Capítulo 59
812palabras
2024-01-16 09:59
Elisa llamó a Anna dos veces, pero ésta no le respondió; por ello, decidió llamar a Mónica.
"¡Mónica!"
La recepcionista contestó la llamada y se acercó a la mujer para decirle al oído: "La señorita Marques desea hablar con la señorita Hermes".

"Está bien", contestó Mónica y dirigió la vista hacia Anna.
La muchacha estaba bailando con alguien cerca a dónde ella se encontraba. Mónica subió al escenario y la apartó hacia un lado.
A Anna no le agradó nada la intervención. "¿Qué haces? ¡Ese chico está muy guapo!"
"Elisa quiere que la llames", explicó la mujer.
Anna priorizaba a sus buenos amigos sobre cualquier plan amoroso.
Por un momento, no supo qué hacer, pero cuando logró despabilarse, corrió hacia su asiento y revisó su teléfono. De inmediato, se percató de las llamadas perdidas de su amiga.

El corazón le dio un vuelco y tuvo un mal presentimiento.
Su intuición quedó confirmada cuando al fin logró conversar con Elisa, cuyas revelaciones la dejaron totalmente asombrada.
"Elisa, ¿escuché mal o acabas de decir que el que causó el accidente hace cuatro años fue Fernando y no el patán ese?", preguntó Anna.
"¿Patán?", repitió Elisa con las cejas arqueadas.

"¡Me refiero a Fabián!", explicó Anna con un resoplido. "Pero eso no importa en este momento. Lo que quiero saber es si el sujeto de aquella noche era en realidad Fernando".
Elisa se sintió bien al oír a su amiga describir a Fabián como un "patán".
"El collar le pertenece a Fernando", explicó la joven.
Anna respiró hondo. "¡Entonces era él!", exclamó.
"Pero en el fondo me alegra", añadió después de un momento.
"No digas eso. Más bien, quiero que me ayudes a comprobarlo", pidió Elisa.
A decir verdad, Lucía podría confirmar la información de forma más rápida, pero ella trabajaba para Mauricio.
Su padre no sabía nada sobre el accidente que había sufrido hace cuatro años, y la joven no tenía intención de contárselo. Bajo esas circunstancias, sólo podía recurrir a su amiga por ayuda.
Anna era una experta en pasar un buen rato, pero no poseía la misma habilidad para tareas de ese tipo. Por otro lado, su primo Edward sí tenía la capacidad para hacerlo.
"¡Espera! Voy a pedirle a Edward que lo verifique ahora mismo. ¡Ojalá Fabián no sea la persona que buscamos!", exclamó Anna.
La joven siempre había odiado al hombre. Elisa solía defenderlo, pero ahora incluso le entretenía escuchar a su amiga insultarlo.
"Podría tratarse de malas noticias", comentó Elisa, contemplando el paisaje nocturno a través de la amplia ventana.
Después de todo, enfrentarse a Fernando no sería más sencillo que tratar con Fabián.
"¿Todavía sientes algo por Fabián?", preguntó Anna algo confundida.
"Tarde o temprano, tendré que dejar ir al pasado", contestó Elisa frunciendo los labios. Aquel era un tema sensible para ella.
"¡Un momento! ¿Por qué de repente decidiste contármelo justo esta noche?", inquirió su amiga.
Anna no se caracterizaba por su capacidad de hacer inferencias. Por otro lado, Elisa no quería ocultarle nada; por lo que decidió contarle brevemente lo sucedido aquella noche.
"Fernando parece tener intenciones serias", dijo a modo de conclusión.
A decir verdad, Elisa no estaba segura si el hombre iba en serio, o si realmente era el sujeto de hace cuatro años.
Pero de lo que sí estaba convencida era que Fabián era un verdadero patán.
A la mañana siguiente, Elisa vio que Anna la había llamado muchas veces.
De inmediato, pensó que su amiga había finalizado con éxito las averiguaciones que le pidió, y que Edward era extremadamente eficiente.
"Elisa, todavía no has salido de casa, ¿verdad?", preguntó Anna apenas conectó la llamada.
Era domingo y Elisa tenía planeado ir al gimnasio.
"¿Pasó algo?", preguntó. Las palabras de su amiga la habían cogido desprevenida.
"¿Acabas de despertar? ¿Has visto el mensaje que te envié?", inquirió Anna.
A pesar de entender lo que la otra joven le decía, Elisa no podía evitar sentirse un tanto confundida.
Respondió con voz apagada y luego empezó a revisar su teléfono. En ese momento, se dio cuenta de que varios contactos le habían enviado mensajes.
Comenzó a leerlos uno tras otro. Tan pronto como vio la captura de pantalla de una página de chismes, la joven comprendió la situación.
Fabián había sido fotografiado entrando y saliendo de un hotel en compañía de una mujer la noche anterior. El hombre había permanecido en el establecimiento hasta las dos de la madrugada.
"Ya veo", dijo Elisa en tono de burla.
Entonces Anna empezó a expresar su descontento. "Fabián es un auténtico d*sgraciado. Es cierto que ya están divorciados y que sus andanzas no te incumben. Pero fue una insolencia de su parte ir a tu departamento después de salir del hotel. ¿Por qué haría algo así? ¿Está loco o qué?"
Elisa también estaba desconcertada por las acciones del hombre. Frunció los labios y respondió: "Quizás sí lo esté".