Capítulo 12
1311palabras
2024-01-22 09:46
(Esa misma noche, en la casa de Damien...)
"Hoy he estado pensando todo el día, y he llegado a la conclusión de que no quiero cortar contigo.", le declaró Damien a Raelynn.
"Ay, gracias a Dios.", echó a correr ella hacia él para envolverle en un fortísimo abrazo. "Me viene muy bien, además, porque... necesito pedirte un favor."

"¿Un favor?"
"Hoy he ido a ver a la abuela de Rodrigo en su mansión, y he decidido que no quiero seguir adelante con este compromiso de pacotilla. Quiero que... me secuestres."
"¿Eh? ¿Estás loca...? ¿Cómo voy a hacer eso?"
"Me dijiste una vez que tu colega de Atlanta tiene algún contactillo por ahí..:"
"Raelynn, estamos hablando de gente armada que se dedica a liquidar o traficar con otros seres humanos como si fueran monedas de cambio... ¿Qué pasa si al final te acaban secuestrando de verdad, y te venden como esclava sexual, o algo parecido? No te conviene meterte en el mundo de los bajos fondos, ni a ti ni a nadie."
"Casarme con Rodrigo sería aun más peligrosa que eso, ya te lo adelanto. Tampoco hace falta que orquestemos un secuestro como tal, sino que simplemente me pondré a caminar hacia el coche negro que estará esperándome en la esquina de la calle antes de la boda, y tú llamarás entonces por teléfono a mi padre tapándote la boca con una toalla o algo así."

"¡¿Qué c*ño...?! No pienso hacer nada del estilo, Raelynn. ¿Estás majara, o que te pasa? ¿Qué pasa, que esa señora te ha amenazado o algo así?"
"Que va, ella es un encanto. Pero el padre de Rodrigo... ya es otro cantar. Hoy estaba de un humor de perros por haber discutido con su hijo por la mañana, y mientras estaba desayunando conmigo y la suegra, se dio cuenta de que una de las fresas que había en la cesta de la mesa estaba torcida, a pesar de que todo lo demás estaba en perfecto orden y simétrica armonía... Imagínate mis asombro cuando de golpe y porrazo empieza a despotricar y a poner a parir tanto al chef como a la sirvienta que había colocado la cesta. Tenías que haber estado para verlo, pero ya te digo que o uno u otro se acabó meando la ropa interior del miedo... De hecho, la criada se puso a temblar casi como si la estuvieras electrocutando."
"Vale, ¿y qué pasa? Tiene problemas de ira, pero no entiendo tanto miedo."
"La abuela dijo que también tiene problemas mentales, que está medicándose..."

