Capítulo 28
724palabras
2024-01-10 15:10
Una vez que obtuvo el número de Elisa, Kayden regresó a su asiento. Luego se dispuso a observar el contacto en su pantalla.
Una chica que estaba a su lado intentó entablar una conversación con él, pero su expresión fría la hizo desistir.
El joven se encontraba en una fiesta de su salón de clases; pero era evidente que lo habían obligado a asistir.

Kayden se quedó mirando su pantalla durante un buen rato, antes de decidirse a enviar el mensaje.
Para su sorpresa, una llamada entró casi de inmediato, por lo que se levantó y salió de la disco para tomarla.
"Hola, aún no me dices tu nombre", dijo él.
"No sabía que te gustaba ligar con chicas en la discoteca. Bien por ti".
Kayden se sorprendió al escuchar la voz de su interlocutor. "¿Primo Fernando?", preguntó.
"Gracias por reconocerme. Cuéntame, ¿con quién coqueteabas?", se burló el susodicho.

Avergonzado, Kayden le contó a su primo lo que acababa de suceder, sin omitir ningún detalle. "Es la primera vez que le pido el número a una chica".
Nunca se hubiera imaginado que el número que le había dado era el de su primo.
Ese conocimiento lo atormentaría por un buen tiempo.
"¿Cómo se llama?", preguntó Fernando con una sonrisa al otro lado del auricular.

"No estoy seguro, sólo escuché que su amiga le decía "Eli"", contestó el joven.
¿Eli...?
Una emoción oculta recorrió los ojos de Fernando y dijo: "Lo siento, primo, pero este enamoramiento tuyo ha llegado a su fin".
"¿Por qué?", preguntó Kayden.
A pesar de que le había dado un número equivocado, el joven estaba convencido de que lograría ganarse el afecto de su amada siempre que no se rindiera. ¿Por qué entonces Fernando declaraba con tanta seguridad que el asunto había acabado?
Su pregunta hizo reír a su interlocutor, quien enunció con excesiva claridad el siguiente mensaje: "Recuerda mis palabras. Esa mujer será mi futura esposa. Has puesto los ojos en la chica equivocada".
Una vez dicho esto, Fernando colgó la llamada, sin preocuparse por la reacción de su primo.
Por un momento, el hombre se preguntó por qué Elisa le había dado su número a Kayden.
Luego recordó que él le había sugerido que le diera su número a quienes pretendieran cortejarla. Después de todo, él era el pretendiente principal.
¿Significaba esto que Elisa había aceptado su propuesta?
Sin duda, era un buen día para Fernando.
Todo le parecía maravilloso, incluso el tipo que le acababa de chocar el auto. El hombre se negaba a perder tiempo en el asunto, pues lo único que quería hacer era ver a Elisa.
Cuando el otro conductor se acercó a disculparse, evidentemente nervioso, Fernando le dijo antes de que éste pudiera hablar: "No te preocupes, amigo".
Luego volvió a subirse a su Rolls-Royce y se marchó a toda velocidad. Apenas llegó al cruce más cercano dio una vuelta de ciento ochenta grados.
Con eso, se dirigió a ver a su futura novia.
Elisa regresó a su departamento relativamente temprano.
Era la única que iba en el ascensor. La joven estaba enviándole un mensaje a Anna cuando las puertas se abrieron. Avanzó por el pasillo unos diez metros y giró a la derecha. De pronto, vio a Fernando apoyado en la pared, esperándola.
"Señorita Marques, ¿le diste mi número a alguien más?", preguntó.
El corazón de Elisa le dio un vuelco. No podía resistirse a la mirada seductora del hombre, pero logró mantener la compostura.
Esbozó una sonrisa y dijo: "Un joven me pidió mi número y no recordaba otro, así que le di el tuyo. Espero que no te moleste".
"Claro que no. Es un honor para mí que sepas mi número de memoria", contestó Fernando.
La joven no supo qué decir por un momento.
Nunca pensó que el hombre llegaría a esa conclusión,
Fernando se enderezó y añadió: "Ya que te fui útil de alguna manera, considero que al menos me merezco una taza de café".
Su pedido no era nada del otro mundo.
Elisa puso el dedo en el lector de huellas dactilares y la puerta se abrió con un pitido. La joven ingresó y se puso un par de zapatos internos. De igual manera, sacó para su invitado el calzado que Paul había utilizado alguna vez. "Mi amigo se puso este par sólo una vez. No te importa, ¿verdad?"