Capítulo 16
1385palabras
2024-01-20 14:59
1 año atrás...
Mi enfermedad empezó 6 meses atrás, y los otros 6 meses anteriores no había pasado nada de relevancia más que una sola cosa. Después de nuestra boda, Jair y yo no tuvimos nuestro viaje de luna de miel, acababa de tomar la presidencia hacía unos cuantos meses atrás por ende estaba cargada de trabajo y responsabilidades, que el con gusto se ofreció a ayudar, pero Roberto me aconsejó y más que nada; me exigió que Jair no se involucrara tanto en mis negocios ya que no confiaba en él de todo.
Después de haber tomado la presidencia fue sorprendente para Roberto la manera en que me movía en el ámbito de los negocios como si los conociera de toda la vida, cabe recalcar que el fue un estupendo mentor, mi carrera como arquitecta me permitió involucrarme al 100% en los proyectos de construcción y en convertirme en la diseñadora principal, mis diseños frescos y contemporáneos empezaron a captar la atención, en poco tiempo teníamos clientes deseosos de mis diseños para hoteles, centros comerciales, condominios.
A una de las esposas de mis socios le encantaban mis diseños contemporáneos ella era diseñadora de modas y me dijo que, de diseñadora a diseñadora, se sentía feliz de verme triunfar, solo que era una lástima que ella no pudiera ejercer su carrera.
Me la jugué junto con ella, para montar una compañía de moda, a Roberto no le pareció la idea para nada, era una inversión demasiado fuerte y las probabilidades de pérdidas eran grandes según él, pero a mí no me importó, no tenía un amor tan grande al dinero así que no dude en apoyar a esa mujer que después considere amiga.
Mi jugada peligrosa resultó acertada, y fue así como me hice la principal socia de una de las marcas más prestigiosas del país que poco le faltaba para llegar a top mundial.
Estaba en la cúspide de mi carrera, en la punta de la gloria, traspasando metas y creando nuevos rumbos, hasta que una noticia inesperada me llegó.
— Felicidad Señora Palacios, está embarazada.
Me quedé en shock al escuchar aquellas palabras, no podía creerlo, cuando el medico me dio las pruebas me parecía una locura, creía estar dentro de un sueño.
Esa noche llegué a casa sumamente nerviosa, con miedo, no me sentía lista para ser madre, había tanto que quería hacer aún y un bebé no estaba en nuestros planes, pero el destino parecía tener otras intenciones ya que hasta logró burlar a mi anticonceptivo.
Crecí en un hogar carente de amor y cuidados, y aunque claramente jamás le haría a mi bebé lo que mis padres me hicieron, me sentía mal de solo pensar que mis padres podrían tratar mal a mi bebé, o Jair no lo quisiera... en mi mente había un mar de pensamientos negativos, estaba llena de miedo.
Cuando Jair llegó a casa le sorprendió verme llegar antes que él, aun así, no tardó en acercarse a mi encuentro, estaba sentada sobre la cama esperándolo para hablar solo que él lo interpreto como si mis intenciones fueran otras, tuve que alejarme abruptamente de él.
— Jair tenemos que hablar... – él se quedó algo sorprendido por mi actitud.
— Si dime...
— Estoy embarazada
Se lo solté así, de repente y sin anestesia al mal tiempo hay que darle prisa, su rostro pareció perderse en sus pensamientos, su mirada estaba fija en mí, pero parecía traspasarme.
— ¿Estas... hablando enserio? – No había ni un rastro de felicidad en su rostro, no le alentaba tanto la idea al parecer y eso me hizo sentir peor, nerviosa y hasta culpable.
— Si, lo sé, lo lamento, no es el momento de tener un bebé, tenemos mucho trabajo, poco tiempo...
— ¿¡Qué?! ¿Estas escuchando lo que dices, otra vez el maldito trabajo, para ti siempre va a ser el trabajo Valeria?
— No es eso, solo que yo lo digo por la situación en que estamos y exponiendo muestra rutina y...
