Capítulo 15
1278palabras
2023-10-23 16:23
Ya eran casi las cuatro de la tarde y aún no terminaba la sesión de fotos. Graham se estaba impacientando y miraba de vez en cuando su reloj de pulsera de edición limitada bañado en oro.
Elvira seguía arreglando los atuendos de las modelos, mientras Abdiel también se encargaba de sus maquillajes. A veces conversaban o se miraban.
Elvira estaba platicando con Abdiel cuando Graham se levantó y caminó hacia ellos, malhumorado y con una mirada severa.
“¿Aún no terminas? ¡Ya son las cuatro!”, se quejó. Había esperado todo el día, pero no había ido a comer, pues aunque traía un almuerzo preparado, no estaba acostumbrado a ese tipo de comida.
Elvira se dio la vuelta y lo miró por un instante, pero luego siguió cosiendo algunos brillos en el escote de un vestido. Tenía un hilo ensartado en una aguja en la boca y un lápiz en la oreja.
“Todavía tardaré. ¡Si no puedes esperar, vete!”. Ella estaba tan enojada como él.
Debido a que traía la aguja e hilo en la boca, no sonaba claro lo que decía, y eso irritó aún más a Graham. Frunciendo las cejas, de repente le sacó el hilo y lo puso en el costurero que estaba en la mesa junto a ellos.
“¡Oye!”. Elvira quedó atónita.
Por la fuerza con que había jalado el hilo, accidentalmente le había cortado el labio inferior y ahora podía saborear la sangre.
Graham solo la miró con indiferencia. Cuando Abdiel vio la sangre, inmediatamente agarró un pañuelo para limpiar la herida, pero el guapo hombre se lo quitó y comenzó a limpiar con fuerza la herida, haciendo que a la joven le temblaran los labios. Ella lo fulminó con la mirada, y cuando Graham terminó, señaló con unos golpecitos su reloj de pulsera.
“¡Tienes cinco minutos para terminar!”, exclamó y se recargó en la silla, y la orden resonó en los oídos de todos.
“¿Segura que no es tu novio? ¡Me mira como si fuera a asesinarme en cualquier momento!” Abdiel susurro.
Elvira tampoco entendía su actitud. ¿Por qué había ido de repente a verla y la estaba esperando pacientemente? Una leve sonrisa apareció en el rostro de Elvira al pensar que muy probablemente Graham también sentía algo por ella.
Estaba inmersa en sus pensamientos cuando alguien le tocó el hombro, lo cual la sobresaltó. Al darse la vuelta, vio a Graham mirándola severamente y señalando su reloj.
“Señor Zhang, todavía no termino mi trabajo. ¡Iré más tarde a casa, deje de molestarme!”, declaró ella con imponencia.
“¡Ya pasaron cinco minutos! ¡Es hora de irnos!”. Graham la ignoró, ya que para él “el tiempo era tiempo”, sin importar la situación.
Elvira estuvo a punto de gritarle a este arrogante y dominante hombre. Sin embargo, solo lo fulminó con la mirada y le dio la espalda. Luego pasó a su lado y caminó directamente al lugar donde estaban tomando las fotografías.
Abdiel, que los había estado observando en silencio, sintió la pesada atmósfera.
'¡Ay niña! ¿Lo desafiaste?', dijo en sus pensamientos para Elvira, que acababa de irse.
El maquillador podía escuchar a Graham jadeando de ira e incredulidad debido a que la chica lo había ignorado.
¡Qué valiente mujer!
Abdiel siguió con la mirada los pasos de Graham, con pánico. Después de un rato de hacerlo, la modelo a la que maquillaba gritó bastante fuerte, pues le acababa de pinchar un ojo con la punta del delineador que estaba usando.
Todos, incluyendo el director, quedaron estupefactos ante el grito de dos mujeres en el set. Una de ellas se cubría el ojo derecho mientras Abdiel se disculpaba una y otra vez, caminando de un lado a otro sin saber qué hacer.
