Capítulo 10
1304palabras
2024-01-14 11:46
3 años atrás...
Mi abuelo murió 3 meses después de mi reencuentro con Jair, el día que él sabía que tarde o temprano llegaría y el que yo tanto temía nos alcanzó.
Llore su pérdida más que nadie, el velorio estaba repleto de extraños, solo Consuelo mi segunda madre y Jair eran mis únicos conocidos en el lugar y Roberto el abogado y mano derecha de mi abuelo, pero no éramos cercanos, nos habíamos saludado un par de veces, pero de eso no pasaba.

Me tomé una semana en el trabajo, no tenía ánimos para ir, me dolía tanto haber perdido a ese extraño que se convirtió en familia para mí en cuestión de pocos meses.
— Arriba ese ánimo princesa no me gusta verte así...
Jair acaricia mi cabeza con ternura, estábamos en sillón de mi casa, tenía mi cabeza sobre sus piernas, desde que nos topamos aquella vez en el ascensor empezó a buscarme, me llevaba detalles como chocolates y flores; era tan atento y tierno que en cuestión de un mes comenzamos a salir.
Al salir del trabajo siempre pasaba a mi casa a verme, sabía perfectamente que mi abuelo era una persona muy importante para mí, por lo tanto, por su pérdida no la estaba pasando nada bien... aun así estaba agradecida por tenerlo a mi lado.
— No es fácil para mí, pero estaré bien, tengo que salir adelante, ser feliz como abuelo siempre quiso.
— Así es, eres una mujer fuerte amor, hermosa e inteligente por eso estoy locamente enamorado de ti. – Se inclinó para darme un casto beso en los labios, no pude evitar sonreír. – ¿Mañana es la lectura del testamento de tu abuelo no es así?

— Así es... – recordarlo me deprimía, no podía evitarlo, aunque no negaría que tenía algo de curiosidad ya que mi abuelo me dijo que tras su muerte me dejaría algo muy valioso y querido para él.
— ¿Qué te parece si te acompaño para que no estés sola y saliendo de ahí vamos a comer?
— Me parece buena idea, gracias.
Iba a darme un beso nuevamente cuando la puerta principal de la casa se abrió, era Consuelo, llevaba unas cuantas bolsas de compras.

— Valeria mi niña te traje algo de pay de queso tu fav...– De repente nos encontró a mí y a Jair en el sillón. — O, no sabía que es estabas acompañada, buenas tardes... ¿Se queda a cenar?
— Buenas tardes, no puedo muchas gracias por la invitación, pero debo irme. Hasta mañana amor.
Me dio un beso en la frente y se marchó sonriéndole a Consuelo, quería preguntar ¿porque se iba...? ¿porque no se quedaba a comer?, pero supuse que estaba ocupado así que no dije más, en cuanto la puerta se cerró me senté en el sillón, Consuelo me miró levantando una ceja.
— ¿Que pasa mamá Consuelo? .– le pregunte ya que en su rostro había un gesto que no entendía.
— Ese chico niña... no creo que sea bueno para ti, no parece sincero...
— Pero que dices él es un amor...
— No dejes que tus deseos y anhelos nublen tu juicio y transformen tu realidad, siempre mira más allá de lo que está a simple vista; vamos a preparar la cena anda.
Se dio la vuelta y entró a la cocina, de nuevo me quedaba con una oración en la memoria que por el momento no entendía que era lo que en realidad quería decirme ni el significado de estas.
.....
El día tan esperado llegó, Jair estaba a mi lado tomando mi mano, solo estábamos el abogado personal de mi abuelo el señor Uriel, Roberto su mano derecha Jair y yo.
Cuando el abogado empezó a leer no pude evitar que las lágrimas se formaran en mis ojos al pensar que esas palabras que estaba leyendo ese abogado eran las que en algún momento salieron de la boca de Abu, sus últimos deseos.
— A sí que por este medio estipuló que a mi querida Valeria Palacios se le entregue en su totalidad el dominio y control de Industrias Carraga y todas mis propiedades...– me quede en shock completamente, Jair apretaba mi mano emocionado mientras Roberto me observaba con esa mirada suya fría e indiferente.— Y a mi mano derecha Roberto Carrillo, le dejo la suma de 10millones de dólares y una última encomienda que será guiar y enseñar a Valeria todo sobre negocios, una vez que ella esté preparada y tome su lugar en la presidencia se le entregara la otra parte de su herencia, mi casa de verano a las afueras de la cuidad...
Cuando el hombre termino de leer el testamento se marchó para realizar los trámites correspondientes de trasferencia de bienes o algo así, yo aún no sabía cómo tomar esto, esperaba algo como una caja musical, un collar algo de alto valor sentimental para él, no económico.
Pero al final de cuentas él en varias ocasiones me dijo cuán importante era su empresa y el gran valor que tenía para él, ya que logró levantarla el solo, así que sus deseos fueron dejar esa parte tan importante de él para mí, me encargaría de elevarla a nuevos niveles.
Cuando miré que Roberto se puso de pie para salir, me levanté y le hablé deteniéndolo antes de salir por la puerta.
— Señor Roberto...– él se giró a verme con seriedad. — Se que quizás la decisión de mi Abu no le parezca la mejor ya que no se nada sobre negocios y esas cosas, pero le prometo haré mi mejor esfuerzo y daré lo mejor de mi para lograr estar a la altura.
El me observo durante varios segundos, analizando mi rostro, después su gesto duro se ablandó y algo parecido a una sonrisa pequeña se dibujó en sus labios.
— No te mentiré diciendo que la decisión de mi señor no me causa incertidumbre, pero el ver tu determinación me calma un poco, él estaba seguro de que llegarías lejos y espero que así sea, mi nueva casa de verano depende de ello... nos vemos el lunes a primera hora en la oficina principal Valeria, tienes mucho que aprender y una cosa más... nadie se puede enterar de esto hasta que estes preparada y tomes la presidencia.
Miró directamente a Jair, como advirtiéndole, por mi parte no diría nada y sabía que él tampoco; me sentía motivada, tenía una nueva meta, ser una buena presidenta para la empresa de mi abuelo y él pudiera estar desde el cielo orgulloso de mi.
...
Jair y yo fuimos a un bonito restaurante a comer, brindamos; curiosamente él estaba sumamente feliz y emocionado con toda la situación.
— No puedo creerlo cariño, eres millonaria.
— Shss... no digas eso tan alto. – lo reprendo con una sonrisa en mi rostro, él se encogió de hombros sonriendo también.
— Lo lamento es solo que estoy emocionado por ti, serás una hermosa y sexy empresaria, salud por eso.
Negué con la cabeza sonriendo, chocamos nuestras copas y una voz femenina apareció cerca.
— ¡Valeria! Amiga cuanto tiempo. – Era Cristina, me sorprendí de verla, tenía como medio año sin saber de ella, a lo que me di cuenta me borró de sus amigos en la red social. — ¡¿Jair?! Tu y ella están... no puedo creerlo felicidades, amiga, ella siempre te admiro en la universidad, te lo dije varias veces, pero no me creías...
Cristina se sentó en la mesa con nosotros, comenzó a platicar y reír con Jair, verlos me devolvió a aquel tiempo en la universidad donde siempre era espectadora de su felicidad, pero resulta que ahora me vengo a enterar que ella le hablaba de mi a él queriendo ayudarme, me pregunto porque ella en ese entonces nunca me dijo nada...