Capítulo 25
1351palabras
2024-01-23 23:42
Mi casa es un completo palacio, me encanta, estoy tan emocionada, como niña pequeña con sus juguetes nuevos de navidad, el comedor, la sala, cocina, cuartos, todo es de un color champagne rosado ligero, matices dorados y plateados en algunos adornos, todo tan clásico tan elegante, me fascina... me es imposible ocultar la gran sonrisa que adorna mi rostro de oreja a oreja, esta casa tiene un gran valor para mi, desde que la miré por primera vez quede enamorada de ella, en si es lo único que yo escogí en este lugar, la casa... gran parte de la decoración fue Jair quién la escogió, tenía algunos toques míos pero no la sentía del todo propia, mía... mi lugar ideal.
Me llena de rabia el pensar que a mi no me dejó escoger nada, pero a mi querida amiga Cristina si le permitió modificar MI casa, a su gusto. El siempre fue mi voz, no se en que momento me convertí de repente en su sombra, sus palabras eran un mandato divino para mi que aceptaba sin protestar... que patética era, no puedo creer que nunca me di cuenta hasta ahora.
Observo por una de las puertas de cristal el gran jardín, está descuidado, será el siguiente lugar al que le ponga atención para remodelar, abro las puertas de cristal y salgo.
El viento corre con un poco de agresividad desordenado mi cabello, pero es un aire puro, fresco; me hace cerrar los ojos y disfrutar sus caricias sobre mi rostro, me dejo deleitar por el sonido de la hojas bailando frenéticas al compás del viento, el cantar de algunas aves llega a mis oídos causando que mi piel se erize y abra los ojos de inmediato.
No puedo evitar sentir el día a día como un sueño, una ilusión; como algo irreal, me acuesto en la cama de aquella habitación tormentosa todas las noches con miedo de despertar y no poder moverme nuevamente.
Escucho pasos del interior de la casa, así que entro nuevamente, van bajando por las escaleras, son la modista que contratamos y Mort, es una mujer ya un tanto mayor pero muy hábil en la costura, tiene un aspecto impecable, un estilo clásico y elegante muy atinado a su edad, la conozco desde hace muchos años, ella me a confeccionando varios atuendos para reuniones importantes siempre pasando por alto algunas recomendaciones de Jair, ya que él decidía por mi prácticamente, con solo una ligera platica basto para que conociera mis gustos.
— Pequeña Val, tendré sus atuendos listos en 2 días, dejame decirte que ésta vez luciras el triple de hermosa que otras veces ya que cierta persona indeseable no esta aquí para decidir por ti; Tu nuevo novio es agradable, tu muy bien, vas mejorando, es un chico adorable, no se que le mirabas al cabeza hueca de Jair... Te veo luego pequeña.
Abro mucho los ojos y en poco tiempo mi rostro se siente como brazas ardientes, mi temperatura corporal aumentó con cada palabra que salió de la boca de esa mujer. Jair nunca fue de su agrado, lo detestaba me decía que se creía dueño de mi, ella veía cosas que yo en mi ceguera no me daba cuenta y yo era tan estupida que tenía oídos sordos para esos comentarios.
Pero esto es un mal entendido, Mort no es mi novio, de solo pensarlo siento mi corazón a punto de salirse de mi pecho e irse corriendo a ocultar debajo de alguno de los sillones de la sala que están a espaldas de ella, ni siquiera me atrevo a ver a Mort a la cara.
— Pero señora Ester él no...
— Es usted una mujer realmente encantadora, gracias por sus cumplidos.– Mort me interrumpe, no me atrevo a verlo pero noto que hace una reverencia a la mujer.
— Ay, que caballero, cuida mucho a esa niña, vale oro... no te dejes llevar por caras bonitas ni halagos de otras mujeres entendido!! Ella debe ser tus ojos.
— Cuidaré muy bien de ella.
— Bien.
