Capítulo 23
1435palabras
2024-01-23 23:42
El camino al trabajo me parece tan lento, tengo la carpeta en mis manos y estas tiemblan, no sé si de dolor, molestia o decepción, pero en realidad me cuesta y duele darme cuenta de esta manera, de lo ciega que estuve durante tanto tiempo.
Jair había estado haciendo compras desde hacía tiempo atrás, incluso mucho antes que yo enfermara, el departamento a nombre de Cristina también, lo único que es reciente es la malversación de fondos a una cuenta misteriosa que Mort averiguó que está a nombre de él y compartida con la querida Cristina, son miles de dólares poco falta para llegar al millón, lo han estado haciendo durante mucho tiempo, los dos me vieron la cara quién sabe desde cuándo.
Mis ojos arden, mi garganta quema, en el pecho siento un vacío que lastima al respirar, pero me mantengo firme, no vale la pena que me vean derramar ni una sola lágrima.
Al llegar al edificio, Mort abre mi puerta y salgo sin esperar que él me tienda su mano como siempre para bajar, estoy cegada por la rabia en este momento, no sé qué cara traigo, pero al verme los empleados me abren camino como si un toro enfurecido los fuera a embestir y sacar volando.
El ascenso por el elevador me parece eterno, juego con la uña de mi dedo índice en mi boca, muevo frenéticamente mi pierna haciendo que el sonido de mi zapatilla sea lo único que resuena por encima de la música de ambientación.
Me aliso el vestido de terciopelo color borgoña y acomodo mi cabello, me quiero ver radiante y bella para la batalla ¡sí señor! cuando las puertas del elevador se abren, parece que los cielos están de mi lado, poniendo a las personas que busco juntas, justo frente a mí.
Cristina está muy cerca de Jair, ambos observan una carpeta de documentos y sonríen muy amistosamente, mi sangre está al punto de ebullición máximo, siento que echo humo por los oídos, el sonido de mis zapatillas acercándose los hace levantar la vista.
Al verme sus sonrisas se borran, Cristina frunce el ceño, me mira de pies a cabeza, cuando llego frente a ellos me detengo a una corta distancia observando mal a Jair principalmente, siento como Mort se detiene a mi lado izquierdo.
Cuando los ojos de Cristina se posicionan en él es difícil describir el asombro y molestia con el que lo mira, se quedó impactada prácticamente, eso me parece interesante, normalmente las mujeres se quedan cautivadas al verlo, pero no de esa manera molesta, ella se recompone instantáneamente.
— Cariño buen día, supongo que estás aquí para revisar los nuevos planos. – el primero en hablar es el zángano de Jair
— No era necesario que bajarás hasta acá Valeria, por cierto, te vez radiante...– Más que un cumplido me parece un reproche, Cristina me tiende la carpeta que ellos observaban. – Toma, espero te gusten mis diseños
Tomo la carpeta y la abro, al mirar la primera hoja me doy cuenta como anteriormente que son los planos de la pobre Adriana, estoy harta de tantas mentiras tanta falsedad, cierro la carpeta y sin pensarla dos veces se la arrojo en la cara.
El chillido de ella y el sonido de la carpeta caer llama la atención de todos en el departamento, Cristina se lleva la mano a la nariz, Jair claramente se acerca para tocar su delicado rostro herido.
— ¡¿Valeria que te pasa, estas loca?! – me grita con tanta rabia, me parte el corazón como me trata de esa manera por ella...
— No, no estoy loca, están despedidos lárguense de mi edificio y tú... – Señalo a Jair, ambos están anonadados. – Mi abogado se pondrá en contacto contigo para que firmes el divorcio.
— ¡¿Que te sucede?! No puedes despedirnos solo porque estas de malas jefa... eso es ilegal y te puedes meter en serios problemas legales por un despido injustificado, recuerda que soy abogada.
Cristina saca las garras, no más voz de mujer frágil que no rompe ni un plato, me mira desafiante y molesta, en verdad a pesar del enojo, estoy disfrutando mucho esto.