— Con eso me lo confirmas, desde que tomaste la presidencia en tu empresa no haces más que pensar en hacer más dinero, más socios, más expansiones, para ti una familia no parece estar en tus planes, pobre de ese bebé, tendrá una madre horrible que pondrá el trabajo por encima de él.
Salió de la habitación dejándome sola, herida y aún con más dudas, mi puesto de trabajo estaba ligado a una gran responsabilidad, me puse a pensar en miles de escenarios catastróficos en donde me encontraba, entre la espada y la pared, por mi trabajo y él.
Al día siguiente le pedí a Cristina vernos, necesitaba hablar con alguien, después de mucho pensar en la situación traté de verlo por el lado positivo, y aunque tenía mis dudas, Cristina siempre era de ayuda para motivarme cuando me preocupaba algo.
— ¿Que tal Val? Me sorprendió tu invitación, últimamente estás muy ocupada siendo la directora de una de las más grandes empresas. – le sonreí sin muchas ganas, yo ya estaba instalada en nuestra mesa.
— Necesito hablarte de algo, necesito tu consejo amiga.
— Modo consejera activado, dime que te atormenta amiga.
— Estoy embarazada. – sus ojos se abrieron de par en par, le dejé caer la noticia sin más, así como a Jair. — Y sinceramente no me siento preparada para ser madre, tengo mucho miedo, pero siento que con el apoyo de Jair podríamos...
— ¡No! – Ni siquiera terminé de expresar todo mi sentir, ella me interrumpió de repente, se miraba alterada. — No que dices, tú no puedes tener ese bebé amiga, estas en la cima, eres poderosa rica, vas a descuidar todo por un mocoso, y ni hablar de cómo te pondrás después del embarazo, perderás tu belleza... No olvídalo.
— Pero... podría buscar la manera, contratar algunas niñeras para que lo cuiden bien e incluso llevarlo conmigo al trabajo.
— ¿Para qué? ¿Para que la gente te juzgue y critique por contratar a otras personas para hacer tu responsabilidad de madre? ¿O por imprudente y poco profesional por llevar a tu bebé al trabajo? Olvídalo, no es el momento como tu misma lo dijiste.
Esas fueron sus últimas palabras sobre el tema, empezó hablar de otras cosas, y no me quedo más que fingir escucharla mientras en mi interior se desataba un caos.
.....
Al día siguiente en la oficina me sentía muy mal, no había logrado dormir bien, Jair se durmió en la habitación de invitados; la conversación con Cristian me dejó peor, ahora sentía la presión de ser juzgada por pensar en contratar a alguien para hacer mi trabajo, y las palabras de Jair llegaron a mi mente "Ese bebé tendrá una madre horrible".
Comenzaron a tocar la puerta de mi oficina, estaba en otro mundo ya que pensé haber gritando que pasaran, pero no lo hice, al parecer solo lo pensé, entro Cristina con una bolsa de papel café.
— Te miras muy mal, te traje algo de comer, un sándwich de pollo y un jugo de naranja ya que las embarazadas no deben tomar café... ¿Que has pensado sobre... ya sabes?
— Eh tratado de no pensar en esto. – mentí — aún no sé qué hacer.
— Mira quizás me precipite un poco ayer con lo del embarazo, sabes que ser madre nunca fue lo mío, pero recuerdo que tu si tenías deseos de algún día formar una familia, habla con Jair estoy segura de que juntos podrán con esto y más.
Las palabras de Cristina me devolvieron a la vida, haciéndome recuperar los ánimos y la fuerza, su visita fue corta, cuando se marchó devore lo que me trajo para comer, justo en ese momento me di cuenta de cuán hambrienta estaba.
El día se me hizo largo, estaba ansiosa por llegar a casa y hablar con Jair, me subí a mi auto desesperada por llegar a casa, pero a medio camino comienzo a darme un ligero dolor de estómago, que conforme avanzaban los minutos se fue intensificando más y más.
Al detenerme en un semáforo me dejé caer en el respaldo del asiento, no entendía que pasaba, una extraña y cálida humedad entre mis piernas me puso en alerta, la piel blanca del asiento de mi auto se manchó de rojo.