"Raelynn, ya sabes como son nuestros mayores con el tema de la salud mental, que a cualquier trastorno o problema de estrés ya lo etiquetan como esquizofrenia o demencia. Seguro que no es más que un TOC, o simples problemas de ansiedad."
"Pero es que no es solo eso... Cuando llegué a su casa, Rodrigo estaba a punto de irse a algún lado en particular, y entonces vi a Vi a Amelia persiguiéndole hasta el aparcamiento y gritándole sin ningún escrúpulo de llamar la atención o molestar a nadie, a pleno pulmón... Esa z*rra, porque no tiene otro nombre, me ha puesto verde a mis espaldas de todas las formas habidas y por haber, empezando por 'escoria con patas', y terminando por la palabra que acabo de usar y muchas más."
"Pero, si lo piensas, yo también he hecho lo mismo con Rodrigo anoche, enterrándole en blasfemias... Es más, la chica esa tiene bastante derecho a ello, si te digo la verdad."
"Bueno, sí, pero la cosa tampoco acaba ahí. Cuando la tipa me vio, me miró como quien mira a un cochino en matadero, deseando degollarme... No me siento segura cerca de alguien que me odia tanto."
"No sé, pero me la sensación de te lo estás tomando a la tremenda...", le escrutó Damien con la mirada, y ella hizo todo lo posible por ocultar sus verdaderos sentimientos.
No quería desvelarle a Damien lo mucho que le dolió ver cómo Amelia le plantaba un beso a Rodrigo en cuanto la vio. Se acordaba aún de la abrupta manera en que, a pesar de estar inmersa en una discusión con él, de repente se puso casi a ronronearle, disculpándosele de manera seductora. Además, de fondo también le oscilaba ese recuerdo de labios levemente rollizos del otro hombre devorando los suyos, agradecidos por dejarse consumir... Ver a Amelia adueñarse de la boca de Rodrigo le afligió el corazón de una manera tan honda como inesperada.
En su momento, el hombre en cuestión le estaba dando la espalda a Raelynn durante dicho suceso, así que no se dio cuenta de nada hasta que la chica se alejó del sitio, lagrimosa. Cuando ella se giró una última vez para ver si todavía seguían besándose los otros dos, no pudo controlar el tumulto de emociones negativas que la asoló ante la indiferente mirada de Rodrigo.
Por si fuera poco, el mero hecho de ir a ver a su abuela y oír las cosas que decía la hizo sentirse aún peor.
"Rodrigo nunca te amará, Raelynn... Todavía no entiendo como lo suyo con Amelia habrá durado tanto, pero siempre ha sido un desconsiderado y grosero con todas las mujeres que la precedieron. A juzgar por las fotos de los artículos que acaban de salir en la prensa, veo que estás enamorada de él..., pero te aviso de que Rodrigo es incapaz de corresponder semejantes sentimientos, y acabarás saliendo escaldada, tarde o temprano. Lo mejor será que canceles la boda y te olvides de él de inmediato, antes de sufrir más por su culpa. Por otro lado, tampoco tienes que preocuparte de que Álvaro encuentre alguna sustituta que esté más interesada que tú en las riquezas de mi nieto, porque haberlas las hay, y a raudales. Se trata de un matrimonio de conveniencia, al fin y al cabo, y así debería seguir siendo."
La mente de la joven bullía todavía como consecuencia de las advertencias de la abuela, pensando que ya estaba con el agua hasta el cuello por haberse dejado llevar tanto con los sentimientos que le suscitaba Rodrigo. Ya había sufrido en sus carnes la horrible sensación que le generaba verle intimar con Amelia delante de ella, así que seguir presenciando ese tipo de escenitas durante un año de manera recurrente... seguramente acabaría por destrozar su espíritu para siempre. Intentó convencer a sus padres al respecto, pero ellos le respondieron por medio de una regañina que se eternizó hasta que llegó la medianoche y hubo que irse a la cama.
"No hay otra forma de salir de esto más que huir, y punto. Eso sí, temo que Álvaro, siendo tan rencoroso como es, se lo tome muy a pecho y busque tomar represalias contra nosotros, llegando incluso a contratar a alguien para que nos elimine... ¿Entiendes por qué no quiero tener nada que ver más con esta dichosa boda ni con Rodrigo?", le suplicó a Damien.
"Bueno... Hablaré el tema con mi colega, y veré qué puedo hacer, ¿vale? Venga, vamos al aeropuerto."
Tres guardaespaldas, dos de los cuales Raelynn ya había mencionado de antemano, se encontraban allí cuando salió con Damien, esperándola.
"El jefe quiere que la acompañemos al aeropuerto. Lorenzo también irá junto a usted durante el vuelo."
"¿Se sentará a mi lado?", preguntó con desánimo ella, desilusionada por haber comprado un billete de ida y vuelta para San Francisco con la intención de aprovecharlo para investigar más sobre Rodrigo y todo lo relacionado con él.
"Por supuesto que no, solo estará a su disposición para cuando le necesite."
"¡Ah, perfecto! O sea, no, no hace falta... No te lo tomes a mal, solo me sólo me preguntaba si... Bueno, pues que quiero un poco de privacidad y eso, ya me entiendes...", le miró ella con cara seria, tratando de explicarse.
"Raelynn, no tienes por qué darle tantas explicaciones. Venga, vámonos."