Ester me voltea a ver antes de salir de la casa y me guiña un ojo, no se en que momento deje de respirar, ese intercambio de palabras entre ellos fue... ni siquiera tengo palabras para describirlo o el como me siento ahora.
— ¿Todo bien, My lady?
Su voz causa un revuelo en mi interior que me electrifica el cuerpo mandando una carga de ésta a recogerme entera, no se que sucede, estoy tan apenada y desconcertada con mi actitud y la situación.
— Eee.. si, todo bien... yo... iré a tomar una siesta estoy algo cansada...
Como una vil cobarde escapó de la situación, una faceta muy común de la antigua Valeria sale a relucir, huir de una situación o problema con el cuál no tengo idea de cómo lidiar.
Al llegar a mi habitación cierro la puerta con cuidado y suspiro, me sorprende la cantidad de aire que sale de mi cuerpo, ¿en verdad tenía todo eso contenido dentro?
Me deshago de mis zapatos y me meto a la cama, cada vez que me dejo caer sobre éste suave colchón es como si las fuerzas de mi cuerpo me abandonaran, siendo reemplazadas por un cansancio excesivo... además de que mi buen animo decae instantáneamente llenandome de tristeza y negatividad, supongo que es por los malos recuerdos que me da éste lugar.
Ésta triste habitación fue la única que no modifique ni cambie nada, era el único cuarto en donde tenía la certeza que durante tantos meses fue solo mío, a pesar de que las camas y muebles de las demas habitaciones fueron reemplazados no puedo evitar tener viva la imagen de Cristina y Jair juntos, e imaginarlos por toda la casa, en cada rincón de ella.
Lo que si he notado es que ese dolor asfixiante en mi pecho al recordarlo cada vez es menos, fueron tantas decepciones y dolores que me llegaron de golpe, que siento que perdí la sensibilidad de mis emociones....
Mi mente se va quedando en blanco poco a poco, los pensamientos que atormentan mi mente con constancia disminuyen hasta que no queda nada más que unas inmensas ganas de dormir; mis párpados de pronto se tornan de plomo y me es imposible mantenerme despierta, me sumo en un profundo sueño sin dificultad.
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"Mi niña espero estes bien... te busque tanto pero jamás me permitieron verte... tengo un presentimiento malo atorado en mi pecho... siento que estas en peligro"
Una voz en mi cabeza llena de tristeza y preocupación resuena en mis oídos, es mamá Consuelo... entre tantas cosas había olvidado ir a verla, no puedo creelo... debe estar muy preocupada por mi, me estoy convirtiendo en un monstruo como los que intento combatir ¿cómo es posible?
Estoy despierta, consiente pero... no puedo levantarme de la cama, ni siquiera abrir mis ojos, un miedo descomunal crece en mi interior, puedo sentir el sudor formándose en mi frente, mis extremidades tiemblan al tratar de moverse y no tener éxito, estoy paralizada.
Pude saborear el miedo, desde hace tiempo el miedo cobro un sabor en mi, las lagrimas llenan mis ojos y corren por los lados mojando mis oídos, mi más grande miedo se hizo presente, ¿Y ahora que pasará conmigo?
— My Lady....– La puerta de la habitación se abre y la voz de Mort llena el lugar, al escucharlo es como si la contención en mi cuerpo se esfumara y de un brinco me siento en la cama, los ojos de Mort se abren de par en par y corre a mi lado— ¿Valeria estas bien? Estás temblando mucho y estás muy fría...
Nuestras miradas se unen, veo la preocupación desbordante en sus ojos, los míos llenos de lágrimas dándole una mirada aterrada; no lo pienso dos veces y me dejo ir hacía él abrazándome a su torso.
Puedo sentir su mano acariciando mi espalda con suavidad.
— Tranquila... esta bien, yo estoy aquí para ti.
Sus palabras me reconfortan, me hacen sentir segura y bien, mi niña interior se siente resguardada y protegida, ya no se siente sola.