Capítulo 15
1331palabras
2024-01-17 10:14
Tiempo actual....
Después de que Mort me dijo que había un 5to enemigo acechando desde el anonimato me tengo que cuidar el doble, así que tengo una idea, y para ello Mort tendrá que dejar de ser invisible ante los demás; necesito hablar con él, seriamente, saber si se quedará conmigo para ayudarme con mi venganza y así buscarle un lugar a mi lado para el día a día.
Pero por ahora tenía otras cosas que hacer, desconocía a qué hora llegaría Jair así que traté de hacer todo lo más rápido posible, Mort me ayudó en todo momento, llevamos todas mis bolsas de compras a la nueva habitación donde me quedaría, después empezó el caos.

Adornos, cortinas, alfombras, muebles toda la decoración de la casa que no era mía y podía asegurar que era el gusto de cierta mujercita que conozco, posiblemente ella fue la que la cambio, así que iba todo para fuera de mi casa.
Contrate un camión de mudanza y todo lo que había en mi casa prácticamente iba para dentro, sería donado a la caridad, mientras los hombres se encargaban de vaciar mi casa me encerré en la habitación a tomar todo lo que era mío, de solo pensar que las cosas habían sido usadas por Cristina no me peso deshacerme de nada sin importarme cuanto me llegara a gustar hace un tiempo.
Deje las cajas fuera del cuarto, quedo solo con la ropa y cosas de Jair, me muero por tirar todas sus cosas también, pero esa será una molestia que le causare para después.
Baje para ver que tal iban, ya estaba todo prácticamente vacío como una casa deshabitada, por lo menos por ahora ya que mañana iría a buscar todo para llenar este lugar nuevamente, mire a Mort cargando uno de los sillones ayudando a los hombres a sacar todo, sus brazos desnudos me permiten admirar como sus músculos doblan tamaño al hacer fuerza para levantar los muebles.
Tiene un imán natural para atraer mi mirada, es demasiado atractivo, a quién no le llamaría la atención un hombre alto, atlético con rostro de ángel y sumando a esto, lo llamativo que es ese cabello platinado y sus ojos...
— ¿¡De quién es ese auto rojo que está fuera?! ¿¡Qué carajos está pasando aquí?!

Por fin el señor indeseable había llegado, los hombres se le quedaron viendo impresionados mientras Mort parecía querer ahorcarlo, fue entonces que me di cuenta de que sus ojos eran oscuros, pero no era momento de concentrarme en el ahora.
— Querido, bienvenido... ese auto de allá es mío ¿Te gusta? Y con respecto a lo que pasa en la casa estoy remodelando.
Me mira sin dar crédito a lo que digo, como si cada palabra que salió de mi boca estuviera en otro idioma, dos hombres bajan por las escaleras y pasan a su lado con las cajas de ropa que saque de mi antigua habitación, Jair pareció darse cuenta de eso así que señalo las cajas.
— ¿¡Es tu ropa?!... ¿¡Que significa todo este alboroto Valeria!?

