Capítulo 6
1544palabras
2023-10-23 14:40
Cuando Elvira por fin se recuperó de la fiebre, el doctor Heredia le informó que podían darle de alta. Ella se puso muy feliz y le dedicó una dulce sonrisa de agradecimiento.
"Discúlpeme por mi atrevimiento, doctor Heredia, ¿pero cuántos años tiene?", inquirió con los ojos entrecerrados.
"¿A qué viene esa pregunta, señorita Hidalgo?", el médico contestó con otra pregunta. En realidad, no se molestó por ello, sino que le pareció bastante adorable de su parte.

"Es que me dio curiosidad porque se ve muy joven", Elvira enfatizó con sinceridad a la vez que arreglaba su cama.
Pese a que el doctor Heredia ya estaba en sus cuarenta, lucía diez años más joven que su verdadera edad gracias a que siempre se ejercitaba para mantenerse en forma.
"¿En serio? ¿Eso cree, señorita Hidalgo?", los ojos del médico brillaban a causa de los elogios que acababa de escuchar.
"¡Ajá! Si no me equivoco, usted debe estar en sus treinta, ¿no?", Elvira mencionó un aproximado, ya que no estaba segura de cuál era su edad exacta.
"Bueno, en realidad tengo…".
"¡Es demasiado mayor para ser tu novio y demasiado joven para ser tu sugar daddy!", un hombre con una voz fría y autoritaria interrumpió su conversación, por lo que ambos miraron hacia la puerta y vieron que Graham estaba parado justo en el marco.

"Em, bueno…", el doctor Heredia se quedó sin palabras, no esperaba que Graham hablara de esa manera sobre él.
"¿Qué insinúas, señor Thiago? ¿Podrías tratar a mi médico con respeto, por favor? ¡Sin su ayuda, habría muerto!", Elvira también se encontraba indignada por su comentario, hasta sintió lástima por el doctor.
"No se preocupe, señorita Hidalgo. De seguro estaba bromeando", el señor Heredia se sorprendió de que la chica lo defendiera, aunque su declaración le dio escalofríos, ya que provocó que el empresario se le quedara mirando con molestia.
"Lo lamento, señorita Hidalgo, debo retirarme ahora. ¡Tengo que atender a algunos pacientes!".

