Capítulo 56
738palabras
2023-11-13 15:43
Frente al espejo de cuerpo entero, Cha se encontraba mirando el vestido que llevaba puesto. Era uno muy delicado y destacaba su delgada cintura. Además, la tela era tan suave y sedosa al tacto, que lo hacía resultar perfecto para usarlo en primavera. Pero... en el momento en que ella vio la etiqueta del precio, inconscientemente contó. "Diez, cien, mil, diez mil...".
"¡Santo cielo! ¡¿Esto cuesta cincuenta y ocho mil dólares?! ¡Qué estafa!".
"¡Es demasiado caro! ¡No puedo usarlo!".

Asustada, Cha se quitó el vestido y lo volvió a poner en la percha. Luego trató de encontrar algo que le pareciera más moderado.
Después de revisar más de una docena de vestidos, uno detrás de otro, se asustó más al ver que sus precios oscilaban ¡entre los veinte y los cien mil dólares!
¿Cuánto valía todo lo que estaba allí en ese cuarto de ropa?
Pronto, la mente de Cha se llenó con la imagen del dinero volando por todas partes.
¿Acaso la familia de Shenxing tenía una mina de carbón?
¡Solo eso lo explicaría todo! De lo contrario, ¿cómo es que podía gastar tanto dinero?

Con el valor de esa ropa era más que suficiente como para comprar una villa, ¿o no?
Al final Cha escogió un vestido blanco de encaje al estilo Hepburn, era uno de los más baratos. La línea del escote era perfecta para revelar su hermosa clavícula, que resaltaba su cuello de cisne. La prenda le quedaba perfecta, era como si estuviera hecha especialmente para ella.
Su cabello negro y liso caía sobre sus hombros, lo que, como ella era alta y delgada, la hacía lucir tan elegante como una orquídea.
De calzado, se puso los últimos zapatos de la colección de Jimmy Choo. Estos fueron el toque perfecto para darle un aspecto gentil y delicado sin dejar de verse dulce.

Cha era una chica sencilla, por lo que no le gustaba maquillarse ni sabía como hacerlo, aun así, ese día la situación lo ameritaba. Por eso, se colocó un poco de lápiz labial y se rizó las pestañas; solo eso bastó para hacerla lucir como una flor. Tenía una piel hermosa, así que con ese poco de color que le dio a su rostro, fue más que suficiente.
¡Verse así de conservadora era lo mejor para reunirse con los suegros!
Luego de darse un último vistazo, Cha bajó las escaleras.
Esa era la primera vez que ella se vestía de tal forma ante Shenxing. Por lo que se sentía muy nerviosa.
Al pie de la escalera y agarrándose de la barandilla, con un tono vacilante, llamó al hombre: "Shenxing, ya estoy lista".
Él, quien se encontraba de espaldas contemplando el panorama matutino a través del ventanal, al escucharla se dio la vuelta. Entonces, quedó impresionado.
Estaba seguro de que no podría olvidar esa mañana por más que pasaran los años. Los hermosos ojos de Cha, que lo miraban desde lejos, parecían un manantial que lavaba su soledad y desolación. Y su sonrisa, era como la cálida brisa primaveral. Se sentía embriagado por su belleza.
El que Shenxing la mirara de tal manera intimidó a Cha, provocando que las palmas de sus manos se humedecieran por la ansiedad. ¿Acaso no le gustaba lo que traía puesto?
Pero ella revisó todo muchas veces y no le pareció mal. ¡¿Por qué él no decía nada?!
Al poco tiempo la tía Lan salió de la cocina y vio a Cha. Ante tal vista, los ojos de la mujer se iluminaron. ¡Su joven amo tenía buen gusto! Si bien ya la señora Li era hermosa, ahora con su sencillo maquillaje, ¡lucía más encantadora! Era tan bonita como una pequeña hada.
Cuando notó a su amo aún aturdido, la tía Lan no pudo evitar recordarle: "Señor, ya el conductor lo está esperando afuera. Debería irse pronto para que su abuela no lo espere tanto".
Esas palabras hicieron que Shenxing reaccionara y caminara hacia las escaleras, donde le ofreció la mano a Cha. "Vamos".
La mano del hombre era tan esbelta, pero tan fuerte al mismo tiempo, que Cha no dudó ni un segundo en tomarla. Sabía que siempre podría confiar en él.
"Bien". Cha, con un movimiento lento, enlazó sus dedos con los de él y de inmediato la calidez la inundó. Este tierno calor corporal la hizo sentir segura.
Sin más, ella simplemente lo siguió y juntos abandonaron la villa bajo la mirada de la tía Lan.