Capítulo 52
1349palabras
2023-12-07 00:01
Entretanto, en la casa de Bagrat...
"¡Bulldog! ¡Hoy llévame a la empresa!", le ordenó a Maturo, quien aún estaba desayunando en el comedor.
Maturo se puso de inmediato en pie y agarró las llaves. Fue a toda prisa al garaje y abrió la puerta a su jefe.
"Jefe, siempre trabaja desde casa y se comunica con su empleado por videoconferencia, ¿por qué de pronto quiere ir a Constructor Morales?", achinó los ojos mientras lo observaba por el espejo retrovisor.
"Ese tal representante Zhang me está causando dolores de cabeza. Ha cancelado el acuerdo que hicimos hace casi un año y no ha querido pagarme una buena suma de dinero", declaró enfadado y bajó la ventanilla del asiento trasero.
Se acercó a una de las esquinas para tomar un poco de aire fresco que venía del viento de afuera. Cada vez que se acordaba de Graham empezaba a resoplar de furia y rabia.
"Entonces, ¿qué planea hacer?", preguntó su conductor al tiempo que miraba al frente.
"¡J*der! Me encargaré de que sufra y de que el misterioso presidente del Grupo Liu lo despida y le imponga un castigo por avergonzar a su empresa multimillonaria", exclamó Bagrat sin dar pistas de su supuesto 'plan'.
Por lo que Maturo se quedó callado. Estaba seguro de que lo que estaba planeando resultaría bien después de la reunión. Al fin y al cabo, él era el polifacético de Bagrat.
De pronto, Maturo se dio cuenta de algo. "Jefe, ¿no ha pensado que ya el representante Zhang lo conocía? ¿Por qué recién le está causando dolores de cabeza?"
Bagrat no pensó en ello en ningún momento. Soltó un resoplido de rabia mientras tensaba la mandíbula y sus ojos se entrecerraban al mirar a su conductor en el espejo.
Este último evitó su mirada asesina y carraspeó antes de dirigir la vista hacia el camino que tenían por delante.
"¡Bulldog, jamás se me había ocurrido!", comentó complacido por su aporte.
"¡Gracias, jefe!", le agradeció que no desahogara su ira con él. Por lo general, se alteraba de la nada y él lo regañaba o golpeaba en la cara.
"¡No te pongas así! No hemos hablado aún de tu último error", le espetó de golpe, dejándolo atónito.
El error que cometió fue la equivocación de secuestrar de nuevo a Elvira y tratar de enviarla lo más lejos posible de Londres. ¿Cómo iba a lograrlo si Graham estaba siempre junto ella?
Desde que Maturo se enteró de que el tirador de Bagrat había disparado cinco veces al auto de Graham, pero que a ellos no les había pasado nada, en contraste con la situación del tirador, a quien Graham solo le disparó una vez, y que todavía se estaba recuperando en su escondite del hospital, ¡se sintió aterrado!
Tuvo claro desde entonces que el misterioso Graham Thiago Liu o el Thiago Zhang que conocían era alguien con quien no debían meterse.
"¡Señor, el tal Thiago Zhang estaba con ella todo el tiempo!", contestó el conductor.
"¡Que se vaya a la m*erda ese Zhang! ¿Por qué protege tanto a Elvira Hidalgo hasta el punto de sacrificar su vida por ella?", Bagrat replicó mientras golpeaba el asiento de cuero de su auto.
"¿Podría ser que sienta algo por ella?", preguntó el conductor a modo de confirmación mientras lo observaba por el espejo retrovisor.
"¡Ja, ja! ¿Sentimientos? ¿Te refieres a enamoramiento? ¡Ja, ja! Eso es lo más est*pido que alguien podría haber hecho!", se echó a reír a carcajadas.
Su risa irritante inundó el pequeño espacio, hasta el punto de que el conductor tuvo que bajar la ventanilla para que saliera algo de ruido del vehículo.
Para él, la aguda voz de Bagrat era como una flatulencia que, si se dejara escapar en un espacio cerrado, como un auto, despidiera un olor capaz de envenenar a quien la inhalara.
«¡Eso se debe a que aún no te has enamorado o no ha habido nadie que se haya atrevido a quererte imb*cil! Ni siquiera tu madre se preocupa por ti. Ella solo te trata como una bomba de tiempo lista para usar en cualquier momento», expresó aquello pero desde luego, lo hizo en su mente.
