Capítulo 27
770palabras
2024-01-10 15:05
Cuando la amiga de Isabella salió de su asombro, le pidió al mozo que trajera una toalla.
El jugo de mango resbaló por el rostro y el cuello de Isabella, y empapó su suéter. La mujer se quedó inmóvil, con una expresión de profunda miseria.
Recién entonces Elisa soltó su mano. "Te aconsejo que te vayas si no quieres pasar vergüenza".
Los ojos de Isabella ardían con ira, pero al darse cuenta del estado en que se encontraba, lo único que pudo hacer fue apretar los dientes y marcharse con su amiga.
Una vez que se marchó, Anna dijo: "¿Qué le pasa? ¿Cómo pretende tirar jugo en la cara de la gente?"
Elisa había vivido situaciones similares en numerosas ocasiones en el pasado. Estaba muy familiarizada con el comportamiento habitual de Isabella. Observó a las figuras que se alejaban y luego se volvió hacia su amiga, diciendo: "¡Quién sabe!"
Los comensales de la mesa del costado filmaron toda la escena. La joven se enteró cuando llegó al club Mónica.
El brillo de las luces era cegador y el volumen de la música, ensordecedor.
Anna miró su teléfono y soltó una risita. "Eli, revisa Twitter. Alguien grabó nuestro pequeño encuentro en la cafetería y ahora es tendencia".
Elisa tomó el teléfono y vio la grabación con el ceño fruncido.
El video mostraba la rápida reacción de la joven y el momento exacto en el que el jugo salpicaba el rostro de Isabella.
El clip de apenas quince segundos mostraba de forma clara que la que había iniciado el conflicto era la otra mujer.
"Nada mal", dijo Elisa con una sonrisa mientras devolvía el dispositivo.
"Diviértete, yo me voy a casa", añadió.
A diferencia de Anna, a la joven no le entusiasmaban tanto las discotecas. Últimamente, había estado absorta en su trabajo y, además, la música a alto volumen le causaba dolor de cabeza.
"No, no te vayas. ¿Por qué quieres irte tan temprano?", insistió su amiga quien se negaba a dejarla ir.
"Es que me da miedo que mi hermoso rostro cautive a todos los hombres del lugar. Eso no sería agradable para ti, ¿no?", bromeó Elisa.
Luego esbozó una sonrisa y se despidió. "Adiós".
Anna se quedó atónita por un momento, pero decidió no insistir.
Aunque no le agradaba escucharlo, tenía que admitir que Elisa era muy hermosa.
Su amiga tenía razón.
Anna no era fea en lo absoluto. Por el contrario, era toda una belleza cuando se le comparaba con gente común y corriente.
Sin embargo, cada vez que estaba en compañía de Elisa, los hombres solían ignorarla en favor de la muchacha.
La respuesta, sin duda, era que Elisa cautivaba la atención de quien la veía.
No había forma de que ella supiera lo que Anna estaba pensando. Sólo había dicho lo de hace un rato en tono de broma.
Elisa no estaba interesada en buscar el amor en una discoteca. Sólo quería tomarse una copa, pero decidió retirarse al sentir que el cansancio del día se apoderaba de ella.
Sin embargo, cuando llegó a la planta baja, una voz masculina le susurró al oído: "Hola, linda, ¿podemos ser amigos en Facebook?"
Se trataba de un hombre joven, vestido con una camiseta verde y una camiseta interior blanca, junto a unos pantalones sencillos y zapatillas blancas.
El chico se veía limpio y fresco bajo las deslumbrantes luces de la disco. Nadie podía resistirse a su brillante sonrisa.
A excepción de Elisa. La joven lo miró y esbozó una sonrisa. "Lo siento, no tengo Facebook".
"¿Tienes Instagram?", insistió él arqueando las cejas.
"Lo siento, es que no uso teléfonos inteligentes".
El joven recogió el teléfono que había extendido en su dirección y se dio la vuelta para marcharse.
Elisa pensó que se había rendido, pero éste se dio la vuelta y preguntó: "Entonces, ¿puedes darme tu número de teléfono?"
El desconocido le dedicó su sonrisa más radiante.
La joven quedó atónita por un momento. Tenía que reconocer que admiraba su resiliencia. Con eso en mente, tomó su dispositivo y grabó un número. "Estudia mucho y lucha por la libertad".
Elisa no pudo evitar reírse después de decir eso. Hizo un gesto con la mano y se marchó con su cartera en el brazo.
El joven quedó completamente prendado de su sonrisa. Apenas se dio cuenta de que la muchacha se alejaba, dijo en voz alta. "Mi nombre es Kayden, Kayden Romero".
Kayden Romero
Elisa pensó que aquel era un buen nombre.
Kayden sabía bien que Elisa lo había rechazado.
Pero era la primera vez que le gustaba alguien de esa manera, por lo que no se rendiría tan fácilmente.