Capítulo 84
735palabras
2023-12-05 00:01
No había ninguna emoción en el rostro deslumbrante y prominente de Shenxing. Su actitud fría y arrogante se asemejaba a la de los reyes de antaño.
Sin embargo, nadie podía ver los altibajos de sus emociones bajo su distante arrogancia. Él era el único que sabía la verdad subyacente en su persona.
En ese momento, mientras miraba a Cha, hizo todo lo posible por mantener su habitual compostura. Luego, bajó las escaleras y se fue con Zhou, quien lo había estado esperando en el living, sin siquiera detenerse a desayunar.
Cha lo observó marcharse con el ceño fruncido. Negó con la cabeza y bajó lentamente las escaleras usando la barandilla como soporte.
La tía Lan la recibió con un vaso de leche caliente. y una inmensa sonrisa: "Buenos días, señora Li. El desayuno ya está preparado. ¿Quiere comer ahora?".
La susodicha negó con la cabeza: "No voy a desayunar hoy, lo siento. Llegaré tarde al trabajo".
La mujer le tomó la mano en comprensión. Era claro que ellos dos aún no se habían reconciliado. Con la paciencia que le había regalado los años, la consoló con suavidad: "Señora, su salud es más importante que una pelea. Si no desayuna, no tendrá suficiente energía".
"No importa, tía Lan. Me he acostumbrado a no comer durante la mañana", le respondió con la verdad. En el pasado, estaba tan ocupada con el trabajo que no tenía mucho tiempo libre. Incluso había días en los que no probaba bocado. Después de todo, ella no era una dama mimada que había crecido en la riqueza.
La tía Lan le soltó la mano con un suspiro resignado. Ninguna de los dos se dio cuenta de que Shenxing había estado escuchando su conversación antes de salir por la puerta.
Afuera, Qiang saludó a Cha con una actitud servicial. En realidad, él era el conductor de Shenxing. Después de retirarse del ejército, un conocido los había presentado y, desde ese entonces, llevaba muchos años trabajando para él. Aunque el hombre parecía un viejo más, era un maestra en las artes marciales. ¡Ni siquiera Zhou podía ser su rival!
Por supuesto, Shenxing lo había nombrado el conductor de Cha porque era uno de sus hombres más leales y fuertes. Estaba seguro de que el anciano podría cuidar de ella.
En el camino, la mente de Cha comenzó a divagar. Por lo general, aprovechaba los viajes para dormir, pero ese día no tenía sueño. Las palabras de Shenxing todavía resonaban en su cabeza: "Somos socios comerciales".
¿Eso era todo? ¿Era la única naturaleza de su relación?
A mitad de camino, Qiang recibió una llamada telefónica y colgó después de unas pocas palabras.
Después de unos minutos, estacionó en una calle ajetreada y le dijo a Cha: "Señorita Chu, voy a la tienda a comprar algo. ¿Podría esperar unos minutos?".
"Tómate tu tiempo, tío Qiang. Todavía tenemos tiempo", aceptó con una sonrisa fácil.
"Gracias, señorita Chu".
Después de esto, el hombre trotó hacia una de las tiendas que estaban al costado de la calle. Unos diez minutos después, regresó con una bolsa y la colocó en el asiento del pasajero.
"Lo siento, señorita. Había mucha gente haciendo cola, así que tomó un poco de tiempo".
"Está bien", le sonrió. Aunque no estaba de ánimos para sonreír, no quería arruinarle la mañana con sus problemas.
Poco después, cuando estaban a pocas cuadras de la compañía, ella le pidió que estacionara en una esquina. No quería llamar la atención, por lo que prefería llegar a pie.
El hombre claramente se sintió disconforme con su pedido, pero terminó por aceptar su decisión. Como todo un caballero, salió y le abrió la puerta. En ese momento, le entregó la bolsa que había comprado en la tienda de conveniencia.
"Señorita Chu, lleve este desayuno a su oficina".
"Oh... Tío Qiang, no lo necesito. Puedes quedártelo, yo...".
"Por favor, señorita. Ya desayuné. Lo compré para usted".
Cha sintió una calidez extenderse por su corazón. Quizás la tía Lan estaba preocupada por ella, así que le había pedido al señor Qiang que le comprara algo en el camino.
"Gracias, tío Qiang. Me quedaré con esto, entonces", le dijo mientras tomaba la bolsa con una sonrisa.
"La recogeré esta noche después del trabajo. Qué tenga un buen día".
Qiang esperó a que entrara a la compañía antes de informar que Cha había aceptado el desayuno.
Una voz profunda le respondió desde el teléfono: "Entendido".