Capítulo 3
886palabras
2023-11-07 13:58
Cha salió furiosa de la habitación y rompió en llanto; se sentía demasiado ofendida.
Acababa de intimar con un extraño. ¿Cómo iba a explicárselo a su novio?
En el pasado, él se le insinuó más de una vez, pero ella nunca accedió. Sin embargo, hacía unas horas había perdido su v*rginidad con otro hombre. Si Yue llegase a saberlo, no la perdonaría nunca.
¿Cómo es que fue a meterse en la habitación equivocada y acabó acostándose con ese individuo tan prepotente?
Era obvio que la tarjeta de acceso era la correcta, la misma recepcionista se la entregó. Por ende, era imposible que se hubiera equivocado.
Entonces, ¿qué fue lo que pasó exactamente?
Cuanto más pensaba en ello, más raro le parecía.
De repente, a la distancia escuchó una voz que se le hizo conocida.
"Yue, ¿de verdad crees que mi hermana aceptará romper contigo? Ella es muy obstinada. Si sabe que estoy esperando un hijo tuyo, no te dejará ir".
La suave voz de Sisi Chu provenía desde el ascensor. Un segundo más tarde, la voz profunda de un hombre se hizo notar. "No digas eso. Yo te protegeré".
Al escuchar esas voces familiares, Cha se quedó paralizada.
¿Yue? ¡¿Qué hacía él en ese lugar?! ¿Por qué estaba con Sisi?
¿Acaso no dijo que tendría que retrasar su regreso?
Además, ¿por qué Sisi decía que estaba embarazada de su hijo...?
¡¿Qué d*ablos estaba pasando?!
Cha se obligó a calmarse y caminó rápidamente hacia el ascensor.
Cuando llegó, vio a Sisi inclinarse hacia los brazos de Yue con una expresión asustada en su rostro, mientras que sus manos lo abrazaban con fuerza.
Yue también la abrazó y apoyó su barbilla sobre la cabeza de la chica con cariño.
"Sisi, no tengas miedo. Hoy le aclararé todo. Ya te dije que hace mucho que dejó de gustarme y que no rompí con ella porque me daba lástima. Recuerda que eres la única en mi corazón, además llevas a mi hijo en tu vientre. Deja de preocuparte, ¿sí?".
Sisi cerró los ojos con dulzura y dijo: "Oh, cariño, qué bueno es tenerte conmigo".
Justo detrás de ellos, Cha se encontraba de pie mirando a la nada; era obvia su sorpresa.
Ante ella estaba el hombre al que había amado los últimos cinco años. ¡El mismo al cual esperó por tres años y quien no le dio más que traición y engaño!
Lo más increíble de todo, era que ella no tenía idea desde hacía cuánto tiempo esos dos se habían estado viendo a sus espaldas. Ni siquiera sospechaba que su novio le era infiel, ¡y mucho menos con su hermana!
¡Vaya situación tan inesperada!
A Cha le dolía tanto el corazón que sentía como si en cualquier momento se le desgarraría, aun así, con todas sus fuerzas contuvo las lágrimas.
Sisi de repente abrió los ojos como si algo hubiese venido a su mente, luego bajó la cabeza y se tocó la parte inferior del abdomen. "El bebé aún es pequeño. Si mi hermana se entera, ¿crees que le haga daño?".
"Ella no lo hará", Yue le dijo para consolarla. "No tengas miedo. Ahora vete a casa. Yo me ocuparé del resto".
Sisi asintió y luego fingió vislumbrar a Cha por accidente. Entonces exclamó: "¡Cha! ¿Qué haces aquí?".
Yue se puso tenso y lentamente se dio la vuelta. "¡Ch... Cha!".
Cha apretó los puños y mojó sus labios con dificultad. Muy despacio, se acercó a ellos y dijo: "Entonces, esta es la razón por la que no regresas".
Al escucharla, Yue volteó la cara inundado por la vergüenza.
Sisi empujó a Yue hacia un lado y caminó en dirección a su hermana para suplicarle. "Hermana, no te enojes. Estoy embarazada, es por mi culpa. Yo... me obsesioné con Yue y lo acosé. Por favor, no lo culpes".
Cha la miró con disgusto.
En casa, Sisi era una chica imponente, y odiosa. Algunas veces parecía que algún día se la comería viva. Cada vez que la veía, se burlaba y la molestaba. ¡No deseaba más que tirarla al barro y pisotearla!
Sin embargo, frente a Yue, fingía ser vulnerable. ¡Qué asco!
"Sisi, ¿por qué finges?", le dijo Cha, mirándola con desprecio. "¿Acaso no te das cuenta de lo ridícula y repugnante que te ves?".
Sisi reprimió su ira y se mordió los labios, luego tomó la mano de Cha y le dijo: "Hermana, sé que me equivoqué. No te enojes...".
Asqueada, Cha la apartó empujándola y le dijo: "¡Fuera de mi vista!".
A decir verdad, ella no usó mucha fuerza, pero Sisi en su afán de mostrarse lamentable, ¡siguió su movimiento y cayó al suelo!
"Ay...", ella gritó de dolor y se abrazó el vientre. "Me duele mucho. Yue, ayúdame...".
El hombre entró en pánico y abofeteó a Cha en la cara. Entonces le gritó: "¡Cha, fuiste demasiado lejos! Sisi está embarazada. ¡¿Cómo pudiste empujarla?!".
La mejilla de Cha ardía de dolor. En medio de su shock, levantó la cabeza y miró al hombre que se encontraba agachado y sostenía a Sisi con una expresión angustiada en su rostro.
Cha pronto notó la mirada sarcástica de su hermana. Entonces preguntó con frialdad: "Yue, ¿eres id*ota? Se cayó sola. ¿Acaso no viste?".
Era evidente que ese hombre ya no la amaba. ¡No solo su corazón estaba ciego, sino también sus ojos!