Capítulo 35
1223palabras
2023-10-30 13:44
Después de la inesperada llamada de la madre de Bagrat, el hombre inmediatamente salió de su oficina. Al salir, encontró a Markel parado en el jardín, fumando mientras hablaba por teléfono.
"Tendré que trabajar horas extras esta noche y los próximos días", escuchó susurrar al hombre. Su voz estaba llena de admiración y amor.
"¿En serio? ¡Te voy a extrañar!" Maura dijo en la otra línea. La mujer se mordió los labios mientras se aferraba al teléfono.

"¡Yo también te voy a extrañar!", respondió con cariño Markel, aquel sentimiento reflejándose claramente en la expresión de su rostro.
Sin embargo, justo cuando estaba a punto de decir algo más, la voz de Bagrat resonó detrás de él.
"Entonces, esta es la razón por la que has actuado tan raro estos últimos meses. Bulldog, ¿estás enamorado?" se burló su jefe.
Markel se sorprendió ante aquella inesperada intromisión, provocando que saltara del susto y dejando caer su teléfono al suelo.
Maura, que todavía estaba en la otra línea, al escuchar con claridad de Bagrat, no pudo evitar temblar de miedo, e incluso las palabras se atascaron en su garganta. Con un miedo paralizante y sin poder decir nada, simplemente optó por cortar la llamada de inmediato.
"Jefe, me asustó. Es medianoche. Pensé que~" antes de que Markel pudiera terminar su frase, Bagrat lo interrumpió.

"¿Qué? ¿Que era un monstruo? ¿Es eso lo que estás tratando de decirme?" dijo el hombre burlonamente mientras lo miraba con severidad.
"¡Sí, jefe! ¡Pensé que era un monstruo!" Markel mintió, tratando de camuflar la verdad.
Al fin y al cabo, no importaba lo que dijera, Bagrat lo golpearía de todos modos, así que Markel simplemente aceptó las palabras de su jefe.
Sin embargo, la verdadera razón para hacer aquello era que no quería que él se enterara de su relación con Maura.

