Capítulo 67
1149palabras
2024-03-11 08:48
No sé de qué manera describir mi sentir en estos momentos, estoy tan decepcionada del par que tengo al frente, ahora todo tiene sentido para mí de cierta manera, Cristina había estado presente en mi vida desde que tengo memoria y siempre para asegurarse de si algo bueno me pasaba a mí, ella quedarse con el crédito y buscar la manera de hacerme menos; ante mis desgracias ella se mostraba indiferente y en mis éxitos y momentos buenos se acercaba para tratar de arruinarlos, siempre fue un mala amiga, una mala mujer.
De Roberto sin palabras, en realidad no mire venir el golpe de ningún lado por parte de él, siempre fue un gran actor al parecer, como es que nunca me di cuenta de esa ambición sin límites.
Mientras ellos celebran su aparente éxito yo me lamento de ser tan tonta y que a pesar de que son un par de lo peor, tan malvados y despreciables, aun así, siento un poco de tristeza por ambos.
Roberto se acerca a mí con un cuchillo en la mano, que saco de uno de los cajones del escritorio en donde estaba sentado hace poco, él piensa terminar con esto de una vez por todas para asegurarse que toda mi herencia quede en sus manos; en ese momento veo pasar mi vida ante mis ojos, solo hay tristeza, desesperación y las humillaciones que había vivido, hasta que llegó Mort a mi vida... él me hizo sentir diferente él y mamá Consuelo con su compañía le dieron un nuevo sentido a mi triste vida, desearía que todo mundo fuera bueno pero como Consuelo me lo dijo en algún momento, hay personas que son pura oscuridad, que no hay ni un poco de luz en ellos y no se pueden salvar aunque se intenté, lo correcto sería que esas persona no estén más en este mundo para dañar a los demás.
— Mort....- Hablo tan bajo que mi voz es un susurro que solo yo puedo escuchar.
— Lo siento pequeña Val hay personas que no merecen morir como en tu caso quizás, pero cuando nos estorban a otros no queda de otra...
Pone su mano en mi boca para evitar que emita cualquier tipo de sonido, de ahí lo siguiente que siento es el metal frio entrando por mi piel, el sonido de la misma siendo separada para abrirle camino, Roberto clava su cuchillo en mi pecho, él se mira su mano que se manchó de sangre después con ojos muy abiertos y podría decir que un arrepentimiento fugaz paso en ellos me observa atentamente mientras a su espalda la risa de aquella malvada mujer llena el lugar.
El espacio de ponto de empieza a llenar de una espesa niebla que nos comienza a rodear, Roberto y Cristina se miran sin dar crédito a lo que sus ojos presencian, de pronto la basta niebla se enciende en un ardiente fuego azul con matices rojos brillantes.
— ¿¡QUE?! NOOO ¿¡COMO ES ESTO POSIBLE?!. - los ojos de ella se posan en los míos, cansados y agotados.— COMO ES POSIBLE... ¡¡TU LO LLAMASTE!!
Ella se abalanza contra mí, pero en una fracción de seguro es arrojada por las llamas lejos, entre las llamas brillan dos puntos, uno rojo como las brasas ardientes y otro azul celeste como el resplandor de una hermosa estrella. Es Mort con un ojo de diferente color, Roberto saca el cuchillo de mi pecho causándome un agudo dolor, con el mismo apunta a Mort como si le fuera ser de ayuda contra la muerte, sus manos tiemblan mientras le apunta temeroso; Mort se acerca lentamente a él su mirada es mortal, parece perdido en una ira interminable.
— ¡¡¡Lo lamento!! Perdón, ella me obligo hacerlo. - Roberto grita temeroso tratando de justificar sus acciones, pero claramente no es suficiente.
— Cada quien es responsable de sus pecados y le toca pagar por ellos.
Mort a una velocidad sobrenatural queda frente a Roberto le quita el cuchillo de sus manos y con este mismo le rebana la garganta; la escena me es difícil de ver él se tira al piso con desesperación llevando sus manos hacia su cuello e intentando gatear hacia mí, pero se cae antes y logro escuchar cómo se ahoga con su propia sangre antes de quedar inerte en el suelo. Mort mueve sus manos para que el fuego se reduzca en una zona pequeña evitando que Cristina escape, ella comienza a gritar al ser quemada por las llamas.
Mort se acerca a mi arrodillándose desatando mis manos, sus ojos ya han vuelto a ser los mismos eso ojos celestes que siempre me hicieron perder la razón; él pone sus manos en mi pecho donde fui apuñalada, soy consiente como la sangre abandona mi cuerpo, ya eh perdido demasiada estoy muy débil.
— ¡Aguanta cariño te llevare a un hospital
— No. - con mis ultimas fuerzas tomo sus manos. — Tu una vez me dijiste que de cierta manera sentíamos cuando nuestro ciclo en nuestra vida llego a su fin... el mío llego aquí, acabo de ver mi vida pasar ante mis ojos, quizás no fue de mis mejores vidas, pero prométeme que te encargaras que la siguiente sea mejor...
Las lágrimas no pueden hacerse esperar, ambos lloramos juntando nuestras frentes, él no puede dejar de presionar mi pecho con fuerza, en verdad quisiera poder estar más tiempo con él, pero dentro de mi tengo el presentimiento y la seguridad de que mi objetivo en esta vida esta cumplido y que estoy lista para deshacerme de todo lo malo en esta vida dejándolo atrás para empezar de nuevo, y tengo la esperanza que esta vez será mejor.
— Lamento mucho no a verte encontrado antes cariño, si hubiera llegado antes quizás la historia fuera diferente no hubieras sufrido tanto, no hubieras terminado de esta manera tan triste, lamento a verte fallado My Lady.
— Quizás era lo que tenía que pasar para poder atrapar a ya sabes quien... aunque fue poco el tiempo que compartimos y me hubiera gustado que fuera más y mejor... gracias por ser mi apoyo, llegaste a mi vida en el momento perfecto, contigo a mi lado me sentía menos sola... hasta luego cariño... es hora de que me dejes ir...
Mort niega con la cabeza, jamás lo había visto llorar de esa manera, sus manos se aferran con fuerza a presionar mi pecho, mis fuerzas cada vez son menos y podría jurar que de pronto una luz blanca segadora llena mi visión con imágenes de la otra parte de mi vida nuevamente, la mano de Mort cada vez tiene menos peso sobre mí, de nuevo puedo sentir como la sangre emana de mi cuerpo y empapa mi ropa, las luces blancas cada vez son más persistentes y largas hasta que de pronto todos se torna blanco, seguido del llanto de un bebe.