Capítulo 18
1232palabras
2024-01-20 15:00
Al día siguiente, Mort me ayudó a traer todas las bolsas de compras a mi habitación del dolor, aquella de la que muchas veces deseé salir, y en la que ahora me estoy instalando.
Tenía pensado correr a Jair a mi antigua habitación, pero después lo pensé bien y no quería dormir en la cama donde se revolcaron él y Cristina, de hecho, no quise ocupar ninguna de las demás habitaciones por esa razón, la idea de pensar que se la pasaron brincando de cama en cama en todas las demás habitaciones me repugna, así que me fui al único espacio que sabía que estaba libre de ellos, la solitaria habitación donde estuve 6 meses en cautiverio.
Este día empezaba por reincorporarme a la empresa y tomar las riendas de todo, pero antes tenía que ir de compras con Mort, me puse una falda tubo negra, camisa de vestir blanca de mangas largas, con unas tiras negras en el cuello para unirlas y hacer un lazo caído, me puse una medias color piel y zapatillas negras, me dejo el cabello suelto, no solía hacerlo pero después de a verlo perdido en su mayoría era un sueño que estuviera tan fuerte y brillante como antes, así que quería lucirlo lo más posible.

Voy al primer piso, Mort está parado frente a las puertas de cristal que dan hacía el jardín, otro lugar que estoy segura de que necesito arreglar, sin embargo, es una cosa a la vez, me acerco a él tengo planes para nosotros hoy.
— Buenos días. – le digo al pararme tras de él y esconder mis brazos en la espalda como una niña pequeña.
— Buenos días.
Se gira y me mira de pies a cabeza con una sonrisa, después sus ojos se posan en los míos, y ahí está de nuevo esa sensación extraña invadiéndome, no me mira con deseo ni con malicia, su mirada es pura, cargada de nostalgia, siento que le recuerdo a alguien especial.
— Bueno, ya que oficialmente eres mi escolta personal, tenemos que vestirte como uno, para que te mezcles entre los demás.
— ¿Acaso hay algo de malo con mi atuendo? No es propio de la alta sociedad, ¿verdad?

Lo observo de pies a cabeza, vaqueros oscuros, botas y camiseta negra, cabellos platinados alborotados mirada hipnotizante... no se mira nada mal, para nada mal.
— No es eso, pero... los escoltas pues... — no quiero ofenderlo de ninguna manera, no quiero que piense que soy una riquilla que le importan las apariencias, pero no encuentro las palabras para explicarme.
— Tranquila, solo bromeaba. ¿Nos vamos?
— Si, claro...

Bajo la mirada y comienzo a caminar, su sonrisa me confunde, su mirada me desestabiliza de cierta manera, quizás sea porque es la única "persona" que me a tratado bien de una forma desinteresada... claro que no, el pesimismo y los malos pensamientos llegan de golpe a mi mente, me recuerdan que el está aquí, ayudándome porque quiere mi alma, si no es que ya la tiene.
Pensativa saco las llaves de mi bolso, que Mort me arrebata de repente, lo volteo a ver sorprendida.
— Soy tu escolta oficialmente, yo manejo, señora. – Abre la puerta de la parte trasera del auto, me deja sin palabras, suelto una pequeña risa y entro en el interior. — Y bueno... a donde vamos patrona.
— Deja la formalidad para cuando estemos frente a las demás personas...– sonrió y saco mi celular. – Ya mandé la dirección, solo sigue el GPS
— A la orden My Lady...
Se puso en marcha al instante, pero... esas palabras hicieron eco en mi mente, su voz me pareció familiar al decirlas... Quizás me estaba volviendo loca.
El camino fue corto, pero el silencio lo hizo parecer largo, me entró curiosidad sobre la situación de nosotros, tengo tantas dudas, pero no es el momento de hablar. Llegamos a un centro comercial, Mort salió rápidamente del auto para abrirme la puerta y extenderme su mano para ayudarme a salir.
— Hemos llegado ¿Que hacemos aquí?
En su mirada alberga curiosidad... pronto descubrirá a que venimos.
~~~~~~~~~
Tengo una revista en mis manos mientras espero en un acolchonado sillón, entramos a una tienda de trajes para caballero muy prestigiosa, yo nunca llegué a contratar seguridad, pero si sabía cómo solían vestirse, trajes negros con camisa blanca y corbata negra, un traje para cada día me parece bien, solo es cuestión de que encuentre su talla.
Mort no pareció tener problema ni necesitar mi ayuda, solo le comenté a la vendedora lo que necesitaba, el dio sus medidas y aquí estamos, la vendedora y yo esperando que salga del probador.
Ella se encuentra muy entretenida con su celular, el iniciar conversaciones no es lo mío, ni socializar mucho con los demás, me da pavor así que mi medio de escape fue esta revista de chismes, que no es para nada de mi interés.
La puerta del probador se abre, poco faltó para que tanto a la vendedora cómo a mí se nos empezara a salir la baba, fuimos tan indiscretas que Mort simplemente sonrió divertido, para después acomodarse los botones de su camisa blanca de vestir.
Es todo un Adonis, los pantalones de vestir lo hacen ver de cierta manera más alto, la camisa blanca se ajusta perfectamente a cada músculo de su torso y brazos que no deja nada a la imaginación, su cabello que antes era rebelde y caía con naturalidad sobre su frente está perfectamente acomodado hacía atrás inclinado un poco al lado izquierdo; ahora su perfecto rostro está totalmente despejado...
— ¿Qué te parece, me veo bien, digno de ser su escolta "My Lady"?
Puedo sentir como mis mejillas se calientan y de repente empiezo a experimentar un calor excesivo, parezco una jovencita alborotada, ¿¡Qué me pasa?!
— Con que te sientas cómodo para mi basta y sobra, después de todo será tu uniforme para casi todo el día.
No le diría que se mira bien, que le queda excepcional, divino, deslumbrante... lo cual era la verdad, pero me parece impropio de una empleadora a su empleado.
— Bueno, éste está excelente. – Evito mirarlo, puedo sentir su mirada sobre mí, rebusco en mi bolso con los dedos temblorosos mi tarjeta negra.
— Serán 7 trajes completos iguales señorita por favor.
— Cla..aro que sii...
Toma mi tarjeta y sale a toda velocidad de la habitación, pero antes le echa otra mirada asombrada de pies a cabeza a Mort, él se da cuenta y arruga la frente para después verme a mi.
— Todo parece indicar que tendrás multitudes de mujeres tras de ti. – no sé qué tienen los trajes que logran elevar lo atractivo de un hombre, si éste ya es atractivo de por si, lo elevan a otro nivel.
— Que vengan las que sean, yo solo tengo ojos y corazón para una.
Le sonreí sinceramente, esa mujer sea quién sea se había ganado la lotería, la fidelidad era algo muy difícil de encontrar.
— Espero que no tengas problemas con ella por estar aquí Mort.– él soltó una pequeña risa divertida.
— Descuida, ella sabe que la muerte tiende a ocuparse de repente... ¿Nos vamos?
Asentí ligeramente, ambos salimos del lugar, Mort tenía tantas cualidades que lo convertían en un ser extraordinario, pero es razonable que sea tan irreal, después de todo es la muerte.