Capítulo 40
1480palabras
2024-02-02 07:54
Vamos en el auto rumbo al trabajo, evito mirarlo a toda costa, Mort conduce tranquilo, siento su mirada de vez en cuando por el espejo retrovisor, en verdad estoy tan apenada por lo que sucedió anoche y molesta conmigo misma por como reacciono y pierdo el control ante él.
Llegando al edificio avanzamos rápidamente hacia mi oficina, llegamos demasiado temprano, no quiero las miradas curiosas de los demás trabajadores sobre nosotros, últimamente estoy envuelta en varias controversias así que quiero mantenerme fuera del ojo público.
Ambos estamos en el elevador, nuestros cuerpos están relativamente cerca, empiezo a sentirme nerviosa y no sé porque... no puedo con las ganas que me invaden de verlo así que mis ojos vuelan hacia él.
Esta con su rostro serio mirando al frente, es tan apuesto, mi corazón comienza a latir con rapidez, el parece sentir mi mirada, sus ojos se cruzan con los míos, me atrapa observándolo y simplemente me regala una sonrisa perfecta.
En ese momento las puertas del elevador se abren, recorremos el corto pasillo a mi oficina, mi secretaria aún no ha llegado, todo está en un silencio total; al abrir la puerta de mi oficina me quedo totalmente sorprendida ya que un ramo de flores de diferentes tipos y colores reposa sobre mi escritorio.
— ¿Quién abra dejado eso ahí? . – Mort habla en voz alta, curiosamente tiene un tono algo molesto.
— Quizás Roberto me las dejo aquí como regalo de bienvenida... otra vez.
Me acerco al ramo de flores y tomo la pequeña tarjeta que está entre los pétalos, mi rostro divertido cambia drásticamente al comenzar a leerla.
"Se que cometí muchos errores, pero estoy dispuesto a remediarlos, que me des una segunda oportunidad es algo imposible lo sé, por eso no la pediré, te demostraré con hechos cuanto te amo y lo que significas para mí.... Tu amor eterno Jair"
Amor eterno... se me revolvió el estómago de repente, tiro la tarjeta asqueada, Mort me mira con atención.
— ¿Todo bien?
— La verdad es que no, Mort por favor devuelve ese ramo a la florería diles que le digan a la persona que las mandó que no quiero nada que provenga de infieles
Me siento en mi escritorio molesta, no puedo creer que ese hombre sea tan sinvergüenza, como se atreve a decir todas esas estupideces, ni caso tiene darle espacio en mi mente es peso muerto.
— Por tu cara ya me imagino quien las envió... – Mort toma la tarjeta, al leerla arruga la frente y pone los ojos en blanco— ¿No sería mejor tirarlas a la basura?
— Quizás, pero en primera las flores no tienen la culpa son demasiado bellas para terminar en un bote con desperdicios, en segunda de esa manera los de la florería se comunican con el para decirle que las regresé a ver si así le da algo de vergüenza y no piense en volverlo hacer.
— De acuerdo me las llevaré entonces... ¿Estarás bien aquí tu sola? – no puedo evitar sonreír.
— No te preocupes, me quedaré aquí en mi oficina, tengo muchas cosas que hacer.
— Regresaré en un parpadeo My lady ni siquiera notará mi ausencia. – Eso me hace recordar cierta habilidad que tiene.
— Nada de cosas raras Mort, ve en el auto y regresa como una persona normal. – él me pone los ojos en blanco.
— Podría ir mejor a buscar a Jair y arrojárselas directamente en la cara
— Seria buena idea, pero evitemos la agresividad por esta vez
— De acuerdo... ya vuelvo
— Con cuidado...
Le sonrió y él también lo hace, al él salir por esa puerta yo permanezco como tonta con una gran sonrisa en el rostro; de pronto se escucha la puerta abrirse de nuevo, yo con mi gran sonrisa levanto el rostro.
— ¿Se te olvido algo? – mi sonrisa se borra instantáneamente, así como mi buen humor se esfuma al instante, la puerta que se abrió no fue la principal si no la del baño y de esta salió nada menos que el parásito de Jair.
— ¿También sonreías de esa manera cuando me iba?
Lo miro mal, arrugado la frente al punto de juntar ambas cejas, no puedo creer la mala suerte que poseo, pero rápidamente me doy cuenta de que caí en una trampa.