"¿Estás seguro, bulldog? ¿Esa es tu verdadera razón de tu espanto?", continuó burlándose de él Bagrat mientras levantaba las cejas.
"¡Sí! ¿Por qué iba a mentirle? En fin, le tengo nueva información sobre la señorita Hidalgo y la señorita Ávila", respondió el hombre, tratando de desviar la atención de su jefe hacia lo que más le gustaba escuchar.
"¿Qué estás esperando? ¡Infórmame, idiota!" de inmediato rugió Bagrat mientras golpeaba en rostro de su subordinado.
Markel no esperaba recibir aquel golpe, por lo que, debido a la fuerza y la sorpresa, tropezó con el suelo.
"En lugar de estar hablando tonterías con tu novia, ¡ve directo al grano!" continuó diciendo con enojo y molestia su jefe.
"La cuestión es que el padre de la señorita Ávila parece estar inactivo estos días. Incluso ahora rara vez viaja al extranjero. Y en cuanto a la señorita Hidalgo, las personas que la protegen no son otros que los hombres del señor Zhang".
"¿Qué?" Los ojos de Bagrat se abrieron con incredulidad. "¡Thiago Zhang!", exclamó con fuerza el hombre y su voz resonó en medio de la noche.
Mientras tanto, en el estudio de Tabita...
"Elvira, has estado inactiva durante los últimos meses. ¿Qué has estado haciendo?" Tabita le preguntó a su sobrina.
La mujer había estado entrando y saliendo del país, por lo que realmente no se ocupaba de su estudio desde hacía bastante tiempo.
En aquel momento, se encontraban trabajando horas extras para poder terminar algunas de sus colecciones para la semana de la moda. Jael había sido la encargada de colocar algunos de los accesorios a los productos terminados, mientras Elvira ayudaba a su tía a coser algunas de sus prendas. Le estaba dando vida al diseño de su tía Tabita.
"Yo también he estado muy ocupada, tía. ¡Mira, acabo de hacer la mayoría de nuestros diseños aquí!" Se defendió Elvira mientras miraba a Jael. Sabía bien que había sido Jael quien le había contado a su tía sus inexplicables recados de las últimas semanas.
"¿Qué quieres decir con que hiciste la mayoría de los diseños aquí?" Tabita preguntó de una manera dominante, dejando atónitas a las otras mujeres, quienes únicamente la miraron por unos segundos.
"Estos son diseños viejos. Ya no hay nada nuevo en mi estudio. Los hiciste hace un año", se quejó Tabita mientras levantaba la mano en el aire, pero sus ojos se mantenían fijos en la ropa que estaba cosiendo.
"¡Jael, dime! ¡Quién ha estado con ella estos últimos meses!", de repente Elvira miró a Jael, quien de inmediato comenzó a respirar frenéticamente por la ansiedad de la situación.
La asistente dejó lo que estaba haciendo de inmediato y se dio la vuelta.
"Respecto a eso... Yo~..." Jael desvió la mirada temerosa hacia Elvira, quien también se encontraba mirándola fijamente.
"¡Jael, estoy esperando!" La voz de Tabita se volvió profunda y severa.
Puesta en aquella situación, Jael no podía evitar maldecir su boca por haber hablado mal de Elvira aquella mañana. Al borde de las lágrimas, miró a sus dos jefas con los ojos puestos sobre ella. Una esperaba que dijera algo mientras que la otra solo quería que se mantuviera en silencio.
"¡Ella había estado saliendo con el señor Damen estos últimos meses!" de repente soltó, cediendo ante la presión.
"¿Qué?" exclamaron ambas mujeres al unísono. Los ojos de ambas se inyectaron de sangre y se abrieron grandes por la sorpresa, mientras se miraban la una a la otra.
Mientras tanto, Jael, después de decir aquellas palabras, inmediatamente regresó a su trabajo y continuó adornando la ropa.
"¡Jael!" La voz de Elvira se elevó hacia ella mientras golpeaba el suelo con su pie.
Jael escuchó sonoro reclamo de Elvira con claridad; sin embargo, ella ya no quería saber más del tema, así que simplemente respondió: "Por favor, no me preguntes más. ¡Deja de torturarme!".
"¿Tortura? ¡Jael!" Elvira dijo con asombro; sin embargo, la misma Jael estaba sorprendida con sus propio actuar.
"¡Está bien! ¡Es suficiente!" Tabita interrumpió a los dos mujeres antes de que comenzaran a pelear.
"Elvira, ¿quién es este Damen?", preguntó Tabita con una voz suave pero severa, provocando que, de inmediato, Elvira adoptara una posición firme y que mirara a su tía con atención.
"Es un amigo. Lo conocí en el parque", respondió Elvira.
"¿En el parque?", preguntó Tabita otra vez, tratando de seguir sacando información sobre la persona con la que su sobrina estaba saliendo.
"¡Sí! Estaba corriendo cuando nos conocimos. Por cierto, él es el dueño del restaurante Finca Mar entre las torres gemelas", agregó Elvira al notar que su tía todavía la estaba observando.
Cuando estaba a punto de seguir cosiendo el vestido, de repente su tía preguntó por Graham.
"¿Y qué hay del señor Zhang? ¿Ya no sientes nada por él?"
"Tía, ¿cómo supiste eso?" Desconcertada, Elvira dejó caer la aguja al suelo mientras miraba a Jael, quien intentaba mantenerse alejada de cualquier conversación.
"Jael me lo dijo", admitió su tía sin problemas mientras se levantaba y caminaba hacia su sobrina.
Luego, con una suave voz intentó aconsejarla con respecto a un amor en su juventud que no había logrado florecer.
"Escúchame, no tengo nada en contra de los hombres con los que sales. Solo asegúrate de que el que elijas, te ame y te proteja sin importar qué".
"Sí, tía. Lo entiendo. Gracias". Elvira entendía perfectamente lo que quería decir su tía.
Y sabía bien a quién iba a elegir; al hombre que la había estado protegiendo todo ese tiempo aunque su actitud fuera dura y tosca.