Capítulo 13
1370palabras
2024-01-15 11:31
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Después de compartir el desayuno con el señor Morgan me dirigí a realizar el resto de las cosas en mi lista de pendientes, pero antes de regresar a casa fui directo a la empresa, tenía muchas ganas de ver a alguien.
El lugar estaba tal y como lo recordaba, un edificio alto que casi tocaba las nubes tenía una imagen que trasmitía poder y grandeza, nunca me pareció mi estilo, pero esta vez me siento identificada con él.

Entro y me dirijo al ascensor para ir directamente a la oficina principal, al llegar la secretaria me mira con asombro como todos los conocidos que me he llegado a topar.
— Hola, buenos días, Isabel ¿Esta Roberto en la oficina? .‐ ella me mira con asombro y asiente ligeramente, por un momento hasta pareciera que perdió el color, le sonrió amablemente y continuó. – Gracias.
No toqué la puerta, simplemente entré y ahí estaba el atareado con un montón de documentos al frente, su cabello oscuro ya tenía algunas canas visibles, cuando levantó sus ojos grises al principio estaban molestos, pero al darse cuenta de que se trataba de mi abrió mucho la boca y los ojos, no pude evitar sonreír.
– Pareciera que viste un fantasma. – le digo con diversión en lo que me acerco, para tomar asiento en la silla frente al escritorio, me mira de una manera un tanto extraña, claro que hay asombro en sus ojos, pero también algo más que no había visto en los demás.
— ¿Acaso estoy en el cielo y estoy viendo a un angel?.– Una gran sonrisa se dibujó en su rostro, no pude evitar sonreírle.
— No estoy muerta, estoy más viva que nunca, Roberto.

— Me doy cuenta de ello, es como si hubieras renacido, veo algo diferente en ti, en tu mirada... — No eres el único, su celular comenzó a sonar, pero el ignoró la llamada.
— En realidad así es, la Valeria de antes murió en esa habitación. – su celular comenzó a sonar de nuevo pero esta vez lo apagó y centró toda su atención en mí. — Roberto... todos los que me han tratado mal tienen que pagar.
— Te tardaste mucho para tomar esa decisión, es una pena por lo que pasaste, pero me da gusto que estés aquí de nuevo tan renovada y que gracias a eso por fin me harás caso, cuenta conmigo para aplastar esas cucarachas.
La puerta se abrió de repente haciéndonos a ambos girar, era Jair; se le veía sumamente enojado, a punto de sacar espuma por la boca, al verme sus ojos se hicieron más amplios, pero no tardo en enfocar esa mirada cargada de rabia sobre mí, por mi parte lo ignore dándole la espalda, Roberto lo miraba fijamente lanzándole una advertencia con la mirada.

