Capítulo 31
1280palabras
2024-01-27 08:53
Estoy anonadada, hipnotizada, en verdad me cuesta creer lo que ven mis ojos, el vestido es rojo con negro, las mangas caen sobre mis hombros en varios pliegues dejando mi cuello y buena parte de mis hombros expuesta, los guantes largos rojos con detalles de encaje negro son divinos, el corsé me queda ajustado dejando relucir una diminuta cintura que no hace más que resaltar con lo amplio del vestido en la parte de abajo.
— No puedo creerlo te vez hermosa, mi pequeña Val, toda una princesa, vamos, se hace tarde, tu caballero te espera abajo...
El comentario de mamá Consuelo hace que mi corazón empieza a latir con rapidez de repente, Mort sería mi acompañante para esta noche, me siento ansiosa por verlo, si en traje normal se miraba tan bien, no quiero imaginarlo ahora.

Salgo tras mamá Consuelo, levanto un poco mi vestido al caminar ya que es algo amplio, al llegar a las escaleras me apoyo en el barandal, pero también tomo la mano de mamá Consuelo, no puedo ver mis pies con este gran vestido, tengo la mirada abajo temiendo pisar mal y caer, pero después de que ya encuentro la distancia correcta y forma de bajar levantó la mirada.
Mort estaba esperando por mí al final de las escaleras, llevaba un traje negro con decoraciones rojas y detalles ilustres a la época imperial, una capa negra con rojo en el interior colgaba sobre uno de sus hombros, su cabello blanco está perfectamente acomodado del lado derecho en verdad parece todo un personaje de película perteneciente a la realeza.
— Te vez muy hermosa, My Lady... – al llegar casi al final, él me tiende la mano, mamá Consuelo me suelta y esa mano viaja directamente hacía la de él.
— Y tu muy guapo...— abro mucho los ojos al momento en que mi propia voz llega a mis oídos, mamá Consuelo y él ríen un poco, pero me siento tan apenada, eso no tuvo que salir de mi boca. — Estemm, vamos, se hace tarde... adiós, mamá Consuelo, no nos esperes despierta.
— Que se diviertan chicos...
Ambos salimos de la casa, la puerta se cerró tras nosotros y en la pura entrada estaba estacionado un carruaje bellísimo de color obscuro con caballos blancos al frente.

Estoy sumamente sorprendida, me llevo la mano al rostro tapándome la boca y miro a Mort emocionada, en ese momento me doy cuenta de que nuestras manos están entrelazadas, que en ningún momento lo solté cuando me tendió su mano para ayudarme a bajar los últimos escalones, no puedo creerlo, lo suelto al instante.
— Lo lamento...– aparto los ojos de él ya que su mirada me pone nerviosa, no puede ser.
— Hora de irnos, My Lady, permítame ayudarle.
Mort abre la puerta del carruaje y nuevamente me tiende su mano para subir, la tomo algo nerviosa; una vez arriba vuelvo a quedar sorprendida con el interior, una tenue luz alumbra el interior siendo lo suficiente para apreciar los detalles de la madera y los asientos acolchonados de tela de un color tinto.

Al tomar asiento, Mort sube, le da unos ligeros toques al cristal de enfrente y empezamos avanzar, no hay día que no piense que estoy soñando, mi realidad comenzó a volverse tan fantasiosa e increíble de repente.
— ¿Te gusta el carruaje? .– Mort es el primero en hablar, lo volteo a ver emocionada y afirmo energéticamente con la cabeza como una niña pequeña.
— Si, me encanta, ¿De dónde lo sacaste?
— Lo mande a hacer, 3 días fue poco tiempo, pero nada que una buena suma de dinero no pueda conseguir.
— Que eficiente trabajador tengo
De nuevo esa mirada en sus ojos, puedo asegurar que es algún tipo de nostalgia, pero ¿por qué? ¿Acaso le recuerdo a alguien especial?... probablemente su pareja.
Recordar que tiene alguien en su vida me hace apartar la mirada de él al instante, no había convivido nunca tanto de una manera tan cercana con ningún hombre más que con Jair, posiblemente sea la razón por la cual me pongo tan nerviosa con él a veces; no puede ni tiene que pasar de una amistad lo que tenemos, yo no seré una Cristina.
....
Al llegar al Club están varios autos haciendo fila para llegar a la entrada, somos el único carruaje llamando la atención en el lugar, la prensa no tarda en tomarnos como el foco de atención y blanco de sus fotografías, evito mover las cortinas para que no descubran quién viene en el interior hasta que bajemos.
Una vez en la entrada Mort baja del carruaje, al abrir la puerta los flashes de las cámaras comenzaron a dispararse, el tiende la mano al interior para ayudarme a bajar, suspiro, eso de salir en las noticias y periódicos nunca a sido de mi agrado, tomo su mano y bajo también.
La sorpresa de todos es evidente, hasta los trabajadores del club que están en la entrada que ya me había visto con anterioridad, están sorprendidos, no sé si por mí, el carruaje, mi acompañante de cabello inusual y ojos raros pero hermosos, no lo sé.
Mort me ofrece su brazo para entrar al lugar, él entrega la invitación al trabajador quién nos permite la entrada.
El lugar está bellísimo, el director se lució con la decoración, es estupendo, los cuadros de las paredes, los candelabros, la ambientación del lugar, estoy sorprendida mirando hacía todos lados.
Vamos al salón principal del club en donde están los demás invitados, estoy extasiada, podría desmayarme de la emoción, los vestidos de estas damas son divinos, los trajes clásicos con esos toques tan únicos y elegantes de aquella época, me encanta.
Conforme avanzamos sonrió a unos cuantos rostros conocidos, las miradas de todos empiezan a posarse sobre nosotros, bueno, quiero creer que la razón de eso es Mort, no es común ver a un hombre alto con sus rasgos tan distintivos y únicos; llegamos a una mesa donde están muchos postres, no tardo en irme sobre ellos.
— Lo dulce siempre ha sido tu debilidad.
Mort hace el comentario que me apena un poco ya que es verdad, los caramelos, pasteles, galletas, todo eso son mi fascinación, pero, esa parte de "siempre a sido" me deja algo confundida.
A pesar de mi sonrisa nerviosa él nota la confusión en mi mirada y rápidamente se da cuenta que habló más de la cuenta, antes de que pudiera decir algo cualquiera de los dos el director del club llega a nosotros.
— ¡Valeria! Estas preciosa, no te reconocí, en verdad dudé que fueras tu cuando te miré, tenía que acercarme a confirmarlo con mis propios ojos, que hermoso vestido, veo que vienes con un acompañante.
Al decir lo último, el señor me echa una mirada como diciéndome "ya te vi, traviesa" pero como todos los demás, solo está confundiendo la situación, mis mejillas empiezan a sentirse acaloradas.
— Es Mort, mi escolta personal, Mort, el señor Morgan, director del club. – los presento y ambos hombres se estrechan la mano.
— Un gusto, cuida bien a esta hermosa dama, desde que se corrió el rumor que esta soltera hay mucho cazador que la tiene en la mira.
— Soy un lobo con un poder que ni mil cazadores podrían vencer, descuide.
En mi mente loca pasa la imagen de un lobo blanco de ojos celestes, enorme y salvaje... las conversaciones de al rededor empezaron a tornarse más bajas, como murmullos, fue extraño, al seguir la dirección de las miradas, fue una amarga sorpresa ver a Jair entrar al lugar teniendo colgando de su brazo a nada más y nada menos que Cristina.