por no haberse dado cuenta antes.
"Tú y tu cocinera son nuevas y todavía no saben nada sob— ".
"¡Claudette, ya es suficiente!", la interrumpió la abuela de Rodrigo, que estaba parada cerca de la entrada principal.
Había venido a visitar a su nieto, pero cuando vio al ama de llaves hablándole de esa manera tan irrespetuosa a Raelynn, se sorprendió.
"¿Tienes idea de cómo reaccionarían Álvaro o Rodrigo si vieran cómo le faltas el respeto a Raelynn? Tienes suerte de que sea yo y no ellos", dijo la abuela.
"Pero el amo— ".
"Él es tu amo, no el de Raelynn. La esposa de tu jefe es la jefa suprema en esta casa, así que no le faltes el respeto. Y nunca más planees artimañas tan escandalosas", le reclamó la anciana apuntando hacia el postre gourmet que el chef había dejado sobre la mesa.
"Solo quería asegurarme de que el joven amo obtuviera lo que quería", respondió el ama de llaves con amargura.
"Además, es tu culpa el no haberle contado a su esposa sobre sus alergias. Dime, ¿de qué sirve mantenerte aquí si haces lo que te da la gana en lugar de ayudar de la mejor manera posible?".