Capítulo 50
837palabras
2024-01-15 16:10
Santiago miró a su nieto marcharse mientras pensaba en la petición de Mauricio. Entonces, levantó su bastón y golpeó el respaldo del sofá en el que estaba sentada Isabella.
"¡Ve y discúlpate de inmediato! ¡No puedes salir de esta casa hasta que hayas resuelto el problema!", le gritó el anciano.
Esta era la segunda vez que la chica veía a su abuelo tan enfadado.
De hecho, cuando ella vio que Santiago levantó su bastón, creyó que la golpearía. Mas, al sentir el porrazo en el sofá, volvió en sí y subió en silencio las escaleras casi de inmediato.
En ese momento, el mayordomo comentó: "Sr. James, la cena está servida".
Isabella se detuvo en cuanto escuchó que la comida estaba en la mesa. Hambrienta, la chica se tocó el estómago con una de sus manos y miró a su madre con una expresión de tristeza en su rostro.
Daniela notó los ojos suplicantes de su hija, por lo que dijo: "Papá, no hay prisa. ¿Por qué no cenamos primero y luego dejamos que Isabella vaya a...?".
Sin embargo, el anciano la interrumpió: "¿Cenar? ¿Todavía tienes hambre después de lo que pasó?".
Tras eso, Santiago subió las escaleras sumamente enojado.
Mientras tanto, Fabián se encontraba manejando en la carretera cuando tuvo que detenerse frente a un semáforo en rojo.
Él estaba pensando en la pregunta de su abuelo, por lo que aflojó la corbata de su cuello.
"¡Elisa jamás me contó que era la hija de Mauricio!", se dijo a sí mismo.
Ahora que sabía que Elisa le engañó todo el tiempo, el hombre se sintió como un tonto.
De repente, Fabián recordó la advertencia que le hizo a la chica en aquel entonces.
Ante eso, sintió como si una llama ardiente quemara el interior de su pecho.
Él le dijo: "Elisa, tienes que ser una buena esposa. Como la Sra. James, toda mi familia te respetará y te tratará bien. Eso es todo lo que necesitas de nuestra parte. Lo demás no tiene por qué importarte".
Ahora que lo pensaba, el hombre sentía que merecía un puñetazo en toda la cara.
Al ser una Marques, Elisa no tenía ningún interés en la fortuna de la familia James.
Fabián no se dio cuenta cuando el semáforo se puso en verde, por lo que el coche de detrás tocó el claxon con impaciencia.
El hombre volvió en sí cuando escuchó el sonido estruendoso, y aunque no le gustó nada que lo apresuraran, él se limitó a seguir adelante con su auto.
Por otro lado, Elisa y sus padres llegaron al hotel donde se estaban hospedando y se encontraron con algunos conocidos.
Allí, se hallaba Valeria Soriano, una muy buena amiga de Isabella. Gracias a ella, se extendió el rumor en todo Los Ángeles sobre que Elisa tenía un Sugar Daddy.
Asimismo, cuando Elisa estuvo casada con Fabián, Valeria había aprovechado cada oportunidad en la que visitó a la familia James para burlarse de la chica junto a Isabella. A veces, incluso se pasaba de la raya e inculpaba a la Srta. Marques de algo malo.
Podría decirse que Valeria seguía creyendo que Elisa todavía era la misma chica a la que ella e Isabella acosaban, por lo que estaba feliz de verla allí, en el hotel.
No hacía mucho, Isabella y Mia habían sido avergonzadas por Elisa en la fiesta de la familia Hurtado, así que esta era la oportunidad perfecta para tomar venganza.
No obstante, antes de que Valeria pudiera decir algo, Torin Soriano saludó: "Sr. Marques, es un gusto verlo después de tanto tiempo".
Mauricio seguía enfadado tras dejar la mansión de la familia James, mas, ver a Torin lo tranquilizó un poco. "Sr. Soriano, ¿cómo está? ¡Sí que ha pasado mucho tiempo!".
Torin, que llevaba años en el círculo empresarial, notó que Elisa iba del brazo de la señora Marques.
Claro, todos sabían que Mauricio tenía una hija, pero no muchos conocían a la preciosa jovencita.
Por ejemplo, Torin solo conocía a Elisa porque era la exesposa de Fabián James.
Sin embargo, tanto la chica como Mauricio apellidaban Marques. Y ahora que la observaba más de cerca, Torin pudo notar que los rasgos de la joven eran similares con las de Mauricio.
El hombre se sorprendió, pero trató de ocultarlo de la mejor manera: "Sr. Marques, ¿ella es su hija?".
Cuando Elisa era más pequeña, Mauricio quiso que su familia pasara desapercibida. Sobre todo, porque quería proteger a su hija de las personas malintencionadas. Mas, la familia James le enseñó que mantener un perfil bajo no siempre era bueno.
Por consiguiente, el Sr. Marques ansiaba mucho contarle a todos que Elisa era su hija.
Afortunadamente, esta era una buena oportunidad para empezar a hacerlo. "Sí, es mi hija. Eli, saluda al Sr. Soriano", dijo Mauricio.
Elisa miró a Valeria, quien estaba tomada del brazo de Torin, justo detrás de él. Ella sonrió y saludó cortésmente: "Hola, Sr. Soriano. Es un gusto conocerlo".
Torin le devolvió la sonrisa, cruzaron algunas palabras y terminó yéndose con su familia.