Capítulo 21
1296palabras
2024-01-22 14:14
Estoy a punto de llegar a la puerta, la ira me consume, no me deja pensar con claridad, lo único que quiero es abofetear a Cristina por ser tan cínica y sinvergüenza.
El cuerpo de Mort aparece de repente obstruyendo mi camino, me detengo, pero intento pasarle por un lado ocasionando que él se mueva para impedirme el paso.
— ¿A dónde tan deprisa, My Lady?...

— ¡Déjame pasar, iré a arrancarle el cabello a Cristina!
— ¿Ella está aquí en el edificio? - Eso parece sorprenderle, lo comprendo, ni yo me lo esperaba, pero mi molestia es más grande que mi asombro.
— Si, aquí y en todos lados, esa maldita se adueñó de mi casa, mis cosas, mi trabajo y se metió con mi marido... es una sinvergüenza, ¿Puedes creer que es la jefa del departamento de diseño cuando ella ni siquiera estudió arquitectura?... esos planos son de Adriana conozco bien su trabajo, Cristina se está quedando con el crédito, es una aprovechada.
— Valeria cálmate, estás muy exaltada, recuerda que es la amante de tu esposo, meterte con ella ahora es buscarte un problema directo con él, quién claramente intercedería por esa mujer, espera a confirmar tus sospechas sobre Jair.
Mort tiene razón, si Jair me robó como lo sospecho podría huir con Cristina y darle la buena vida con mi dinero, debo ser cuidadosa, con cada paso que doy, pero en verdad no los soporto, no los quiero cerca...
— Tienes razón... si Jair me está robando lo enfrentare directamente, no le daré tiempo de huir y lo amenazare si no me lo devuelve, en caso de que no me haya robado nada, lo cual dudo, simplemente le pediré el divorcio por infidelidad, incumplió a nuestro contrato matrimonial, por ende, no le corresponde nada.

Suspiro sintiendo algo atorado en mi garganta, algo que me impide respirar, me siento a ahogar, de pronto un fuerte dolor me hace doblarme un poco para llevarme las manos al pecho, Mort se quiere acercar, pero extiendo mi mano para impedírselo.
El tomar aire por la boca, hasta el más mínimo respiro me causa una presión que lastima mi pecho, el dolor se concentra en mi corazón, estoy llena de pánico, pero aun así trato de respirar con tranquilidad para ocasionarme el mínimo dolor posible.
A los pocos segundos el mal momento pasa, ya puedo tomar grandes bocanadas de aire sin sentir ese agonizante dolor, en cuanto me incorporo Mort toma mi rostro entre sus manos, sus ojos se tornan de un color azul oscuro.
— ¿¡Que fue eso estas bien?!

