Capítulo 10
635palabras
2023-11-07 15:23
El conductor soltó un grito y se apresuró a chequear el estado de la mujer.
Detuvo sus pasos a medio camino y la observó con fijeza.
¿Ella era...? ¿No era la mujer que habían conocido dos días atrás?
Estaba a punto de regresar e informar a su jefe solo para descubrir que este ya se había bajado y lo había seguido.
Shenxing la miró con el ceño ligeramente fruncido.
La mujer había perdido todo color en su rostro, su ropa estaba desprolija, estaba completamente sucia y obviamente estaba herida. Al verla, cualquiera pensaría que había escapado del infierno.
Solo habían pasado dos días de la última vez que se habían visto. ¿Cómo terminó en ese estado tan lamentable?
¡Qué molestia!
Con un suspiro resignado, la levantó con sumo cuidado y la llevó al auto.
El chofer estaba a punto de llamar a la ambulancia, pero la visión lo dejó miró horrorizado.
Su jefe sufría de misofobia. ¡Odiaba más que las mujeres lo tocaran!
Entonces, ¿cómo pudo tomar la iniciativa de cargar a esa mujer tan sucia y deplorable?
Meneó la cabeza para salir del estupor y lo siguió a toda prisa. Puso en marcha el auto y los observó a través del espejo retrovisor:
"Eh, señor... ¿Quiere ir al hospital?", le preguntó con cautela.
"Vamos a casa y dile a Jin Sun que lo quiero allá", le ordenó con frialdad.
El empleado pisó el acelerador y no se atrevió a hacer más preguntas.
En la villa de la familia Li
"Ese tipo no tiene consideración. ¡Mira que llamarme después de la medianoche...!", Jin traspasó la puerta entre quejas y bostezos.
Todas sus quejas murieron en su garganta al descubrir que su paciente no era Shenxing, sino una mujer extraña. La misma yacía inconsciente en la cama y estaba cubierta de moretones y qué más.
"Hola, sé que llevas muchos años soltero, pero no puedes hacerle esto. ¡Mira su estado! ¡Incluso la desmayaste!", lo retó mientras le daba un ligero golpe en el hombro.
Obviamente, había entendido mal la situación.
Shenxing lo miró con frialdad y escupió: "Si aún quieres las donaciones para el hospital, deja de decir es*upideces y trátala".
Sus palabras lo forzaron a retomar su actitud profesional y comenzar a examinarla.
"¿Qué pasa?", le preguntó Shenxing al ver la preocupación en los ojos de su amigo.
Jin dejó su estetoscopio a un lado y suspiró: "¡Esta mujer está desnutrida! No puedo creer que aún se vean estos casos...".
"¿Desnutrida?", repitió con una pizca de frialdad en sus ojos.
"La golpearon, de ahí las heridas. Está muy débil y su nivel de azúcar en la sangre es muy bajo. Parece que no ha bebido una gota de agua durante dos o tres días".
La temperatura alrededor de Shenxing bajó unos grados.
Aunque no sentía nada por ella, seguía siendo su mujer. Le molestó de sobremanera recibir esa información.
"Ya veo... Haz lo que tengas que hacer para que mejore, entonces".
"Te preocupas mucho por ella, ¿ah?", le preguntó con frivolidad.
Shenxing llevaba muchos años soltero y ahora estaba escondiendo a una chica en su casa. ¿Qué estaba pasando?
"¡Cállate y haz tu trabajo!", replicó con un rostro inexpresivo.
Jin sonrió descaradamente y escapó después de unos recetarle unos cuantos medicamentos.
Al llegar a la puerta de la mansión, se detuvo en seco.
¿Qué demonios? ¡Ese hombre ni siquiera le había ofrecido una taza de té! Después de todo el esfuerzo que había hecho...
¿Shenxing pensaba que estaba a su disposición? ¿Qué era su juguete?
Después de todo, era un médico famoso en la ciudad de Jing. Muchos funcionarios y nobles hacían fila para que los atendiera y siempre lo trataban con gran consideración.
¿Por qué se rebaja cada vez que visitaba a Shenxing?
Negó con la cabeza y se marcha maldiciendo en voz baja.