Capítulo 24
1407palabras
2024-01-23 23:42
A pesar del mal rato en la mañana el resto del día transcurrió con tranquilidad, Adriana quedó como nueva jefa del departamento de diseño, que así tuvo que ser desde el principio; la buena noticia a las horas de que Jair había aceptado firmar el divorcio y devolver todo lo que me pertenece, a estas horas ya debían de estar él y Cristina en la calle, ya que los desalojaron del departamento de ella que claramente se compró con mi dinero, así que es mío.
Me siento una muy mala persona ya que estoy feliz y plena, no siento lástima por ellos y lo que están pasando ni en lo más mínimo, me estoy perdiendo a mí misma en esta venganza, quizás, pero al final de cuentas los golpes de la vida te hacen cambiar, en este mundo todo es maldad, así que te adaptas o te destruyen.
— Te veo muy tranquila...
La voz de Mort me saca de mis pensamientos de golpe, se mira tan atractivo e impecable con ese traje negro y esa postura firme y varonil, sacudo la cabeza para dejar de admirarlo de esa manera, él tiene a alguien especial en su vida, Dios...como que se me pego algo de tener cerca a Cristina.
— Las cosas están saliendo bien, como lo esperaba.
— Yo que tú, no cantaba victoria tan rápido.
Él ésta serio, pensativo, se acerca a una de las grandes ventanas y empieza a observar el exterior, no entiendo que lo perturba, juraría que todo va viento en popa.
— ¿Como así? ¿Por qué lo dices?
— Tu ex esposo... cedió muy rápido a soltar todo, siendo que tenía años consiguiéndolo discretamente, no bajes la guardia, recuerda que había otra persona misteriosa implicada en todo esto.
— Tienes razón...
Lo había olvidado por completo, que había alguien más involucrado en todo esto, y lo peor es que se movía entre las sombras, no se me venía nadie a la cabeza que pudiera estar cerca de aquellos y de mi al mismo tiempo, o quizás era alguien que tiene algo contra mí.
— Quita esa cara de preocupación, yo estoy aquí para cuidarte siempre ¿recuerdas? Solo te recuerdo que no bajes la guardia.
— Si
Esas palabras... "Yo estoy aquí para cuidarte siempre" fueron como una dulce y bella melodía para mis oídos, llenó de calidez mi interior, nadie me había dicho algo tan bello, nadie se había preocupado por cuidar de mí, a su lado me siento protegida, segura y comprendida.
....
Al salir del trabajo nos dirigimos a una mueblería, tenía que volver a equipar mi casa, estaba vacía parecía una casa abandonada.
Al cruzar las puertas del lugar un empleado no tardó en abordarnos, un hombre joven, alto, de cabello oscuro y ojos claros con una gran sonrisa de seguridad y determinación de conseguir una muy buena venta.
— ¿Qué tal? Buenas tardes, bienvenidos ¿Buscaban algo en especial? Tenemos todo para habitaciones, sala, comedor...
— Voy a equipar mi casa, así que me interesa de todo. – le digo sonriente y segura de mí misma, el irradia una sonrisa llena de entusiasmo.
— Muy bien, que le parece si empezamos con la sala de estar, por aquí... este modelo es elegante y exótico será la sensación...
Abrí mucho los ojos al ver la recreación de sala de estar que tenían, si bien, era bello, no era para nada mi gusto, los tonos dorados brillosos, y muebles oscuros no eran del todo mi estilo, además de los diseños algo extravagantes en muebles.
No encuentro las palabras para decirle que no me gusta, miro su rostro tan emocionado que siento pena en borrar esa sonrisa quizás le darán una buena comisión si la compro, pero... en realidad no me gusta.
— Lo lamento, pero esto no se adapta a los gustos de My Lady, ella prefiere tonos claros para el hogar, el estilo contemporáneo no es lo suyo, le gusta más lo clásico-moderno.
La cara del vendedor se iluminó con una gran sonrisa, empezó a aplaudir ligeramente muy emocionado.
— Tengo lo que buscan, por aquí...