— Será mejor que te largues de aquí, Mort regresará pronto y si quiere sacarte a patadas no lo voy a impedir.
Sonríe ligeramente, tiene una apariencia impecable, lleva un traje gris, si cabello dorado está perfectamente peinado y esos ojos color miel por los que alguna vez llegue a perder la razón me miran con curiosidad
— Mort... es un nombre extraño, parecen ser muy cercanos al poco tiempo que se conocen
— Bueno convivimos 24/7 y vive en mi casa así que están de más las explicaciones además de que no eres nadie para dárselas. Dime qué demonios quieres si no quieres que llame a la policía.
— Tranquila, Val... solo quería ver como estas me enteré del.… incidente que paso...
— No me digas Val, para ti soy Valeria, aunque te cueste más, y si todo mundo se enteró de eso, pero como puedes ver estoy bien así que largo.
Bajo la cabeza a los documentos que tengo al frente, me es imposible concentrarme en ellos ya que dicha presencia indeseable no se larga y se acerca a donde yo estoy.
— Te miras tan bella enojada...
Puedo sentir si débil tacto, pasa las yemas de sus dedos de una manera delicada sobre mi cabello, no estoy para sus estupideces, arrojo su mano lejos de mí y me pongo de pie retrocediendo para no estar cerca a su alcance.
— No vuelvas a tocarme, lárgate de aquí Jair, no quiero volverte a ver.
— Incluso aunque hagas que tu escolta me golpee no me aléjate, te amo Valeria cometí un error perdóname.
— Por favor otra vez no... esa historia ya me la se Jair, no te creo y no te perdono; así que largo, tu, mis padres, Cristina son personas malas Roberto y mamá Consuelo me lo dijeron desde un principio, pero no le hice caso debí alejarlos de mi vida antes de que me acusaran tanto daño.
— Ay por favor... Roberto.... – Jair empezó a reír burlesco, no me sorprende no se llevaban del todo bien. – Cristina es una víbora lo confirmo, desde mucho antes de casarnos ella se encargó de alejarme de ti, ya me gustabas desde ese entonces, tu madre otra joyita al igual que tu mejor amiga, tu padre un hombre sin presencia e indiferente a todo como si no viviera en la misma realidad así que no me la tomaría personal contra él, ¿¡pero Roberto?! El diciendo que éramos malos para ti cuando él no es tan a diferente te recuerdo que tampoco se dignó en ir a verte y con el no estas enojada.
Suspiro pesadamente y me llevo la mano a la frente, me parece increíble como ahora quiere que me ponga en contra de Roberto... ¿después de quién? Mamá consuelo... Mort, lo conozco solo quiere alejarme de todos y hacerme creer que es él lo único que necesito, no caigo dos veces.
— Roberto no fue a verme a petición mía para tu mayor información, tengo mi total confianza depositada en él.
— Pues no deberías... él no es confiable
— ¿Por qué no lo soy? Yo no fui quién engañó a la mujer que siempre me fue incondicional y me recogió de la calle prácticamente.
La voz de Roberto apareció de repente en la oficina, este estaba parado al lado de la puerta no tengo idea de a qué hora entro y es que entre la discusión con Jair y nuestros gritos no pude concentrarme en otra cosa.
Al verlo Jair se giró a él y empezó a reír de una manera burlesca.
— No te hagas la blanca paloma Roberto... tu estabas dentro de esto junto con Cristina yo y su madre.
Roberto levantó una ceja sin mostrar nada, llegué a mi límite, estoy arta de las mentiras de Jair y sus patéticos intentos de querer limpiar su imagen ante mí, rodeó el escritorio y me pongo frente a Jair.
— ¡Roberto no estaba con ustedes en ningún momento lo estuvo! Él fue quien me advirtió que ustedes pretendían robarme y me aconsejó realizar modificaciones en mi testamento. – Jair miró sobre mi hombro a Roberto con una mirada asesina, aun así, seguí hablando. – Ustedes tenían que creer que estaba de su lado, pero nunca fue así, estoy cansada de ti, de tus mentiras y teatros, te hable por las buenas y no me hiciste caso si tengo que sacarte a golpes de mi vida pues así sea.
— Yo me encargo de sacar la basura My lady