Capítulo 21
928palabras
2024-01-22 11:14
"¡¿Este auto es de los 90's o qué?!" gritó Raelynn a los chicos, frustrada. Luego fue el turno de regañar a Damien. "Estos sujetos deben devolverte el dinero. No sé cómo, pero te lo devolverán. Si no se hubieran equivocado y no se hubieran llevado a la chica equivocada, no habríamos terminado así."
Se detuvo en una gasolinera y salió solo con un zapato. A pesar de toda la conmoción y el estrés, se miró en el espejo lateral para asegurarse de que su cabello y maquillaje estuvieran bien.
"Raelynn..." Damien salió del vehículo para seguirla.
"¡No me hables!" Tenía miedo de ver a Rodrigo y estaba a punto de correr hacia la tienda para evitarlo, pero Rodrigo la sujetó por detrás en cuanto ella tocó la manija de la puerta.
"¿A dónde crees que vas?" La llevó a un lado y dejó caer el otro zapato a sus pies.
La chica contempló el zapato como si fuera la cosa más interesante del mundo.
"Sigo esperando, continúa... Mi medidor de est*pideces está esperando las tonterías que tengas que decir," exigió el hombre en voz baja, mezclada con ira.
Ella evitó su mirada y observó en dirección a Damien, que se encontraba a unos metros de distancia. Cuando se acercó un paso, Easton lo detuvo.
"Espera, están teniendo un momento especial," le dijo con bastante seriedad.
"No soy su hermanito como para quedarme a un lado, mirando cómo tienen un momento especial. Dile a tu amigo que se calme. Está reaccionando como si su verdadera novia lo hubiera plantado en el altar."
Raelynn movió la mirada de su zapato a los de Rodrigo, como si esperara que hacer esto la librara de su situación actual.
"Lo siento," murmuró ella.
"¿Qué dijiste?" El hombre casi gritó en su cara.
"Que lo siento..." Ella miró los números romanos en el reloj de pulsera de Rodrigo.
Él la tomó de los brazos con fuerza y la sacudió.
"¿Acaso fui yo quien te llamó para pedirte que te casaras conmigo? ¿Por qué pasaste por tantos problemas solo para terminar huyendo? ¿Tienes idea de lo mal que se verá para el público?"
"¡Ay, ya basta! Me vas a romper los brazos de tanto apretarlos."
Él la acercó y le rodeó el cuello con una mano, obligándola a mirarlo a los ojos.
"Ahora mismo, quiero hacer mucho más que solo eso. ¡Respóndeme, m*ldita sea!" Le agarró el cabello con la mano libre.
La mirada de la chica se dirigió a sus labios y la cercanía a él la hizo sentir nerviosa. Sujetó su propio vestido con impotencia, luchando contra el impulso de abrazarlo.
"¡Oye! Tranquilo." Damien colocó una mano firme sobre Rodrigo y le pidió que se alejara de la pobre mujer. "Ella no quería tener nada que ver contigo. Fue idea mía. Pensó que funcionaría, pero después de ver a los locos de tu padre y tu novia, lo pensó mejor. Sus padres no la escucharon y no encontró otra salida."
El hombre ignoró a Damien y se giró hacia Raelynn.
"¿Es verdad? ¿Y no pudiste habérmelo dicho?"
"Te lo estoy diciendo ahora," respondió con voz débil.
"¿Y esperabas que te dejara ir así? ¿Después de contarle a todo el mundo y cuando la ceremonia estaba a punto de terminar?" Miró a los dos supuestos secuestradores, que esperaban junto al vehículo. Tenían la mirada fija en las llaves del auto en la mano de Raelynn. "¿Esos payasos tienen cuerdas en su auto?" le preguntó a ella.
"¿Qué? ¿Por qué?"
"Tenemos que terminar lo que empezaste," respondió, sacando el pañuelo del bolsillo de su traje y metiéndolo en su boca.
"Tengo un traje de repuesto en la parte trasera de mi auto. Pásame la corbata," le ordenó a Alfredo, que estaba parado cerca de su auto. Raelynn gimió en señal de protesta mientras él la apretaba de las muñecas.
"Rodrigo, ¿qué haces?" le preguntó Damien.
"Un poco de control de daños. Pídeles a esos tipos que le tomen unas fotos y se las envíen a mi papá." Le quitó la corbata de seda a Alfredo de las manos y obligó a la chica a poner los brazos detrás para atarle las muñecas.
Raelynn siguió protestando, molesta con Rodrigo y su propio cabello, que caía sobre su rostro. Después de todo, este hombre había arruinado su hermoso peinado.
"Oh, cállate por un segundo, ¿sí? Supongo que haremos esto mucho más seguido." Apretó el nudo alrededor de sus muñecas.
"¡Id*otas! No en mi auto. Usen ese contenedor de basura de fondo," les ordenó a los chicos cuando el de la gorra negra estaba a punto de tomar una foto.
Después de enviarle las fotografías al padre de Rodrigo, Damien extendió la mano con la intención de quitarle la mordaza.
"Ah, no. Déjala así. No puedo conducir mientras ella habla. Es mejor así," le dijo Rodrigo.
"Te veré en la noche." Damien la besó en la mejilla, apartando su cabello a un lado y despeinándolo un poco más. Ella le frunció el ceño por no desatarla y por no pedirle un reembolso a los secuestradores.
Estaba a punto de darle otro beso cuando Rodrigo la tomó del brazo. "Debemos irnos antes de que lleguen los periodistas."
Ella le dio una patada en la espinilla y lo fulminó con la mirada mientras la arrastraba hacia su auto. Sus amigos saltaron a los asientos traseros. Entonces la empujó al interior y le abrochó el cinturón de seguridad cuando ella intentó decirle algo.
Tan solo ignoró sus quejas y le acarició la mejilla, besando el lado que Damien no había tocado.