Capítulo 12
1335palabras
2024-01-15 11:30
2 años atrás....
Faltaba poco para que se cumpliera un año desde la muerte de mi abuelo y me da gusto decir que Roberto se lleva mucho mejor conmigo y se la pasa alagando mi habilidad, inteligencia e instinto para los negocios.
A lo largo de este tiempo, 3 meses atrás he tenido la presidencia de la empresa por debajo de la mesa, he conseguido buenos contratos y socios importantes que nos han permitido crecer de una manera exponencial colocándonos en los primeros lugares de las mejores empresas constructoras del país.
— Sí que el señor Uriel no se equivocó contigo, has llevado la empresa a la gloria, tienes madera para los negocios. – Roberto esta eufórico revisando los reportes de ingresos anuales comparándolos con años anteriores y en definitiva el crecimiento es notorio.
— No todo el crédito es mío, has sido un excelente mentor, esto lo hemos conseguido juntos, es gracias a ambos.
— Tu siempre tan modesta.
Entró una llamada a mi celular, estaba en la oficina principal con Roberto, era Jair, levanté un dedo y me alejé un poco de Roberto para responder.
— Hola cariño ¿cómo estás hermosa?
— Bien amor, viendo cosas del trabajo ¿y tú?
— Trabajas demasiado... iba caminando y miré un vestido blanco hermoso te quedaría muy bien.
— Ah... – Sonreí incómoda, Roberto lo notó y me miró levantado una ceja, me giré dándole la espalda escapando de su mirada.
— ¿Cuánto tiempo más vas a seguir pensándolo? Me estás torturando con esta espera amor.
— Lo lamento, pero he estado atareada lo sabes, muchos deberes y responsabilidades en el trabajo, pero te prometo que será pronto. – Estiro mi mano para ver el anillo de compromiso sobre mi dedo, escucho que suspira pesadamente.
— Si, lo entiendo hermosa, bueno, te dejo imagino que estas ocupada, te busco esta noche para cenar ¿qué dices?
— Claro, te espero como siempre a las 8
— Así será, adiós hermosa.
Termino la llamada y me voy a sentar a la silla frente al escritorio, Roberto deja a un lado el montón de documentos que tenía al frente y se concentra en mi al verme pensativa.
— ¿Sigue insistiendo con la boda? – me pregunta yo asiento con la cabeza.
— No se cuanto más pueda seguir dándole largas, tengo miedo de que me deje por pensar que no quiero estar con él.
— Pequeña Val, si en verdad te ama te esperara, no confío del todo en él así que es lo mejor, que se casen hasta después que se te anuncie como dueña de Industrias Carraga, se me encomendó cuidarte así que considero que hago bien en proteger tus intereses.
— No creo que él... quiera estar conmigo por interés.
— ¿Entonces cuál es su insistencia por casarse? ¿O porque se molestó cuando te mandé a comentarle sobre casarse por bienes separados? .– me quedé en silencio, Roberto se portaba como mi padre, me cuidaba como a una niña pequeña, a mí se me hacía algo extremista pero no tenía al valor para decir lo que pensaba, era tan firme y segura para tomar decisiones sobre el trabajo, pero aún me costaba mucho serlo en mi vida. — Pequeña Val lo único que quiero es protegerte. Tú eres la dueña de Industrias Carraga desde el día que se leyó el testamento, pero sabes que todas las demás propiedades y el dinero del señor Uriel te serán conferidos hasta que tomes oficialmente la presidencia, así como la hermosa casa de verano que me espera, si te casas con el antes de que eso suceda, si en algún momento ustedes se llegan a separar y consigue un buen abogado tramposo, podrá quitarte la mitad de todo y mi señor te dejo todo a ti, no a él.
— Lo entiendo Roberto y ya que mencionas que la empresa desde hace mucho es mía, me tome la libertad de hacer algo con una parte de ella. – me mira arrugando la frente, saco de mi bolso una carpeta que le entrego a él con una sonrisa, él la toma y me mira con sospecha.