— ¿Qué quieres Jair? ¿Acaso no sabes tocar?
— ¡Vengo a hablar con esa! Me dijeron que estaba aquí. – No contuve mi molestia así que me puse de pie mirándolo fijamente, lo menos que necesitaba era toparme con él después de todas las cosas que el señor Morgan me dijo.
— No te vuelvas a dirigir de esa manera hacía mí, mi nombre es Valeria tu esposa lastimosamente... ¿Qué quieres? .– Me mira sorprendido, yo me siento tan poderosa en contestarle de esta manera, es liberador, poco a poco se acostumbrará a la nueva yo.
— ¿Porque cancelaste las extensiones del club?
Ah, es por eso... lo miró fijamente, es miércoles, según a lo que me dijo el señor Morgan él solo va al club los viernes o cuando hay algún tipo de evento, así que alguna de las dos arpías le fue con el chisme.
— ¿Quién te fue con el chisme, la falsa de mi madre o la aprovechada de Cristina?
— ¿Por qué te expresas así de tu mejor amiga que te pasa?. – eso lo responde todo, como si mi molestia no fuera poca, me acerco a él lentamente ocasionando que se ponga rígido al instante y me mire con cautela.
— Porque mientras moría en esa habitación ella como todos los demás se olvidó de mí, no fue capaz de ir a verme ni una sola vez, despierto y me doy cuenta que usa MI ropa, MIS bolsos, MIS accesorios y hasta mí auto, además de cenar todas las noches con MI esposo los viernes en el club entrando con MI membresía.– él abrió mucho los ojos, está sorprendido, no es para menos, maldito par de sinvergüenzas.— No vamos a discutir nuestros problemas maritales frente a Roberto, hablamos en la casa, "cariño"... mañana me reincorporó al trabajo Roberto, tomando mi lugar como presidenta.
Con la mirada fija sobre Jair avanzo para salir de la oficina, puedo escuchar a Roberto decime "si señora" pero no le respondí, estoy atragantándome ahora yo con mi enojó, me enteré de varias cosas turbias hoy en el club, resulta que mi enfermedad no era un secreto para nadie, Jair y Cristina hace un par de meses empezaron a exhibirse ante todos como una pareja, con sus acciones la creencia de que yo había muerto empezó a crecer y muchos lo dieron por hecho.
Resulta que Jair tomó la presidencia en mi ausencia por ser mi esposo, cosa que hizo que perdiéramos muchos importantes socios, Roberto se hizo cargo después pero aun así la empresa no lograba estabilizarse a como estaba, pero esos rumores los aclararía mañana en el trabajo con más calma junto a Roberto.
Manejo de regreso a casa, compré un auto nuevo, en la parte trasera y en la cajuela vienen montones de bolsas con ropa nueva, zapatos, accesorios, bolsos e incluso ropa interior, desecharía todo lo demás, no quiero nada que Cristina haya tocado, a Jair tampoco, pero me tendré que esperar un poco antes de deshacerme de él.
Recuerdo que Mort se quedó en casa, me pregunto si habrá descubierto algo, me imagino que las víboras empezaron a escupir su veneno en cuando yo me marché, me da curiosidad él saber que tanto dijeron de mí.
La imagen de Mort comenzó a colarse en mi mente, esos ojos azul celestes resplandecientes, su cabello blanco como la nieve, ese rostro tan varonil, sus rasgos tan atractivos.
De pronto recuerdo la noche que apareció frente a mi cama, estaba empapado con el cabello sobre la frente goteando, llevaba una camisa negra ajustada, tiene unos brazos musculosos, muy fuertes... ante ese pensamiento y la imagen de él llenándome la mente mi corazón golpeó mi pecho y un extraño escalofrío me recorrió el cuerpo.
Cierro los ojos con fuerza por unos segundos y me concentro en el camino, todo esto aún parece una fantasía, parte de una película de terror, quién lo diría, la muerte es mi compañero.
— Mort...– digo su nombre recordando todos lo que me mencionó también.
— ¿Me hablabas?...
— ¡¡Ahh!!
Pego un grito de terror puro y me tambaleó por la solitaria carretera, el asiento de copiloto que estaba vacío ahora es ocupado por Mort
— ¡Ey! Tranquila... Cálmate, soy yo.
— Ya sé que eres tú, pero como rayos apareciste aquí.
— Te dije que, si necesitabas de mí, me llamaras, tu dijiste mi nombre en voz alta.
— Si, pero yo no...– No supe que decir, no lo necesitaba ni le estaba llamado, solo dije su nombre porque...
— ¿Estabas fantaseando conmigo?.– Abro mucho los ojos y lo veo, maldita sea esa sonrisa me mata, me concentro en el camino.
— Claro que no, solo pensaba en que tal te había ido a ti en casa.
— Todos en esa casa son unas víboras, enserio.
— Dime algo que no sepa. – eso era fácil de saber.
— Debes tener cuidado, no son solo ellos 4 quienes quieren dañarte, una 5ta persona está involucrada.
Eso sí no me lo esperaba, ¿¡Una 5ta persona?! No era una persona muy sociable antes así que dudo que sea alguien de mi pasado, lo cual vuelve el asunto más difícil, soy consciente que desde que me volví rica e influyente me gané a unos que otros enemigos. Averiguar la identidad de esa 5ta persona sería como buscar una aguja en un pajar, podría ser cualquiera.