Capítulo 21
1721palabras
2023-10-27 14:27
Tan pronto como Elvira apareció frente a él como un fantasma, casi se levantó de un solo salto. Enseguida, la llevó hasta un rincón y le pidió a los miembros de la cabina que les dieran algo de privacidad.
"Déjennos solos, por favor. Necesito hablar con mi esposa", Graham les ordenó con autoridad, a lo que el personal de la cabina intercambiaron miradas antes de marcharse. Por su parte, la mujer no pudo evitar contentarse al escuchar cómo la llamó.
"Eso me encantó. ¡Pasé de ser tu novia a tu esposa demasiado rápido!", la joven Hidalgo lo empujó con suavidad para molestarlo.

Thiago estaba tan furioso que se apretó los delgados labios y la miró con severidad. "¿Cómo lo hiciste?", inquirió en voz baja.
"Fue muy fácil. Repetí el mismo proceso que hiciste junto a la señorita Ávila, aunque fui muchísimo más lista", declaró con orgullo a la vez que parpadeaba sin dejar de observarlo.
Al oír su respuesta, el joven Liu no pudo evitar suspirar con frustración. Luego, procedió a amenazarla: "Sabes que puedo llamar a seguridad y hacer que este avión regrese en un instante, ¿cierto?".

"Adelante, inténtalo si quieres. Sin embargo, no te olvides de que mi apellido también es muy importante. Resulta ser que el dueño de este avión es el mejor amigo de mi papá", la chica replicó con altivez, lo cual enfureció más al magnate.
"¡Elvira Hidalgo!", rugió, provocando que los pasajeros de la clase ejecutiva se voltearan en su dirección. Una vez que Graham se percató de sus miradas curiosas, bajó su tono de voz y añadió mientras apretaba los dientes: "¿Cuándo dejarás de causar problemas y me darás un poco de paz?".


"¡Oye, ni siquiera he hecho nada malo! Solo me subí al avión y me senté detrás de ti", ella contestó en un tono defensivo.
Thiago no se molestó en seguir discutiendo, pues sintió que estaba lidiando con una niña malcriada y testaruda. Se limitó a sacudir la cabeza y a regresar a su puesto.
Por su parte, Elvira lo miró con el ceño fruncido y también volvió a su asiento. Tomó una revista del estante y fingió leerla cuando, en realidad, le robaba miradas a las dos personas frente a ella.

En cuanto el joven Liu se sentó, Jacinta se percató de lo estresado que lucía. "Oye, ¿pasó algo?".
"Ah, nada. ¡Es solo que había un insecto muy molesto en el avión!", el empresario enfatizó sus últimas palabras a propósito. No obstante, una joven azafata que iba pasando lo escuchó y se detuvo para contemplarlo.
"Señor, ¡siempre mantenemos nuestro avión impecable y libre de gérmenes antes de despegar!", la muchacha explicó, ya que le pareció que el comentario del magnate fue un tanto ofensivo.
Graham no dijo nada y solo la miró, lo cual hizo que la azafata le dedicara una reverencia antes de marcharse. Dado que Jacinta seguía confundida, se levantó y se dio la vuelta. En el instante que atisbó a la mujer que estaba leyendo una revista, se percató de quién era el «insecto molesto» que Thiago mencionó.
"¿Cómo entró al avión?", Jacinta también se desconcertó.
"¡Gracias a la influencia de su padre!", respondió con frustración.
"Vaya, parece que los Hidalgo tienen muchas conexiones", la joven pronunció con incredulidad. "¿Y qué vamos a hacer con ella?", preguntó, claramente molesta por su presencia. A pesar de que su plan original era estar a solas con Graham durante esos dos días de viaje, una intrusa se les sumó.

"¿Qué más podríamos hacer aparte de ignorarla? Estoy muy cansado, voy a dormir un rato", el joven Liu suspiró y cerró los ojos.
Cuando Jacinta se dispuso a observarlo, le dieron ganas de tocarle la mejilla, por lo que extendió la mano hacia él.
"¡Mmm...!", Graham pronunció y le dedicó una dulce sonrisa sin abrir los párpados. Casi enseguida, atrapó el dedo índice de la mujer y lo sostuvo durante un rato, haciendo que Jacinta se riera ante su tierno gesto.
Elvira no fue la única que presenció la escena, sino que también lo hicieron dos de las integrantes de la tripulación de cabina que vieron su interacción con Thiago hacía unos minutos.
Ambas sintieron lástima por la señorita Hidalgo y les indignaron el comportamiento de Graham y de Jacinta. Una de las miembros se le acercó a Elvira y le dio unas suaves palmaditas en la espalda. Como era un poco mayor que ella, sintió que debía consolarla como una hermana mayor. La diseñadora de moda le agradeció y asintió con una leve sonrisa.
"Señora, ¿quiere que los separemos?", la muchacha le preguntó. Dado que el joven Liu se refirió a ella como su esposa, pensaban que era cierto.
Elvira simplemente siguió el juego: "Sí, por favor, se los agradecería muchísimo. Conozco al dueño de la aerolínea, y si le comento que me ayudaron, ¡de seguro les va a recompensar muy bien!". Si bien la fanfarronería no era parte de su personalidad, no le quedó más remedio que aprovecharse de su influencia porque consideraba que Graham estaba muy lejos de su alcance.
"¡¿En serio?!", los rostros de las dos chicas se iluminaron al instante. Sin importar que tuvieran que hacer algo fuera de lo común, debían ejecutar un plan efectivo. Como pensaban que Graham y Elvira eran una pareja de verdad, sentían la necesidad de deshacerse de Jacinta.