Un hombre fuerte y delgado cargaba a la otra mujer sobre su hombro. La sujetaba del trasero con su fuerte brazo, al tiempo que la cabeza de esta colgaba sobre su espalda. La joven forcejeaba, pero fue en vano, y aunque comenzó a golpear la espalda de Graham, lo único que consiguió fue que le dolieran los puños y se le pusieran rojos.
Graham caminó directo hacia su auto, que estaba estacionado a pocos metros del set. “¡Bájame! ¿Por qué haces esto?”. Elvira siguió golpeándolo, y la escena dejó boquiabiertos a todos. Cuando llegaron al auto, el hombre metió a Elvira en el asiento del pasajero, le abrochó el cinturón de seguridad y cerró la puerta.
“¡No lo hagas!”. Graham la regañó cuando estaba a punto de desabrocharse.
Ella se quedó quieta de inmediato, y enseguida, él arrancó el motor y avanzó a una gran velocidad. Elvira, quien ya tenía mareos, se sintió aún peor debido a la velocidad del auto.
A la chica no le quedó otra opción que sujetarse con fuerza la manija del techo del auto y cerrar los ojos. Las lágrimas ahora corrían por su rostro, y lloraba entre sollozos ahogados. Graham la miró. Cuando vio que ella estaba llorando, redujo el paso.
“¿Vives sola?”, le preguntó de repente con dulzura.
“¿Qué te importa?”, preguntó ella en un susurro. Ella resopló sin quitar la mirada del camino.
“¡Si vives sola, puedes quedarte en mi casa esta noche!”, explicó él.
De repente, a Elvira se le iluminó la mirada. “¿En serio? ¿Por qué?”. Estaba muy feliz por su propuesta, pero fingió no aceptarla.
“¡Porque yo lo digo!”, respondió Graham severamente. Entrecerró los ojos sin mirarla.
“Gracias, pero no, señor Zhang. ¿Por qué me quedaría a dormir en su casa?”. Elvira seguía fingiendo.
Pero en el fondo, había soñado mucho estar con él.
“Bueno, está bien si no quieres. Solo trataba de ayudarte”. Graham, quien era muy enojón, no podía soportar su terquedad.
Elvira se quedó estupefacta, así que de inmediato trató de cambiar sus palabras. “Si tú lo dices, es muy probable que tengas una razón válida, así que te agradezco tu invitación. Pero tendré que ir antes por algunos objetos personales”.
Dijo esto en un tono tan suave, que él solo pudo escuchar una parte. Al mirarla, se controló para sonreír, ya que le parecía adorable su forma de actuar. Pensó que la mujer jugaba al tira y afloja.
Cuando llegaron al departamento de Graham, este fue directo a su habitación, dejando a Elvira de pie en la sala. En cuanto este cerró la puerta, sonó su teléfono y de inmediato respondió.
“¡Dame las novedades!”, le ordenó, y Naín comenzó a hablar:
“Presidente, no hay información ni antecedentes sobre la persona de la fotografía”, informó.
“¿Revisaste las actividades que hizo últimamente? Por ejemplo, las de hace unos meses o una semana, de cuando secuestraron a la señorita Hidalgo”.
“Señor, la noche en que la secuestraron, el hombre que la seguía traía puesta una máscara y una gorra. Pero casi tienen la misma complexión y estatura”, continuó Naín.
“Entonces ese tipo es el m*ldito autor intelectual. ¡Incrementa la seguridad en su casa! Hoy se quedará conmigo”, le ordenó a Naín.
No obstante, lo que llamó la atención de este último, fue su última frase. ¿Acababa de decir que Elvira se quedaría esa noche con él?
Había una razón por la que Graham había ido a ver a Elvira en el set esta mañana. Mientras la observaba desde lejos, había visto la sombra de un hombre debajo de un árbol, cerca de donde se había estacionado. El sujeto contemplaba cada movimiento de ella, y cuando Graham estaba a punto de atraparlo, salió corriendo y se alejó.
No quería causar ningún alboroto, por lo que mantuvo el asunto en secreto. Sin embargo, sabía que Elvira no estaba segura estando sola en su casa, por lo que no le quedó otra opción que dejar que se quedara en su departamento con él esta noche.