— ¡En primera, le vas bajando a tu tonito, a mí no me vas a gritar de esa manera!
Le hablo golpeado, levantando la voz de la misma manera en que él lo estaba haciendo, se queda callado mirándome con asombro, aunque ya no es con la misma intensidad de las otras ocasiones, empieza a acostumbrarse a mi nuevo modo, esta era la primera vez que le hablo de esta manera frente a extraños, todo lo contrario, a él que en varias ocasiones me hizo menos ante el frente a otras personas.
— Señora todo está listo, si no desea otra cosa más nos marchamos.
— Seria todo muchas gracias.
El hombre asintió con la cabeza y se marchó con los demás cerrando la gran puerta de la entrada, Mort se quedó al lado de la puerta, atento a nosotros, hay algo extraño en su mirada observa a Jair con resentimiento.
— ¿¡Que carajos miras?!
La voz de Jair me hace apartar la mirada de Mort, me es fácil perderme en sus ojos, es extraño me parecen hipnóticos como un imán que me atrae con fuerza; pongo mi total atención en el hombre que tengo al frente, tan guapo, elegante... tan maldito.
— Te dije que no me hables así...
— ¡Lo lamento gran señora! Pero no entiendo qué demonios pasa contigo Valeria.
— ¿¡Conmigo?!... Nada, solo MI casa no está a como la recuerdo y no me gusta como la cambiaste, así que haré una remodelación.
— Yo no la cambie, por favor eres una exagerada y superficial.
Lo desconozco, sus palabras me hieren, pero lo que más me sorprende es su actitud, desde que desperté me mira diferente, está frente a mí, pero lo siento distante, su mirada ya no es la misma, sin duda todo fue un engaño, él nunca me quiso, jamás me amo como decía.
— ¿Si tu no fuiste entonces quién? – Dilo, anda... te reto, de todas formas, estoy casi segura de que se la respuesta, simplemente puso los ojos en blanco y se llevó la mano a la frente.
— Estas insoportable desde que te despertaste, no sé qué paso contigo en aquella habitación estos meses, pero...
– ¡No lo sabes! Claro que no lo sabes... tú y todos los demás pensaron que me iba a morir y solo esperaron pacientemente a que ese día llegara como unos malditos buitres carroñeros.
— ¡Ey! No nos faltes el respeto de esa manera, soy tu esposo y ya te dijimos en la mañana la razón por la que tanto tus padres y yo no entramos a verte, estas exagerando.
Aprieto mis manos con fuerza a mis costados, quiero golpearlo sin duda, su actitud hacía mi hace que crezca una ira incontrolable que jamás llegue a experimentar, era odio quizás... siempre fui tan noble, tan tonta, sentir odio me parecía malo, pero ahora lo único que deseaba era verlo sufrir como yo lo hice.
— No estoy exagerando ni un poquito, cariño, dices que no sabes lo que paso en aquella habitación estos meses, pues te lo dire... me la pase días y noches aguantando un dolor agonizante que me lastimaba todo el cuerpo y me impedía moverme, mi cuerpo se deterioraba a gran velocidad y podía sentir de cierta manera como se me iba escapando la vida poco a poco, pero mientras eso pasaba, escuchaba risas... tu voz, la de mis padres... muy contentos y despreocupados mientras yo me moría en soledad. ¡Yo no me merecía eso! ¡Les di todo lo que podía y hasta más, malditos mal agradecidos!
— ¡Ya basta!
Nos miramos fijamente, con las miradas de dos completos rivales a muerte, está enojado, yo lo estoy más, nuestros pechos suben y bajan a gran velocidad, ambos aguantando los instintos de nuestro cuerpo que nos pedían atacarnos sin piedad.
— Ya fue suficiente Valeria, lo que te paso si fue horrible lo sé pero te voy a decir la verdad... yo no fui a visitarte porque estaba muy molesto contigo por lo que hiciste, no sabía cómo sentirme ni cómo actuar, dices que no te lo merecías pero en el fondo sabes que sí, ese fue tu castigo por asesina, tu mataste a mi hijo que crecía en tu vientre solo porque no estabas lista para ser madre, no te importaron mis deseos mi sentir así que a mí tampoco me importaste tú en ese entonces, lo mire como tu Karma y sinceramente ojalá te hubieras muerto Valeria.
Se da la vuelta sin antes echarme otra mirada asesina, muy molesto da grandes y rápidos pasos hasta llegar a la puerta principal para marcharse y azotarla tras de él.
Mort me mira incrédulo, pero no tengo fuerzas para seguir haciéndome la fuerte, por lo menos hoy ya no, me doy la vuelta y subo las escaleras corriendo rumbo a mi habitación como niña pequeña sintiendo las ardientes lagrimas a punto de desbordarse por mis ojos.