Hay preocupación en su tono de voz, acaso ese es el color de la preocupación en Mort...
— Estoy bien, es solo que estoy pasando por muchos disgustos últimamente
Me libero de su agarre que siento que quema mi piel, es algo extraño lo que siento al estar tan cerca de él, me voy a mi escritorio y levanto el teléfono para llamar al departamento de diseño, como lo esperaba la persona que quería contesto.
— Departamento de diseño... buenas tardes.
— Adriana ven a mi oficina por favor.
— ¿¡Señora Valeria!? ... eeh... si... enseguida.
Cuelgo el teléfono, quiero tener todo cubierto, todo preparado, a estas horas mañana explotará una bomba.
Mort me observa a la distancia con una mirada extraña, sus ojos son celestes otra vez
— Mort necesitas unos pupilentes, juraría que mire tus ojos cambiar de color más de una vez... sería extraño para alguien más si te llega a ver.– en su rostro se dibuja una pequeña sonrisa, de esas que hacen que me falle la respiración.
— No te preocupes por eso, solo tú puedes ver el cambio en mis ojos.
— ¿¡Solo yo?!
Me sorprende, no voy a decir que no, ¿Porque solo yo puedo notarlo?... esa fue una pregunta de la cuál no pude tener respuesta ya que en ese momento sonó el intercomunicador de mi escritorio.
— Señora Palacios, la subdirectora del departamento de diseño está aquí.
— Que pase por favor...
No pude reprimir mi mal humor al responder... subdirectora, el mismo puesto en el que ella estaba antes de marcharme, la jefatura era de ella, quiero saber cómo demonios termino Cristina ahí.
Adriana entra temerosa, al ver a Mort parado al lado de mi escritorio un rubor empezó a formarse en sus mejillas, me incomodó sinceramente, cuando nuestros ojos se unieron pude notar el miedo en ellos, no entiendo porque, nos llevábamos muy bien, a no ser que ese miedo lo tenga por otra persona.
— Adriana, ¿qué tal?... toma asiento por favor. – ella asintió y se sentó frente a mí, su cabello claro cubría su rostro, me evade la mirada, esta notoriamente nerviosa.
— Gracias, que bueno que está de vuelta, señora Valeria, es toda una sorpresa, pensé que usted iba a... – no terminó la palabra se a lo que se refiere, lo que no entiendo es como ella sabía eso.
— Morir... si todos pensaron eso... dime, Adriana, ¿cómo sabes sobre eso? A lo que tenía entendido mi estado de salud era algo secreto, entre la familia.
— Ooh bueno, fueron rumores que se empezaron a expandir... – juega con sus manos, no me es un misterio el averiguar quién pudo haber sido, no torturaría a Adriana, parecía estarla pasando bastante mal, así que iría al grano, saco uno de los planos y lo extiendo sobre el escritorio.
— Este es uno de los nuevos proyectos ¿no es así?. – se le quedo mirando al plano y asintió. – Lo que me gustaría saber es porque no es tu nombre el que está aquí...
Ella abre mucho lo ojos y por fin me voltea ver directamente, puedo notar el pánico en su mirada, no logro comprender porque se comporta de esta manera, ella no era así, siempre fue muy segura, firme, ahora parece un cordero aterrado.
— Eeh... pues... porque lo realizo la jefa del departamento... no yo.
— Adriana... – Hago a un lado el plano, apoyo mis codos en la mesa y la miro, me cuesta mucho controlarme, no quiero asustarla más, pero todo esto me huele mal y ya tengo una idea de lo que pasa, temo perder la cordura en cuanto ella me lo confirme. – Trabajamos juntas durante mucho tiempo, conozco perfectamente tu trabajo, te estuve capacitando durante meses para que tu tomaras el puesto de jefa ¿Cómo es que me enfermo una temporada, regreso y esta una completa incompetente en el puesto que es tuyo?...
Sus labios se separan ligeramente, rápidamente agacha la cabeza, estoy ansiosa quiero una respuesta, la necesito.
— Yo... No sé qué fue lo que paso, señora Valeria, cuando usted se enfermó y desapareció, seguí con todo como me lo ordenó, pero de pronto, un día llego su marido con esa mujer, anunciando que sería la nueva jefa del departamento.
¡¡Jair!! Ese maldito idiota... trato de controlarme para no salir de esta oficina y hacer un escándalo, esto es una burla.
— Entiendo... yo arreglare esto, tu no digas ni una palabra de esta conversación, Adriana... puedes irte.
— Si, señora...
Se levanta de la silla, le echa un ligero vistazo a Mort antes de salir, tengo la mirada perdida en uno de los cuadros de la habitación, juego con una pluma en mis labios... parezco tranquila, pero por dentro estoy que me desbordó de la ira.
— Mort... necesito sí o sí la información sobre Jair mañana... tengo que deshacerme de esas plagas lo antes posible.
— Dalo por echo.
Me cuesta creer todo lo que está pasando, desperté de una pesadilla para entrar en otra, todos mis seres queridos resultaron ser unos compañeros farsantes, no necesito personas así en mi vida, mientras más rápido me deshaga de ellos, mejor.