"Pido disculpas en nombre del señor Thiago, doctor Heredia", Elvira replicó de manera cortés. "¡A veces pienso que está loco!", ella añadió entre susurros, y el médico no sabía si reírse o agachar su cabeza en ese momento.
"Bueno, debo retirarme para continuar trabajando". Al final, optó por salir corriendo de la habitación, pues pensó que lo mejor sería huir antes de que las cosas se pusieran peores. Cuando se encontró con la mirada de Graham por unos escasos segundos, vio que este levantó una ceja.
Luego de que el doctor Heredia se fuera, Elvira ignoró la presencia del magnate, por lo que él le ordenó enseguida: "¡Solo te daré cinco minutos!".
"¿Eh? ¿Para qué?", la mujer se quedó confundida.
"¡Te voy a llevar a tu casa dentro de cinco minutos, así que alista tus cosas!", Graham gruñó con severidad y se fue.
La joven miró hacia la puerta por donde el hombre salió, suspiró y pronunció a la vez que recogía sus pertenencias: "¡¿Por qué eres tan fastidioso, señor Thiago?!".
Una vez que salió de su habitación, vio a Graham hablando con el doctor Heredia. Dado que estaban muy ocupados, no se percataron de su presencia al principio.
"¡Señor, encontramos una pista muy relevante en los videos de vigilancia! Se trata de cuando Elvira llegó al hospital", el doctor Heredia le susurró al otro sujeto.
"A ver, muéstrame", la expresión de Thiago se volvió sombría y su tono de voz era autoritario.
Tan pronto como el médico le mostró el video en cuestión, Graham frunció el ceño al ver a un hombre merodeando por la habitación de Elvira. El individuo portaba una gorra y una chaqueta, por lo que no se veía su rostro con claridad.
"¡Ya se lo entregamos a la policía, y se encuentran investigando el caso!".
Al escuchar aquella información, el semblante del joven Liu se volvió más lúgubre y protestó de inmediato: "Pídeles que detengan la investigación. Si queremos pescar con éxito, no podemos dejar que el pez sepa dónde están los gusanos".
El doctor Heredia lo entendió al instante, así que respondió sin más: "¡Sí, señor! Les diré ahora mismo que suspendan la investigación".
"¿Qué pasa? ¿Iremos a pescar a esta hora?", Elvira, quien estuvo callada en todo ese tiempo, los interrumpió.
Los dos hombres se quedaron perplejos e intercambiaron miradas. Luego, el doctor Heredia se retiró, y Graham miró a la mujer fijamente, lo cual la hizo estremecerse.
"¿Por cuánto tiempo llevabas escuchándonos?", Thiago inquirió con enfado.
"No mucho, solo alcancé a oír que había un hombre fuera de mi habitación y que ya la policía estaba investigando", la joven respondió con franqueza.
Al terminar de escucharla, el empresario la tomó por la muñeca y la llevó al estacionamiento. Elvira solo lo siguió sin oponerse.
"Dime una cosa, señor Thiago, ¿crees que estoy en graves problemas?", ella preguntó con seriedad.
Cuando Graham se dio la vuelta para observarla, se percató de que no había serenidad ni angustia en su rostro.
"¡Sí, lo estás!", replicó con aspereza.
Tras llegar al auto, el empresario empujó a la mujer hacia el lado del copiloto, ocasionando que ella alzara una ceja con indignación. Una vez que Elvira se acomodó en su asiento, observó con ferocidad a Graham a través del parabrisas y lo siguió con la mirada hasta que abrió la puerta del conductor.
Entonces, él encendió el motor y puso en marcha el vehículo. "Ya me has visto lo suficiente, ¿no crees? Si no es así, ¡adelante! Dejaré que me mires todo lo que quieras. De todos modos, ¡es gratis admirarme!", Graham comentó con sarcasmo mientras le sonreía.
Pese a que Elvira se sobresaltó, se compuso de inmediato. "Señor Thiago, ¿podrías hacerme un favor?".
Graham arrugó la frente al oírla, sujetó con fuerza el volante y replicó con prepotencia: "¡Una de las cosas que más odio es que una mujer me pida favores! Como bien te dije antes, la palabra delicadeza no forma parte de mi vocabulario, así que…".
El magnate no pudo completar su frase, puesto que ella lo interrumpió: "No le cuentes a mi familia sobre mi secuestro, ¿sí?".
Thiago se quedó atónito. Por un momento, pensó que la chica le rogaría y trataría de darle lástima como lo solía hacer Jacinta. No obstante, cayó en cuenta de que ella era diferente a la mayoría de las mujeres que conocía.
A pesar de que su hermana Rosario era una sinvergüenza, él la amaba mucho. Su prima Lesath era una mujer muy independiente, pero a veces se comportaba como una gata rompehogares. Al pensar en ello, le pareció que la mujer que se encontraba a su lado tenía casi el mismo carácter que su prima, por lo que una leve sonrisa se dibujó en sus labios de manera inconsciente.
"¡Ey! ¡¿Señor Thiago?!", Elvira chasqueó los dedos frente a la cara de Graham, lo cual provocó que este parpadeara. "¡Al fin reaccionas!", se burló de él.
Entonces, el empresario se volvió a enfocar en la vía mientras conducía. "¿Por qué no quieres que tu familia se entere?". Miró al frente mientras conducía.
"No quiero que se preocupen por mí".
"¡Pero tu familia tiene que saberlo!", trataba de convencerla a como diera lugar.
"No, por favor… ¡Al menos, no se lo digas ahora!", Elvira le imploró a la vez que tomó de su brazo con fuerza. Él frunció el entrecejo con molestia, miró su mano y luego dirigió la vista hacia su rostro.
"Por favor, no lo hagas. ¡Me dijiste que estoy en peligro y que la persona que me secuestró era el enemigo de mi hermano! Sabes quiénes pretenden hacerme daño, ¿verdad?", Elvira argumentó.
Al magnate le dieron ganas de golpearse la cabeza contra el volante. ¿Cómo pudo ser tan tonto en revelarle tales cosas?
"Sé que los conoces, señor Thiago. ¡Dime quiénes son! ¿Por qué no quieres que la policía investigue el caso?", la mujer se encontraba desesperada.
"Porque mientras más llames la atención, más peligro atraerás, ¡y no habrá garantía de que te pueda salvar la próxima vez!", Graham resopló con intensidad antes de responder a sus interrogantes.
Elvira reflexionó sobre sus palabras y de repente una idea apareció en su mente. "¿Qué tal si me quedo en tu casa?", propuso de la nada.
Graham se quedó asombrado y sin palabras, por lo que pisó el freno de forma abrupta, haciendo que los neumáticos chirriaran al crear una fricción sobre el asfalto. Por suerte, no había autos a su alrededor cuando eso ocurrió. Enseguida, la observó con extrañeza y entrecerró los ojos con incredulidad. "¿Qué dijiste?".
"Acabas de decirme que no tienes la certeza de poder salvarme la próxima vez, pero de seguro podrás protegerme si me quedo en tu casa. No te preocupes, no será de a gratis, ¡te prometo que te recompensaré con un buen precio!".
"Señorita, el dinero no es el problema con este asunto…".
"¿Por qué? ¿Tienes novia?".
"No, pero…".
"Bueno, ¡trato hecho entonces!", Elvira insistió, invalidando cualquier rechazo del hombre.
Como aquello lo dejó atónito, se acercó a su rostro y le advirtió: "Mi casa tiene un solo cuarto. ¿Quieres dormir conmigo en la misma cama?", sonrió y alzó una ceja de forma retadora.
"¡No tengo problemas con dormir en el sofá!", dijo de manera casual, cruzando los brazos al nivel de su pecho.
Graham se quedó totalmente pasmado.