Capítulo 22
2166palabras
2024-01-02 10:34
Le lancé una mirada intensa, a lo que Thuner me observó con una expresión traviesa.
"El agua está a buena temperatura, Júpiter. Deberías entrar". Acto seguido, acercó mi pierna hacia él, de una forma lenta pero firme.
La emoción corrió por mis venas cuando Thuner pasó un dedo por la línea interna de mi muslo.

Wuotan deslizó una mano sobre mi hombro y colocó la otra en mi muslo derecho con fuerza, tirando de ella hacia el otro lado para que mis piernas se abrieran y le diera un mayor acceso a Thuner.
Jadeé con ligereza y miré a Júpiter. No supe si él alcanzó a escuchar mi g*mido ahogado, lo cierto es que me miró, abrazándome con sus hermosos ojos y sus labios apretados. Una gota de agua había salpicado y caído en su pómulo, la cual brillaba de una forma tan intensa que se veía como los cristales de la lámpara de araña sobre nosotros. Solo se quedó allí, sentado, hambriento e iracundo.
«¿Cómo sería ver cariño en sus ojos?», me pregunté.
Los dedos traviesos de Thuner alcanzaron mi anhelante v*gina. Despacio, deslizó uno hacia adentro y comenzó a moverse en un vaivén. Luego, introdujo un segundo dedo y puso el pulgar sobre mi clít*ris, llenándome y frotándome, a un ritmo lento pero satisfactorio. La l*juria se apoderó de mí, y un aliento cálido me hizo cosquillas en la mejilla.
¿Podía Júpiter ver cómo Thuner me tocaba? Si no veía nada, al menos, debía suponerlo. Era un tanto torturador que lo estuviéramos haciendo delante de él, pues era como comer pizza enfrente de un preso en huelga de hambre.
Un suspiro se quedó atrapado en mi garganta cuando Thuner pasó los dedos por mis pliegues hipersensibles, ocasionando que mi abdomen bajo se estremeciera.

Dado que Júpiter me seguía sosteniendo la mirada, una extraña ola de calor se filtró por mi interior. Resultaba muy estimulante la forma en la que me observaba, incluso si era con ese toque de desdén, ¿o debería decir que era precisamente por la intensidad de su mirada que me exc*taba más?
Thuner empujó más los dedos dentro de mí, presionando y masajeando mi clít*ris con la palma. Apegué mi pelvis contra su mano a medida que el pl*cer iba aumentando, me iba acercando cada vez al clímax con Júpiter frente a nosotros. Percibía su mirada sobre mi piel, que me resultaba como una caricia ardiente y oscura.
«Un momento… Creo que debo contenerme», me dije a mí misma.
Wuotan clavó los dedos en mi muslo, abriendo un poco más mis piernas para que Thuner no solo siguiera deslizando sus dedos dentro de mí, sino para que también pudiera doblarlos ligeramente. Exhalé con delicadeza, abrumada por las sensaciones que toda la faena me provocaba.

Entonces, Thuner acercó su boca a mi oreja y demandó en un susurro: "Ya deberías rendirte".
Él sabía que yo me estaba resistiendo… Los cuatro estábamos atrapados en un juego extraño.
De nuevo, Thuner murmuró en mi oído con un tono muy bajo para que solo yo lo escuchara: "Sabes que quieres hacerlo y, a decir verdad…, no tienes otra opción, Aset. Estás consciente de que te tocaremos, te dominaremos y te f*llaremos hasta que ya no puedas más".
"¿Ah, sí?", inquirí con gelidez.
"Por supuesto", pronunció con una mirada juguetona, moviendo los dedos de una manera nueva y estimulante, ocasionando que el pl*cer aumentara. Debía admitir que se sentía realmente bien.
Me encontré con los ojos de Júpiter otra vez. Tenía la certeza de que no podía ver más que nuestros cuerpos de una forma borrosa bajo el agua, aun así, jamás me había sentido tan expuesta como esa vez. Después de todo, no solo observaba la intimidad con la que me recorrían con los dedos, sino cómo yo cedía ante la dominancia de aquellos dos hombres.
Mi respiración se agitó a causa de esa mirada y mis jadeos parecían coincidir con el ritmo de los perversos dedos de Thuner.
De pronto, toda la habitación me pareció borrosa.
Sentí los dientes de Wuotan en el lóbulo de mi oreja, un escozor que me hizo cerrar los ojos y casi perder el control.
Volví a mirar los penetrantes y ávidos ojos de Júpiter, y sentí que estaba cayendo en ellos. Él sabía lo que su mirada me provocaba y sabía que estaba cediendo por su culpa. Me preguntaba si trataba de exc*tarme o de destruirme. Tal vez tenía ambas intenciones.