— Claro que sé que eres abogada... y, aun así, estás en mi departamento de diseño como jefa, un puesto que debería tener un arquitecto, no tú... los planos que has estado presentando no los hiciste tú, estas cometiendo plagio ya que los diseños no son tuyos, pertenecen a otra persona, y, querida, no eres una persona calificada para el puesto y claro que te puedo despedir por eso.
Su rostro se deforma, me mira con ganas de matarme y yo la observo de la misma manera, en verdad quiero arrancarle el cabello.
— ¿Que mosco te pico...? ¿Y a mí porque me vas a despedir? Y todavía divorcio, por favor, de seguro estás de amante con este maldito... – Mira a Mort molesto, no puedo evitar reír.
— Tu caso es aún más complicado. – Le arrojo la carpeta que tengo en las manos con evidencia, él la atrapa contra su pecho, puedo notar como su cuerpo se tensa al ver las hojas.— Tú, mi amor, estas despedido por la malversación de fondos de mi empresa... por robo a mis cuentas bancarias, y el divorcio es más que obvio ¿no crees? tú y mi querida "amiga" son amantes desde quién sabe cuándo... si no quieres que te meta preso me vas a regresar cada centavo que me robaste, ni pienses en huir, la policía ya está en el edificio y tienen orden especifica de ser tu sombra hasta que me regreses todo...
Esto se siente tan, pero tan bien... estoy enojada, en el fondo quiero molerlos a golpes, pero en verdad sus rostros no tienen precio, están asustados, confundidos y un poco desorientados, me es imposible esconder mi sonrisa de superioridad, así es como siempre debió ser ellos mirándome hacia arriba no yo bajando la cabeza.
— Tú... éstas loca... estos documentos deben de ser falsos, estas armando todo un alboroto solo porque éstas emberrinchada en que nadie te fue a visitar cuando estabas enferma, éste es el colmo mira que inventar todo eso de mí y tu mejor amiga es caer demasiado bajo Valeria.
Levanto ambas cejas, debe de ser una broma, la voz de Jair se medió quiebra y titubea en varias ocasiones, Cristina se pone firme adoptando su papel en esta escena, pareciendo notoriamente ofendida, esto es el colmo en verdad, suspiro y saco mi celular, mientras lo veo le respondo.
— No tengo tiempo para estupideces ni juegos inmaduros Jair, si te das cuenta son documentos oficiales de la empresa, así como del banco, y con respecto a esta mujerzuela y tú, no es ningún invento mío ni estoy loca.
Valiéndome un pepino que tuviéramos público espectador alrededor, les muestro la pantalla de mi celular y subo el volumen, el video de Cristina y Jair teniendo relaciones en la que era mi maldita cama, el video se empieza a reproducir, los sonidos obscenos no tardan en llegar a los oídos de los demás y rápidamente empiezan los murmullos, Cristina se pone roja como un tomate, mientras Jair se lanza para quitarme el celular, pero Mort es mucho más rápido, apenas y logró acercarse un poco cuando Mort se puso frente a mí y le dio un fuerte empujón haciéndolo caer sobre el piso.
— Te recuerdo, cariño, que en nuestro matrimonio estaba el acuerdo que la infidelidad era acreedora a perder los derechos sobre los bienes adquiridos en el matrimonio, así que te vas como llegaste a mí, sin nada.... – Su rostro no tiene precio, tanto de él como de Cristina, querían vivir bien a mis costillas — Llama a seguridad, que saquen a estas ratas.
Le digo a Mort y me doy la vuelta para marcharme la voz de Cristina me hace detener mi camino.
— ¡Te vas a arrepentir de esta humillación Valeria! Me acabas de ganar como enemiga. – me giro para verla con desinterés, se mira desaliñada y me observa queriéndome matar.
— Siempre fuiste una mala persona conmigo disfrazada de "amiga" con alguien como tú cerca para que quisiera un enemigo, pero si quieres guerra la vas a tener, haré de sus vidas un infierno a partir de ahora.
Sigo mi camino, al llegar al elevador las puertas se abren y de estas salen 3 guardias de seguridad acompañados de dos oficiales que serán los encargados de custodiar a Jair hasta que regrese lo que me robó, ninguno tuvo piedad de mí, así que yo no la tendré con ellos.