— Pequeña Val, siempre has sido un Az en los negocios, pero esa sonrisa traviesa me preocupa. — empezó a leer el documento, se inclinó al frente como si no creyera lo que estaba leyendo y me volteo a ver asombrado. – ¡Sorpresa feliz cumpleaños! Al ser la mano derecha y hombre de confianza de mi abuelo se me hizo injusto que me dejara el 100% de la empresa a mí, por eso te transferí la cuarta parte de las acciones, te promuevo de trabajador a socio.
Él estaba sorprendido, me volteo a ver y por un momento pude notar algo extraño en su mirada, ¿Culpa?... pero se recompuso rápidamente y me miró con agradecimiento.
— Muchas gracias Val, pero no era necesario.
— No acepto devoluciones Señor Núñez, hasta mañana.
Salgo dejándolo solo en la oficina con una gran sonrisa mientras observaba los documentos.
...
Me detuve en una tienda para comprar varias cosas que mamá, Consuelo me encargo, cuando pagué y me di la vuelta para salir de la tienda choqué con la espalda de un hombre.
– Lo lamento
Dije, pero al girarse y ver su rostro sentí un escalofrío recorriendo mi espalda, era mi padre y frente a él mi verdadera madre, ambos abrieron mucho los ojos al verme, como siempre ante las situaciones de alto impacto emocional decidí huir; pero a los pocos pasos fuera de la tienda escucho a mi madre que me grita.
— Valeria espera. – no tuve la fuerza para seguir e ignorarlos, me detuve y echándole un vistazo al cielo me giré a verlos.
— Hija... ha pasado tiempo ... ¿cómo has estado?
— Bien... ¿Y ustedes? .– mi padre permanecía en silencio sin decir ni una palabra, con su característica cara malhumorada mientras mi madre parecía estar no lose ¿Feliz? ¿Conmovida? ¿Emocionada? No lo sé, nunca la había visto así.
— Me doy cuenta de que te va bien, mira nada más esa ropa tan elegante, todo parece indicar que conseguiste un buen trabajo, todo lo que hicimos fue para que te volvieras más fuerte e independiente y mira vaya que funciono.
Si claro ustedes me echaron a mi suerte en la calle a pasar hambre y frío para que me volviera fuerte, que tontería... pero claramente no tenía el valor de decir eso así que simplemente sonreí y asentí.
— Hija, vamos a casa, tenemos mucho que platicar, tu habitación está aún como la dejaste...
Era tan débil mentalmente que me hubiera ido sin dudarlo por el simple hecho de querer su aprobación hacía lo que fuera que ellos querían, pero esa vez había alguien más esperando mi llegada en casa, mamá Consuelo, podría ser manipulable hasta cierto punto, pero también era muy agradecida, Consuelo fue mi ayuda en momentos difíciles y de soledad, así que no la abandonaría solo porque ahora mis padres me querían de regreso.
– Lo lamento, pero no puedo, comparto arrendamiento con una persona, no puedo dejarla sola, de echo tengo que irme me dio gusto saludarlos.
Cuando me di la vuelta me dispuse a irme, pero sentí un agarre en la muñeca que me hizo detenerme, era mi madre, su mirada por un instante fue molesta, pensé que me reclamaría, me gritaría o algo así, pero, al contrario, se tranquilizó instantáneamente y me sonrió.
— Entiendo hija, solo no te olvides de nosotros por un mal entendido, no seas rencorosa eso es malo, ven mañana a cenar con nosotros, te esperamos.
Mamá se alejó tomando la mano de papá, los observé alejándose juntos, ese reencuentro me dejó un agrio sabor en la boca y un dolor en el pecho que tenía tiempo sin sentir, esperaba por lo menos una disculpa, pero pensé que quizás para eso me estaban invitando a cenar, para disculparse, no podía ser mala con ellos ni rencorosa eran mis padres después de todo.