Capítulo 83
601palabras
2023-12-04 00:01
Él la había atrapado con las manos en la masa. Ahora no podía cerrar los ojos y pretender que no había pasado nada o darse la vuelta. Por un momento, su mente se congeló y no supo cómo reaccionar.
Shenxing tampoco se movió... Estaba demasiado distraído mirándola desde las sombras. Su mente estaba llena de la piezas de encaje negro que había encontrado en el cesto de la ropa sucia del baño.
Las había visto por pura casualidad cuando se había desnudado y arrojado su propia ropa con la intención de bañarse.

En ese momento, su visión se había nublado de deseo al imaginarla vistiendo esas piezas tan seductoras y elegantes. Sin embargo, se forzó a salir de su ensimismamiento y desviar la mirada.
¡No quería pasar por un descarado e irrespetuoso! Debía respetar la privacidad de los demás, ¿o no?
Lamentablemente, no pudo sacarse la imagen de la cabeza y terminó con un pequeño problema en su zona baja. Eso realmente lo enfureció. Era un hombre de gran castidad y mente despejada, ¡pero la ropa interior de Cha lo dejaban ansiando su cuerpo como un hombre sediento en el desierto!
Como resultado, se vio forzado a bañarse con agua fría para calmar el calor latente de su cuerpo.
Se recordó repetidamente a sí mismo que debía calmarse. Pero, cuando regresó al dormitorio y vio su figura acurrucada, perdió todo el control. La ropa interior apareció en su mente una y otra vez como los recuerdos de esa noche.
Shenxing sintió que no solo había tomado el medicamento equivocado, sino que también estaba loco.

"Oye... ¿terminaste de trabajar?", le preguntó ella con cierta vacilación. A decir verdad, no estaba del todo segura de que estaba despierto e era producto de su imaginación. De igual manera, decidió tomar la iniciativa y hablar con él para tantear el terreno.
Shenxing saltó en la cama y volvió al presente. Se movió incómodo y respondió con la consciencia culpable:
"Sí, ya terminé todo".
"Oh. Buenas noches, entonces".

"Qué descanses".
Shenxing se dio la vuelta y cerró los ojos, diciéndose a sí mismo que no debía mirarla ni pensar en ella... ¡Solo había sido un error!
......
A la mañana siguiente, despertaron casi al mismo tiempo y se desearon los buenos días. Después de lavarse y bajar las escaleras, él le preguntó:
"¿Quieres que te lleve hoy?".
"¡No!", respondió de inmediato al recordar como se había quedado dormida sobre su hombro. No obstante, el rostro frío del hombre le hizo pensar que había sonado como una ingrata, por lo que añadió: "Qiang es mi conductor, ¿o no? Él puede llevarme. No quiero que tomes un desvió y pierdas el tiempo".
El empresario quiso decirle que no era una molestia, pero cuando las palabras llegaron a la punta de su lengua, solo se encontró diciendo un simple: "Está bien".
Entonces, pensó en la información que había recibido la noche anterior y sintió una espina en el corazón que lo hizo sentir incómodo:
"Si sucede algo, puedes contactarme a mí o a Zhou. Recuerda que ahora somos 'socios' y que puedas llamarme siempre que necesites".
"Está bien".
Los ojos oscuros y penetrantes del hombre se fijaron en ella y enfatizó:
"Recuerda, no somos extraños. Nosotros somos...". Hizo una pausa porque aún le costaba asimilar las palabras: 'marido y mujer'.
Cha lo miró con sus grandes ojos llorosos. Sus pestañas se curvaron como un pequeño abanico y repitió confundida: "¿Somos qué?".
El hombre contuvo sus palabras y respondió a la ligera: "Socios comerciales".
"Sí, somos socios...".
Cha se sintió un poco perdida. ¡Ella claramente pensaba lo mismo que él!