Tras recordar la palabra AMOR, le vino a la memoria Maura, a la que no veía desde hacía una semana.
"¡Ah! ¡Este trabajo está acabando conmigo!", comentó y aceleró sin darse cuenta, lo que hizo que el auto saliera disparado.
Bagrat se alarmó y le preguntó: "¡Eh, bulldog! ¿Por qué has empezado a conducir tan rápido? Qué suerte que no tenemos ningún coche delante".
"¡Debemos ir pronto a su empresa jefe y saldar cuentas con el señor Zhang!", mintió mientras apretaba el volante.
"¡Sí, claro!", respondió Bagrat y luego marcó el número de Graham.
"¡Presidente Bermúdez! ¡Qué sorpresa!", la voz imponente y dominante de Graham sonó en la otra línea.
En cuanto Bagrat escuchó su voz, tosió. "Representante Zhang, ¡me gustaría verlo en persona hoy por la tarde, si dispone de tiempo!", espetó.
"¿Hoy por la tarde? ¡Qué coincidencia! La señorita Hidalgo será dada de alta del hospital en ese mismo horario. ¿Ya diste otra orden impertinente a tus hombres para secuestrarla?", Graham sonrió satisfecho mientras enarcaba una ceja.
Tanto la cara de Bagrat como la de su conductor palidecieron en un instante. En efecto, Graham sabía algo pero se estaba haciendo el tonto.
"Ja, ja representante Zhang, está equivocado. ¿Por qué iba a hacer eso? La señorita Hidalgo es una bella y destacada dama. Además, no soy un gángster, soy un simple hombre de negocios, representante Zhang", explicó mientras apretaba su teléfono.
La frente de Maturo empezó a sudar mientras escuchaba su conversación. El teléfono de Bagrat estaba en modo altavoz, así que lo oía todo.
"¿Por qué harías eso? ¿Por qué no se lo preguntas a tu madre en Los Ángeles, la presidenta Bermúdez? Tal vez ella sepa la respuesta", contestó Graham con severidad, dándole a entender que estaba al corriente de todo, incluso de su madre.
Ahora Bagrat respiraba entrecortadamente y estaba furioso. "¡J*dete, representante Zhang! No eres más que la sombra del poderoso presidente Graham Thiago Liu, así que no te hagas el importante. Una vez que se entere de que estás haciendo algo detrás de su inversión multimillonaria, ¡serás hombre muerto!", gritó mientras le temblaba la mano.
En cambio, Graham reía molesto en la otra línea. "Al parecer, el volcán está a punto de explotar. Dile a tu chófer que conduzca despacio porque más tarde habrá una gran explosión delante de la torre. Más vale que lo evite. Y ¡ah! ¡Se me olvidaba que fue orden del presidente Liu echarte de esa inversión!", le dio un consejo y lo amenazó.
El conductor que sujetaba el volante se puso más atento a lo que les rodeaba. Graham indicó que estaban frente a la torre y que por ahí se dirigían.
¿Cómo lo sabía? ¿Los estaba vigilando en ese momento? No lo sabía. Lo único que tenía y sentía en ese instante era miedo.
¿Quién era Thiago Zhang?
Bagrat continuó hablando con él por teléfono. No podía creer que el misterioso y poderoso presidente del Grupo Liu fuera quien lo había echado de su proyecto multimillonario.
"¿Por qué haría eso el presidente Liu? Jamás lo he ofendido, id*ota", gritó mientras sujetaba el teléfono.
Graham no hizo más que burlarse y apoyarse en su silla al tiempo que lo oía. Si estuviera delante de él, lo habría visto estallar en cualquier momento y eso sería una gran victoria. Pero que lástima, solo estaban hablando por teléfono.
"Claro que lo ofendió, presidente Bermúdez. ¿Quién le ha dicho que no?", seguía sonriendo con satisfacción mientras disfrutaba de la conversación. Pero cuando pronunció la última frase, se puso muy serio. Recalcó cada palabra que declaró.
"Deja que te diga esto id*ota, ¡NO TE METAS CON LA MUJER DEL PRESIDENTE LEE SI TODAVÍA QUIERES VIVIR!"
Tanto Bagrat como su conductor, horrorizados, se quedaron de piedra. Permanecieron inmovilizados en sus asientos. De pronto, Maturo pisó el freno en medio de la carretera.
Esta última frase de Graham les puso a los dos la piel de gallina por todo el cuerpo.