Capítulo 17
1281palabras
2024-01-20 14:59
Tiempo actual....
Duré horas llorando en mi habitación, sintiendo un dolor desgarrador en el pecho que por poco se comparaba al que sentí tantos meses enferma.
Terminé marchándome de la habitación que ya había vaciado y solo estaban las cosas de Jair, pero ver la más mínima pertenencia suya me lastimaba más así que regrese aquella solitaria habitación en donde pase días y noches en el olvido.
Las palabras de Jair me lastimaron en lo más profundo, e incluso aunque tuviera la voluntad para verme y actuar como la fuerte no lo era del todo, estuve enamorada de ese hombre durante años, lo que sentía no podía borrarlo de un día para el otro, pero era consiente que no merecía mi amor, nunca lo hizo.
Pase bastante tiempo mirando el piso oscuro, no tengo idea cuanto, pero fue hasta que mi llanto cesó y no quedo ni una lágrima más para derramar; me incorporo poniéndome recta y fue ahí cuando miro a Mort parado al lado de la puerta, di un ligero brinco.
— Mort... ¿Cuánto tiempo llevas ahí?
– Eso no importa, ¿Ya estás mejor?
La preocupación en sus ojos era clara, ese hombre tenía más empatía por mí a pesar de que tenía poco de conocerme que cualquiera de mi familia.
— Si, yo solo, necesitaba desahogarme un poco, no fácil para mí.
— Me doy cuenta de ello, no eres una persona de carácter fuerte, nunca lo has sido, sin embargo, te estas esforzando y lo estás haciendo bien.
Como de costumbre me pierdo en sus ojos, tiene una mirada tan cálida que me da tranquilidad, me dice que me estoy esforzando y estoy haciendo las cosas bien, se da cuenta, lo reconoce y me felicita por ello, él es tan diferente sin conocerme me trata como si no fuera así.
— Yo no hice nada malo, yo no maté a ese bebé...
Mis ojos se llenan de lágrimas nuevamente y la ligera sonrisa que había en sus labios se borra, formando una fina línea; se acerca lentamente y se arrodilla frente a mi tomando mis manos, su cabello platinado deslumbra con la luz de la luna, si no supiera que es la muerte apostaría a que se trata de un ángel.
— ¿De qué estás hablando?
Bajo la cabeza dejando que esos recuerdos dolorosos me invadan nuevamente, puedo saborear el dolor y la desdicha de aquel día.
— Un mes antes de caer en cama por mi enfermedad estuve embarazada... Yo tenía mucho miedo, no me sentía lista, tenía tantas responsabilidades que pensaba que no era el momento, cuando lo hablé con Jair él me reclamó que yo solo pensaba en mi trabajo diciéndome que sería una pésima madre y eso solo alimentó mis miedos, una charla con Cristina me hizo tocar fondo, me dijo que sin duda no era el momento, que no tuviera a ese bebé, en el fondo esperaba que ella me dijera que podía hacerlo, siempre fui tan tonta, incapaz de tomar decisiones propias necesitando siempre alguien que diera luz verde a lo que yo quería hacer... Para ese entonces me sentía mal de buscar maneras de tener al bebé, después de todo lo que Cristina y Jair me habían dicho.
Pero después llego Cristina a mi oficina, diciéndome que la perdonara por su anterior actitud, que hablara con Jair que podíamos solucionarlo juntos, y eso me hizo ponerme feliz y recuperar las esperanzas.... pero de vuelta a casa en el camino empecé a sentirme mal, unos fuertes dolores y comencé a sangrar, me fui al hospital, cuando llegué ya estaba perdiendo bastante sangre y me desmayé.
Cuando desperté todos estaban enojados conmigo, hasta el médico me miraba mal, dijeron que había tenido un aborto y había señales de que yo me lo provoqué, pero no es cierto... yo no hice nada, te lo juro Mort.
Las lágrimas comenzaron a correr de nuevo por mis mejillas, la situación fue dolorosa, una perdida lamentable, pero fue aún peor para mi ver como para todos yo era la mala, nadie creyó ni una sola de mis palabras, después de que Jair dijera que yo no quería al bebé porque no estaba lista y tenía mucho trabajo, para todos fue claro que me deshice de él, pero no fue así.
Las manos cálidas de Mort se posaron en mis mejillas tomando mi rostro con suavidad y levantándolo para que nuestras miradas se cruzaran, su respiración era tranquila podía sentir la calidez de su aliento contra mi rostro humedecido, con sus pulgares limpio mis lágrimas con una delicadeza que me pareció familiar, lo cual era extraño porque nunca me habían tratado así.
— Yo te creo
Esas simples palabras, ablandaron mi corazón, liberándome de cierta forma con la culpa que tenía sobre algo que yo sabía que no había hecho.
— ¿En verdad?
— Claro que sí... en tus ojos no hay maldad, Valeria, eres una buena persona con un alma pura, pero incluso las buenas personas se cansan de serlo con quiénes no lo merecen. Ahora bien, si el médico dijo que había señales de que tu aborto fue ocasionado solo hay 2 opciones... la primera alguien le pago para hacerlo, y la segunda que alguien te hizo perderlo...
— ¿Qué? Pero que dices, yo siempre creí que se trató de un error o el médico se equivocó. ¿Quién haría algo así de pagarle a un médico por decir eso u ocasionarme un aborto?
— Alguien que no quisiera que tuvieras a ese bebé, ¿Qué hiciste ese día? ¿Qué comiste? ¿Con quienes estuviste? piensa Valeria mira más allá de lo que está a simple vista.
Esas palabras fueron las que me dijo mamá Consuelo una vez, me muerdo los labios y comienzo a recordar ese día, pero no había mucho en que aferrarse.
— Pues... ese día estuve trabajando en el taller de diseño, pedí como 4 veces a diferentes empleados que me trajeran comida y... – Este recuerdo se sintió como una bofetada.
— ¿Y qué?... – la mirada interrogante de Mort exigía que hablara y mi parte idiota se negaba a creer que ella fuera capaz de tanto.
— Ese día Cristina me llevo el desayuno.
Mort cierra los ojos con fuerza y deja salir un pesado suspiro.
— Bueno, ahí tienes a la culpable.
— Pero no creo a Cristina capaz de...
— Hacerte perder a tu bebé.... Valeria ibas tan bien no retrocedas, esa mujer se acuesta con tu marido, se adueñó de tu ropa, tus cosas, tu casa... quién sabe desde cuando está revolcándose con tu esposo, recuerda que primero ella te dijo que no lo tuvieras y mágicamente cambio de opinión, tendremos que tener cuidado con ella también, tienes muchas personas al rededor que te quieren hacer daño Valeria.
— Lose, por eso tu estarás a mi lado, serás los ojos en mi espalda, nadie intentará nada abiertamente teniéndote conmigo.
— Pero ellos no me ven...
— Pero puedes hacer que te vean, así como hace rato que ayudaste a los hombres a sacar los muebles, serás mi escolta personal Mort. ¿Aceptarías trabajar para mí?
Puedo sentir como mis mejillas se ponen rojas, iba a preguntarle si aceptaría cuidarme, pero eso era demasiado infantil y tonto, así que reformule la pregunta, pero aun así no puedo evitar no sentirme nerviosa.
Mort sonríe, toma mi mano y se la lleva a los labios en donde deposita un ligero beso, el roce de ellos en mi piel descontrola todos mis sentidos y eleva mi temperatura a niveles alarmantes, en su rostro se dibuja una sonrisa que me paraliza el corazón...
— Por supuesto que sí... yo cuidaré de ti por siempre Val.