"¿Saben? Ayer fue la primera vez de Aset", dijo Wuotan, siempre sin reparos en avergonzarme.
"Oye… no fue mi primera vez", me sonrojé y sentí que el calor se agolpó en mi cara.
"Sí, fue tu primera vez en un trío", complementó Wuotan. "¿Qué pensaste que iba a decir, pequeña Aset?".
Júpiter agitó los pies en el agua, sin dejar de observarme, y yo tragué saliva a la par que los dedos de Thuner me rozaban el clít*ris de manera perezosa.
"Sabes muy bien en qué pensé", manifesté de la manera más casual posible.
Thuner ralentizó sus hábiles dedos y dijo: "Cuéntaselo a Júpiter".
"¿Parezco una chica de revista p*rno?", pregunté
"Sí, ayer lo parecías cuando te m*sturbaste frente a nosotros. Fue una vergüenza total", comentó Wuotan.
"Espera, ¿acabas de desobedecerme?", Thuner detuvo sus movimientos. "¿Te negaste a darle el informe a Júpiter? Dile sobre lo que pensaste de lo que hicimos ayer o Wuotan se va a enojar".
Miré a Júpiter al otro lado del jacuzzi. Aunque esperaba más expresiones ceñudas por su parte, me sorprendió con algo más: una mirada de soledad. Por alguna razón, Júpiter lucía solitario.
"Fue maravilloso y muy interesante", declaré.
"No es así como lo describiría", intervino Wuotan. "Aset, respóndeme una cosa: ¿fue mejor de lo que imaginaste?".
Thuner jugaba con mis pliegues otra vez. Él sabía cómo, cuándo y dónde tocar, y yo estaba cayendo en cada uno de sus irresistibles toques. Sentía mi org*smo al borde de mi clít*ris, esperando a que lo liberara. Me revoloteaba el abdomen bajo.
"¿Y bien? ¿Fue mejor de lo que imaginaste?", insistió Thuner.
Me sentí avergonzada y conmocionada cuando me obligaron a responder las preguntas mientras dos hombres me tocaban frente a un tercero. "Sí, fue mejor".
"¿Por qué estuvo mejor?", preguntó Wuotan a la par que se acercaba y pellizcaba mi p*zón, haciéndolo girar y ocasionando que mi resistencia se fuera desmoronando. En el pasado, mi problema era que no alcanzaba el org*smo o que tardaba demasiado en hacerlo, pero ahora era todo lo contrario: o llegaba demasiado rápido o lo hacía cuando ellos aún no me lo autorizaban. Era como si hubiera aterrizado a un mundo totalmente opuesto.
"Díselo a Júpiter", ordenó Wuotan.
Me encontré con su mirada, sintiéndome cansada de aguantar. Quería ceder y c*rrerme. Podría hacer cualquier cosa por ellos. Entendía el peligro en el que me encontraba, y no era precisamente por sus enemigos, por las persecuciones en autos ni por las armas, sino por la manera en la que me tocaban con sus manos, sus bocas y sus miradas. Era capaz de arriesgarlo todo por seguir sintiendo todo eso.
"Vamos, explícaselo a Júpiter", repitió Wuotan. "Será la última vez que te lo pido".
Me obligué a volver a mis sentidos y dije: "Solo me pareció más divertido que como lo había visto alguna vez".
"¿Te refieres a lo que habías visto en internet?", preguntó Wuotan.
El calor se agolpó de nuevo en mis mejillas y respondí: "Sí, ¿a qué más pude haberme referido?".
Los dedos de Thuner se detuvieron, y Wuotan se relajó.
"Interesante, creo que necesitaremos más detalles sobre ello. Hay algo que estás ocultando", teorizó Wuotan.
Con la mente nublada, tragué saliva. Como siempre, parecía que tenía un talento sobrenatural para atinarle a todo lo que yo no quería que descubriera.
Júpiter agarró la botella de whisky que tenía al lado y bebió un poco.
Por su parte, Thuner retiró la mano para permitir que me concentrara.
"¿Qué es lo que te gusta ver?", insistió Wuotan.
Me encogí de hombros. "No lo sé".
Thuner deslizó una mano en mi abdomen y me hizo cosquillas, ocasionando que yo gritara.
"¡Ssh!", Wuotan me regañó. "Como hagas eso de nuevo, te amordazaremos. Contesta ahora mismo: ¿qué es lo que sueles ver? ¿Qué cosas has guardado en el marcador de tu computadora?".
Thuner me hizo más cosquillas, y yo me retorcí, tratando de quitar sus manos de encima. "¡No, no se los diré!", protesté.
Wuotan me agarró de los brazos y Thuner continuó torturándome un poco más.
Me empecé a reír como loca y seguí quejándome: "¡Deténganse!".
