Capítulo 22
845palabras
2024-01-22 11:16
Esta chica tenía las mejillas sonrosadas, y las pestañas largas y rizadas. Rodrigo estaba tan perdido en sus ojos que apenas era consciente de nadie más a su alrededor en este momento.
"Ni siquiera puedo enojarme con ella," pensó mientras le quitaba un mechón de cabello de la cara.
Raelynn olvidó respirar desde el instante en que este hombre presionó sus labios contra su mejilla. El ligero toque de sus cálidos dedos era eléctrico. Quería acercarlo más a ella y capturar sus labios con los suyos. Dejó escapar un pequeño suspiro, retorció sus delicadas manos contra la corbata anudada en sus muñecas y trató de hablar con él.

Se veía demasiado dulce y vulnerable para Rodrigo.
"¿Qué?" Él por fin le quitó la mordaza de la boca y apartó la mirada de su boca.
"Quiero orinar."
"Vaya manera de arruinar el momento. Buen trabajo." Easton, que estaba sentado justo frente a ellos con una vista clara de los dos, soltó una carcajada.
"¡Claro que no! Nunca volveré a confiar en que no vayas a escapar. No podrás ir al baño." Rodrigo cerró la puerta y caminó hacia el lado del conductor.
"Por favor, es urgente."

"¿Quieres que vuelva a poner esto en tu boca?" Le mostró el pañuelo de bolsillo.
"Mi vejiga va a explotar."
El hombre tan solo la ignoró y puso el vehículo en marcha. Respondió las llamadas de su padre una vez que llegaron a una rampa que daba a la autopista. El corazón de Raelynn comenzó a latir fuerte con miedo y apenas podía respirar cuando el auto aceleró. Rodrigo se abrió paso entre el tráfico como un loco mientras mantenía una acalorada conversación por teléfono. Su padre estaba molesto porque se había ido sin sus guardaespaldas.
En cuanto colgó, sus amigos se abalanzaron sobre él con burlas.

"No todos los días el grande y poderoso Rodrigo Casares pierde el control. Sin embargo, ya pasó dos veces solo en este mes y eso que ni siquiera estamos a mitad de enero." Alfredo se rio entre dientes desde atrás.
"Raelynn, él te culpó por el beso la última vez, pero ahora lo vi con mis propios ojos. No tuviste nada que ver, esta vez lo hizo él solo," añadió Easton.
"Vamos, tenía que besar a la novia en algún momento. ¿Por qué estás tan callada, Raelynn?" preguntó Alfredo, a lo que Rodrigo se rio entre dientes.
"No les dirá nada hasta que salgamos de la autopista. Todavía no está acostumbrada al modo en que conduzco. Desátala por mí, por favor," ordenó Rodrigo y metió la mano en su bolsillo para sacar el anillo que se suponía que Raelynn debía llevar en su mano.
Pensó que este era el mejor momento para obligarla a ponérselo sin comenzar a discutir.
"Toma, terminemos la ceremonia para que no tengamos que volver a reunirnos por esta cosa sin importancia."
La chica se frotó las muñecas y le quitó el anillo de las manos. Rodrigo tenía la mirada fija en el camino mientras ella tomaba su mano entre las suyas. Justo cuando lo deslizó en su dedo anular en silencio, escucharon un disparo.
Rodrigo miró hacia atrás por un segundo y frenó en seco. Un Range Rover negro se detuvo al lado del pasajero y bajó la ventanilla del asiento trasero. Raelynn abrió los ojos de par en par cuando vio a un hombre apuntarles con un rifle, sobre todo a Rodrigo.
"¡¡¡Rodrigo!!!" gritó la chica horrorizada y se cubrió la cara.
"Tranquila, el cristal es a prueba de balas."
De repente, escucharon más disparos desde la parte trasera dirigidos contra el Range Rover y un Ford Escape. Raelynn miró por el espejo retrovisor y vio que los vehículos de los guardaespaldas de Rodrigo estaban alcanzándolos en fila recta, disparando a los hombres en las camionetas.
Lanzó su cuerpo hacia Rodrigo y su cabeza se balanceó a un lado, cayendo sobre su hombro.
"Raelynn..." La rodeó con su brazo y le dio unas palmaditas en la mejilla, tratando de despertarla.
"Se desmayó. Después de pedir ayuda como una loca un par de veces, en realidad se desmayó," comentó Alfredo. "Debe haber visto cómo le disparaban a uno de esos hombres." La movió a una posición más cómoda y la dejó tranquila hasta que salieran de esta situación.
"¿Revisaste su pulso?" le preguntó Rodrigo, mirando el rostro de Raelynn mientras una gota de sudor corría por la garganta de la chica.
"¡Oye! Yo soy el médico. Mantén tus ojos en el camino, no en tu esposita."
Estaba hablando por teléfono con sus hombres, dándoles instrucciones. Luego salió de la autopista cuando ya era seguro.
"Algo me dice que el padre de Raelynn va a solicitar el divorcio de inmediato," especuló Easton. "Primero, hiciste que pareciera que tus enemigos estuvieron detrás del secuestro y ahora esto. Sufrió dos amenazas a su vida."
"Ah, bueno..." Rodrigo condujo de regreso al lugar del evento, pero vio que la mayoría de las personas estaban de pie junto al camino de entrada. "¡Despiértala!" le dijo a Alfredo con urgencia y pisó el freno.