El chico comienza a caminar, Mort extiende su mano como en una invitación de seguir al vendedor, estoy en un tipo transe, mis pasos son ligeros, estoy sumamente sorprendida, Mort supo a la perfección mis gustos, hasta preferencia de colores, aunque me parece algo extraño ya que no recuerdo a ver echo mención de nada de esto antes, es demasiado bueno leyendo personas al parecer, el señor muerte empieza a darme miedo.
Llegamos a una ambientación de una sala que me deja sin aliento, podría jurar que mis ojos brillaron de emoción, un bonito sillón largo de color champagne rosa con pequeños detalles en los bordes de un color plateado, con un estilo clásico exquisito.
Un hermoso candelabro con cristales pequeños y delicados cuelga desde el centro, todo me parece bellísimo, visualmente llena mis expectativas, me acabo de enamorar de esta sala.
— ¡Me encanta! – no puedo evitar girar y mirar al vendedor entusiasmada, además de darle una ligera sonrisa a Mort quién simplemente tiene una sonrisa de satisfacción con algo de nostalgia en su rostro. — Quiero todo lo que tengas de este estilo para mi casa, sala, habitaciones, cocina, baño... todo.
Al vendedor parece que le dio un ataque el corazón, empieza a echarse aire con las manos y una sonrisa que no tiene precio se dibuja en su boca.
....
En el auto de vuelta a casa el camino fue silencioso, supe que Jair vino para llevarse sus cosas, no tengo problema con ello, después de todo él puede alegar que lo compró de su sueldo, aunque tendría que haber gastado meses de ese para tan solo uno de sus trajes, de igual manera no me sirven para nada, no me afecta que los tenga, será lo único que conserve de parte mía, le quedará como recuerdo de que jamás en su miserable vida podrá permitirse tener otro nuevo.
A menos que se termine casando después con alguna mujer adinerada, porque por parte de su miserable amante no conseguirá nada.
En cuanto cruzamos el portón principal, un hombre un tanto mayor, alto y elegante esperaba firme en la entrada de mi mansión, en cuanto el auto se estacionó Mort salió rápidamente a hablar con el hombre quien sacó un sobre de su abrigo.
Mi corazón late a gran velocidad, me imagino que quizás Jair fue lo suficientemente imbécil para irse a una guerra legal contra mí.
— Buenas tardes... ¿Qué sucede? – me acerco a ambos hombres, pero a juzgar por la ligereza del ambiente y la actitud calmada de Mort no parece ser algo malo.
— Señorita Palacios, le hago llegar esta invitación por parte del club, tendremos un evento de beneficencia dentro de 3 días.
— ¡Wow! 3 días... es muy poco tiempo – digo observando el inusual sobre de la invitación.
— El señor pensó que era buena idea para celebrar su regreso.
No puedo evitar sonreírle, es un buen gesto del señor Morgan, el encargado del club; el hombre que trajo la invitación se marchó mientras Mort y yo entramos a casa.
Me gana la curiosidad por leer la invitación, voy directo hacía las escaleras bajo la mirada calculadora de Mort y me siento en ellas, el sobre tiene una textura interesante, es un papel rugoso que da el aspecto de ser antiguo además de contener un sello de cera con la imagen de una rosa.
Al abrir la invitación no puedo evitar abrir la boca de par en par y mirar a Mort emocionada quien simplemente me mira extraño.
— ¡Es un baile! ¡El tema es de la época imperial!
Me entusiasma esto, me encanta el vestuario de esa época, los vestidos enormes, bellos y extravagantes, los hombres con sus trajes finos y elegantes.
— Tu época favorita...
— ¿Como lo sabes? – le preguntó con algo de cautela, el parece saber muchas cosas de mí, y me parece extraño, ya que nunca he tenido una conversación tan personal con él.
Una fugaz mirada de tristeza y nostalgia cruza por sus ojos celestes, aparta sus ojos de los míos como si yo pudiera ver más allá de él.
— Te conozco mejor de lo que crees...
Sin más se da la vuelta y desaparece por uno de los pasillos, no sé cómo tomar ese comentario, más que nada porque viene de la muerte misma.