Cuando ambos se detuvieron, exclamé: "Nunca lo diré".
Thuner empezó a hacerme cosquillas de nuevo. Todos nos reíamos, incluyendo a Júpiter, lo cual fue una gran sorpresa para mí. Entonces, alguien llamó a la puerta y todo se detuvo una vez más: tanto las cosquillas como las salpicaduras.
"Servicio de habitaciones", una voz avisó desde afuera, y Júpiter volvió a lucir sombrío.
"Oigan, ¿no creen que deberían llevarla a otra habitación?", Júpiter alzó las cejas y esperó.
Thuner frunció el ceño y se levantó. "Sí, en definitiva, debemos hacerlo… Aset, sal y espéranos en la última habitación que está al fondo".
Me retiré del jacuzzi con la mayor indiferencia posible y agarré una bata esponjosa para envolver mi cuerpo. "No harán que les diga nada", recalcé y me alejé. Ni yo misma creía lo que acababa de decir, me sentí media chiflada.
"Vuelve aquí", exigió Wuotan, a lo que yo me giré.
"¿Qué pasa?". Me preguntaba si me iban a azotar delante de Júpiter y qué iba a pasar con el chico del servicio de habitaciones. ¡Madre mía! ¿Lo harían enfrente del empleado?
Entonces, Wuotan señaló la silla. "Deja la bata, no la vas a necesitar. Acuéstate en la colcha y espéranos allí".
"Asegúrate de acostarte sobre tu espalda", añadió Thuner para no dejar que Wuotan fuera el único en dar órdenes. "Ah, y mantén los ojos cerrados".
Sonreí ante lo escandaloso que era todo eso. "Ah, de acuerdo". Despacio, me quité la bata y la dejé en la silla, quedando desnuda bajo la atenta mirada de los tres. Luego, me limité a dar la vuelta y caminé con naturalidad hacia el pasillo trasero, aunque por dentro temblaba de emoción.
Sabía que era extraño, pero estaba dispuesta a darles todo lo que quisieran.
La suite era como un palacio. Tenía tres dormitorios, o quizá cuatro. Entré a la última habitación, me tumbé en la colcha y cerré los ojos, tal y como me lo ordenaron mis criminales.
En ese momento, decidí que les daría todo lo que desearan, menos contarles la verdad sobre mi hábito de ver p*rno de dibujos animados. ¡Por más que lo intentaran, no me sacarían nada! Aunque no era como si me importara que lo intentasen, ya sea volviéndome a azotar o haciéndome cualquier otra cosa.
Las gotas de agua sobre mi piel empaparon la colcha en la que me encontraba. Aquello no me molestó, pues me sentía como si estuviera volando, completamente fuera de control. Todavía sentía escalofríos en mi cuerpo.
Escuché una puerta abrirse y cerrarse, y supuse que era para dejar entrar al chico del servicio de habitaciones.
Mis p*zones se sentían fríos y apretados. También me percaté de que había estado sintiendo un zumbido en el vientre, similar al ruido del helio.
Enseguida, escuché unas voces masculinas y el sonido de la puerta de nuevo. Esa vez debió ser porque el camarero se marchaba. Ahora que Júpiter había recibido su comida, Thuner y Wuotan entrarían al dormitorio.
Me quedé esperando. Si no me hubieran dado aquellas órdenes, me habría acostado de lado, ya que me parecía más digno. Estar desnuda y acostada sobre la espalda me parecía humillante de algún modo. A decir verdad, eso me horrorizaba y me estimulaba al mismo tiempo.
Entonces, escuché pasos, y tanto el calor como la adrenalina palpitaron a través de mí. Observé unos patrones oscuros a través de mis párpados, cosa que me hizo humedecerme aún más a pesar de que solo estaba acostada sin hacer nada.
Me preguntaba si Wuotan traería sus gafas y se las quitaría de nuevo. Sentía que podía c*rrerme de solo verlo, a menos que me mantuvieran con los ojos cerrados; así no podría ver cómo se quitaría los lentes.
Cuando los pasos se alejaron, las ansias volvieron a mí.
Hubo más silencio, y luego regresaron los pasos.
Apreté los párpados con fuerza. Me gustó el hecho de que no me dejaran ver y me quedé sin aliento cuando los oí entrar. Sentí algo cálido y suave sobre mis ojos. "Levanta la cabeza". Era la voz de Thuner.
Obedecí y él ató algo alrededor de mi cabeza, anudándolo a un lado. Me había vendado los ojos.
La cama se hundió a un lado de mí y sentí ciertos movimientos cerca de mis pies. Alguien estaba trepando la cama. Enseguida, escuché el sonido de velcro y percibí algo alrededor de mi tobillo derecho y luego en el izquierdo.
¿Quién era? ¿Wuotan o Júpiter?