Capítulo 58
943palabras
2024-01-16 09:24
Mientras iba en el auto, Elisa sintió que estaba muy disgustada con Fabián.
Ellos llevaban divorciados mucho tiempo, pero el hombre y su familia no la dejaban en paz. La chica había tenido mucha paciencia, pues incluso se tomó con gracia los rumores que esparció Isabella.
Para Elisa, la vida en la familia James había pasado y Fabián no era más que su exesposo.

Ella ya no quería preocuparse por quién tenía razón y quién no. Ahora que estaban divorciados, no deberían ser más que extraños.
Después de todo, todo el amor que sentía por él desapareció casi por completo aquella noche que él la culpó por el accidente de Cecilia y no quiso escucharla. De hecho, eso la decepcionó muchísimo.
Además, lo que acababa de decir Fabián puso en duda su misma moralidad.
De repente, las luces de neón que parpadeaban fuera de la ventana hicieron que Elisa volviera en sí. Ella recordó algo y se giró hacia Fernando para preguntarle: “Oye, ¿por qué estás conduciendo? ¿No dijiste que habías bebido?”.
Ante un semáforo en rojo, el hombre detuvo lentamente el coche. “Solo un poco”, contestó, mirándola.
“¿Un poco o nada?”, inquirió la chica, sospechando que él le mintió.

Fernando no le dio una respuesta directa, sino que la quedó viendo con una sonrisa y dijo: “¿Tú qué crees?”.
Tras una pausa, el hombre añadió: “¿Aún estás triste?”.
“No, no lo estoy”, respondió ella.
De pronto, la chica observó el colgante en el cuello del hombre, quedándose pasmada por unos segundos.

Sin duda, que Fernando resultara ser el hombre de hace cuatro años la dejó muy sorprendida esta noche.
¿Cómo es que eso pudo pasar?
Y si fue el joven Dawson con quién pasó la noche, ¿por qué despertó más tarde con Fabián acostado a su lado?
Al pensar en eso, Elisa sintió un fuerte dolor de cabeza, por lo que levantó la mano para sobar su sien. “¿En verdad fuiste tú quien me acompañó por la noche hace cuatro años?”.
Fernando se acercó a ella y contestó: “¿Por qué? ¿Te decepciona saber que fui yo?”.
El hombre se mostró serio en tanto observaba fijamente a Elisa. Ella tenía una mirada vacía, reflejando la desilusión que sentía. Casi enseguida, la chica quiso poner más distancia entre ellos, pero él la sujetó por la cintura para detenerla.
En ese instante, la luz del semáforo cambió a verde, pero él no movió su auto. Ante eso, los conductores de detrás comenzaron a apretar el claxon una y otra vez, exigiendo que avanzara.
Elisa aprovechó la oportunidad para empujarlo. “Conduce”, le dijo.
Fernando arqueó las cejas antes de sentarse erguido y continuar su camino.
Al final, ella no contestó su pregunta y él no insistió al respecto.
Ambos permanecieron en silencio hasta que llegaron al departamento de la mujer.
“Me llevaré tu auto esta noche, ya que no tengo en qué irme a mi casa. Te lo regresaré mañana temprano, ¿vale?”, le dijo Fernando.
“Sí, no te preocupes. Adiós”, se despidió Elisa, muy seria.
Mientras hablaba, la chica se desabrochó el cinturón de seguridad y se bajó del coche.
No obstante, justo cuando acababa de cerrar la puerta, la señorita Marques se dio cuenta de que Fernando también había salido del auto, como si quisiera hablarle de algo más.
“Oye, Elisa”, la llamó.
“¿Qué pasa, Sr. Dawson?”.
“No has respondido mi pregunta”.
La chica se quedó pasmada al escucharlo, pues no era algo que podía responder con facilidad.
Fernando aprovechó que la mujer estaba aturdida para acercarse a ella.
Así que, cuando se hallaba a medio metro de distancia, él bajó la mirada hacia Elisa.
“Si no estás segura de la respuesta, entonces solo hay una opción. Te decepciona saber que el hombre de hace cuatro años fui yo y no Fabián”.
El joven Dawson ya conocía la respuesta, mas, quería que ella lo dijera para estar completamente seguro.
Aun así, él se rio de sí mismo antes de despedirse: “Buenas noches, Elisa. Tendrás tu auto mañana”.
Ante eso, Elisa se quedó mirándolo con los labios fruncidos antes de inquirir: “¿Desde cuándo te sientes atraído por mí?”.
Fernando no esperaba que ella le preguntara algo así, por lo que tardó en reaccionar. “Elisa, mi novia es la única mujer que puede hacerme ese tipo de preguntas”, le dijo con una sonrisa.
"Está bien, no dije nada. Ve con cuidado, ¿sí? Muchas gracias por todo, Fernando", sonrió la chica para luego girarse en dirección a su departamento.
Para la sorpresa del hombre, Elisa lo llamó por su nombre en lugar de "Sr. Dawson".
Ante eso, Fernando de repente sintió que ganó algo esta noche.
Cuando la mujer llegó a la puerta, miró hacia atrás y vio que el joven Dawson seguía allí.
Ella se quedó anonadada por unos segundos antes de continuar su camino y entrar en el departamento.
Al subir al ascensor vacío, Elisa miró a un costado algo despistada.
Si Fernando fue el hombre con quien pasó la noche hace cuatro años, entonces la quería en verdad. No lo hacía por molestar a Fabián.
La mujer volvió a tener un dolor de cabeza a medida que meditaba en ello. Siendo sincera, ella prefería que el joven Dawson hiciera esto para disgustar a Fabián, ya que así podría rechazarlo sin sentir culpa.
Cuando se abrieron las puertas del elevador, Elisa salió de él un poco más calmada.
Ya en su departamento, Elisa llamó a Anna casi enseguida.
Desafortunadamente, su amiga se encontraba en el club de Mónica en ese momento, así que la música ensordecedora del lugar impidió que Anna escuchara el timbre de su celular. Sin mencionar que lo había dejado a un lado.