Tan pronto como una de las azafatas vio que el asiento al lado de la señorita Hidalgo estaba vacío, se le ocurrió una grandiosa idea. Al instante, le comunicó su estrategia a los demás tripulantes de cabina, y todos estuvieron de acuerdo con su plan.
"¡Atención, queridos pasajeros! Gracias por elegir nuestra aerolínea. Con motivo de celebrar el día de San Valentín, hemos preparado un juego que les va a encantar a todos; en especial, a las parejas enamoradas", la azafata anunció de manera abrupta.
Aunque había pocas personas en el área de clase ejecutiva, contaban con el suficiente quorum para iniciar la actividad.
Aquel anuncio les tomó por sorpresa tanto a Graham como a Jacinta. Aun así, ambos traían expresiones diferentes: mientras que a Thiago le desagradaba la idea, a Jacinta le emocionaba de sobremanera. Elvira, por otro lado, no tenía ni idea de lo que planeaban el equipo de cabina.

Justo cuando Graham estuvo a punto de volver a dormirse, una azafata se le acercó, le dio unos golpecitos en el hombro y le habló con el micrófono encendido. "Señor, creo que este no es su verdadero asiento. ¡Me parece que debería estar al lado de su esposa!", pronunció de forma concisa y fue directo al grano.
Todos los pasajeros de los asientos aledaños miraron a Graham y a Jacinta con desprecio, pues pensaban que la joven en cuestión era la amante.
"¿Qué está pasando? ¿A qué te refieres con esposa? ¡Que yo sepa, Thiago no está casado!", Jacinta inquirió con furia. Su cara estaba roja a causa de la vergüenza y los celos.
La azafata ignoró a la mujer y dirigió la vista al magnate. El joven Liu apretó las manos en puños, y su mirada era tan intensa que era capaz de intimidar a cualquiera.
"Señor, usted nos presentó a la bella dama de ahí como su esposa. ¿Por qué está junto a otra mujer en lugar de sentarse con ella? ¿No cree que la está insultando al actuar así?".
Los demás tripulantes de cabina coincidieron con su opinión, hasta pensaron en echarle más leña al fuego. Entretanto, los pasajeros asentían y se miraban los unos a los otros.
Jacinta se mordió el labio inferior con fuerza en un intento de reprimir sus lágrimas. Nunca en su vida se había sentido tan humillada. En cuanto a Graham, estaba tan enojado que golpeó el pequeño escritorio que se hallaba a su lado, ocasionando que la azafata y el resto de su equipo se tambalearan ante sus feroces ojos.
Entonces, el hombre se levantó de su asiento y caminó hacia Elvira a grandes pasos. Tan pronto como ella lo miró, entró en pánico y comenzó a temblar de miedo porque jamás lo había visto tan furioso.
"¡Thiago, te juro que no tenía idea de que esto iba a suceder!", ella explicó con torpeza y nerviosismo.
"Ah, ¿en serio, señorita Hidalgo? ¡Creo que has ido demasiado lejos!", espetó con enfado, la sujetó de los hombros, la levantó con fuerza y la arrastró hasta un asiento vacío que estaba al lado de un pasajero.
"¡Quédate aquí y reflexiona sobre lo que hiciste!", la señaló a la vez que la regañaba. Habló con tanta brusquedad que el resto de los presentes se quedaron sin palabras.
Elvira se encontraba tan sorprendida que no alcanzaba a decir nada. La dulce sonrisa que traía se borró para reemplazarse por gotas de lágrimas.
Después de sentarla al lado del hombre desconocido, él volvió a su asiento como si nada hubiera pasado, cerró los ojos, abrazó a Jacinta y le acarició la espalda con cariño. Su afecto logró consolar su corazón, por lo que una leve sonrisa apareció en los labios de la mujer.
Por el contrario, Elvira se hallaba tan avergonzada que se quedó cabizbaja durante todo el vuelo, empapando el suelo de lágrimas.
El hombre a su lado no sabía qué hacer, solo la contemplaba con empatía.
Por otro lado, el personal del avión se encontraban muy angustiados; en especial, la chica a la que se le había ocurrido esa ridícula idea. De algún modo, pensaban que los iban a despedir después de ese viaje.
Una vez que el avión aterrizó en el aeropuerto de Estocolmo y las puertas se abrieron, Elvira se levantó y se fue a toda prisa. Ni siquiera se preocupó en cumplir con el protocolo de la aviación, pues todo lo que quería hacer era estar lejos de Thiago.
Graham ni siquiera se dio cuenta de que ella se había ido. En realidad, no tenía intenciones de ahuyentarla, solo pretendía darle una lección, ya que considera que usar la influencia de su familia de una forma tan campante la iba a poner en peligro en el futuro. Sin embargo, Elvira no lo había entendido y malinterpretó por completo sus acciones
Cuando el empresario miró el asiento vacío y no encontró a la mujer por ningún lado, se quedó horrorizado. "¡M*ldita sea, Elvira Hidalgo!", se quejó en susurros y apretó las manos en puños.