Capítulo 34
1178palabras
2023-10-30 13:41
Mientras tanto, en la villa de Bagrat...
"Markel, ¿cuál es la situación actual de la vida de la señorita Hidalgo?" Bagrat le preguntó a Markel mientras se apoyaba perezosamente en la silla en la que se encontraba sentado dentro de su oficina privada.
"Jefe, ella se está viendo con el señor Zhang", respondió Markel con la mirada fija en el suelo. El hombre se encontraba parado frente a su jefe pero evitando moverse aunque sea un centímetro.
En los últimos días, su jefe había estado estresado intentando tramar complicados planes contra la hermana menor de Ferran Jarrín Hidalgo.
"¿De nuevo?" Bagrat golpeó el escritorio con ira, lo que hizo que los hombros de Markel se levantaran con cierto miedo.
"Así es", el hombre no pudo evitar tartamudear mientras respondía. "Se encontraron por casualidad en el carril de emergencia durante el atasco a las seis de la tarde". Debido al miedo que le causaba la posible reacción de su jefe ante aquella noticia, su explicación se volvió algo confusa y fácil de malinterpretar.
"¡¿Qué?!" El rostro sombrío de Bagrat se oscureció aún más con su vago informe. Sus espesas cejas se fruncieron, lo que lo hacía parecer un asesino, dándole la expresión de un asesino.
Ante aquella imagen, Markel dio un temeroso paso hacia atrás. La oscuridad de la noche y el semblante de su jefe solo le hacían creer a Markel que el hombre frente a él era la parca, lista para arrebatarle la vida.
"Me encargaré de mantenerlo informado, jefe. ¡Tengo que irme ahora!", dijo rápidamente Markel, tratando de huir de cierta forma del lugar.
Ante ello, Bagrat no dijo nada, simplemente levantó su la mano y la agitó levemente, indicándole que se fuera.
Cuando finalmente se encontró solo en la habitación, de repente comenzó a sonar su teléfono privado. Bagrat leyó el nombre de la persona que estaba llamando y de inmediato sintió cómo un escalofrió atravesaba toda su espina dorsal, lleno de terror. Sabía muy bien quién era la persona que lo llamaba. Era alguien a quien había estado tratando de evitar durante toda su vida.
El hombre se tomó su teléfono con fuerza mientras deslizaba el ícono de contestar llamada en su celular y, luego de unos segundos, exclamó con suavidad al teléfono: "¡Mamá!"
"Bag, ¿qué has estado haciendo? ¡Te dije cientos de veces que me mantuvieras informada de todo, pero pareciera que me estás evitando!" El fuerte rugido de su madre resonó en la oficina desde el auricular de su teléfono.
"Mamá, no se trata de eso. He estado ocupado con nuestros negocios estos últimos días y también he estado tratando de ver la forma de perjudicar a los Hidalgo~~"
"¿Estás haciendo planes contra ellos?", la mujer lo interrumpió de inmediato al escuchar sus palabras, "Entonces, ¿tienes un nuevo plan?"
"¡Sí, mamá! ¡Y cuando lo logre, te informaré de todo!", dijo rápidamente Bagrad, tratando de enorgullecer a su madre.
"¡Sé que puedes hacerlo! ¡Eres mi chico maravilla!", contestó con orgullo y arrogancia su madre. Con solo escuchar su tono de voz, el hombre podía sentir su aire de altivez.
"¡Gracias, mamá!" respondió el hombre, y aunque aún con cierto temor dentro de sí, su tono era un poco alegre.
Aquello era lo que más le gustaba a Bagrat de su propia madre. Ella siempre se mostraba orgullosa de él, lo que provocaba que el hombre se sintiera y creyera más de lo realmente era.
Luego de esa breve conversación, sin nada más que decir y sin siquiera un adiós, la llamada simplemente finalizó. Tras notar que su madre ya no estaba al teléfono, Bagrat dejó escapar un suspiro de alivio.
¡Sí! La mujer de Los Ángeles a la que Graham se refería antes era la propia madre de Bagrat. Ella era su mayor debilidad. Hubo dos razones por las cuales aquello era así: Primero, temía haberla lastimado; y, en segundo lugar, ella podría haberlo lastimado.
La relación de madre e hijo que tenían ambos siempre había sido oscura, incluso desde que él era un niño. No tiene ni un solo recuerdo de su mamá siendo la madre ideal que la mayoría de los niños tenían. Su infancia estaba plagada de recuerdos en los que solo lo entrenaban para algo más: la venganza contra los Hidalgo.
Cuando estaba en el jardín de infantes, sus amigos jugaban juntos en el parque; sin embargo, él a esa edad usaba a sus compañeros como saco de boxeo. En primaria, ya podía vencer a los niños de secundaria él solo.
Pero aparte de su habilidad en combate, Bagrat también era inteligente. Era uno de los mejores estudiantes en su prestigiosa escuela de Londres y su mejor oponente era el hijo de Marcel Hidalgo, Ferran Jarrín Hidalgo.
Pero, ¿qué ocurría con su madre?
A los quince años, la mujer ya había cometido su primer delito. Había matado a su propio padrastro, quien había intentado violarla mientras dormía.
Sin embargo, la madre de ella decidió ocultar la verdad, diciéndole a los investigadores que ella había sido quien mató al hombre a puñaladas, inculpándose aquel crimen. Como resultado, la mujer fue condenada a cadena perpetua. Desde entonces, la mujer nunca más volvió a ver a su madre.
Debido a la amarga punzada de los recuerdos que tenía en ese lugar, abandonó su ciudad natal y nunca regresó. Su madre intentó llevar una vida digna en la ciudad; sin embargo, parecía que la mala suerte la perseguía a donde fuera.
Cuando era camarera en un gran pub de la ciudad, la mayoría de sus clientes la acosaban o abusaban de ella delante de sus amigos o jefes.
Hasta que una persona la sacó de la oscuridad: Marcel Hidalgo. Luego de ello, durante un tiempo tuvieron una relación, antes de que Marcel conociera a Mirta, su actual esposa y madre de Ferran y Elvira.
Sin embargo, el hombre no tenía idea de que tenía un hijo con ella y ese hijo no era otro que Bagrat.
Cuando Marcel se casó con Mirta, la madre de Bagrat no pudo aceptar la verdad. Sentía que la vida para ella era dura e injusta y ya estaba cansada de llorar y de quedarse sola en un rincón.
Debido a ello, desde entonces, su personalidad, su estilo de vida y su perspectiva del mundo cambiaron por completo, llegando a la decisión de usar el dinero que le dio Marcel para cambiar su vida.
La mujer se volvió viciosa, asesina e intrigante, sin temor de hacer muchas cosas traicioneras para conseguir lo que quería. Y se encargó de entrenar a su hijo para que siguiera sus pasos.
¡Sí! Ferran y Elvira tenían un hermano ilegítimo, pero ninguno de ellos sabía la verdad, ni siquiera Bagrat, ya que su propia madre se lo había ocultado intencionalmente.
Sin embargo, existía una persona que, debido a su astucia lo había descubierto y, debido a ello, siguió actuando de esa manera con la hermana de Ferran. Graham no quería que Elvira se acercara a Bagrat, ya que si lo hacía, los tres hijos de Marcel caerían en la trampa de la mujer.