Capítulo 32
2155palabras
2023-09-23 19:12
Lillith no sabía cómo reaccionar ante todo aquello que estaba escuchando, pero Killian rápidamente la había sacado de sus pensamientos.
— No hace falta que digas nada y tampoco preguntes nada, ya te había dicho que te mantengas al margen, si yo te he dicho esta mínima parte de mi vida es para aclararte las razones del porqué no pienso obligarte a traer cachorros al mundo.
El rostro del Beta se había endurecido mientras hablaba y Lillith había descubierto que a pesar de que él no piensa obligarla a quedar embarazada, él deseaba tener cachorros, la Loba tuvo una necesidad descontrolada de consolar al hombre a través de sus palabras.

— Los anhelo tanto como tú - Susurró Lillith.
Posterior a aquella respuesta ella había agachado la cabeza, sentía la mirada del Beta por encima de ella, además de que la marca empezó a quemar, aquello significa que las emociones estaban allí y que los Lazos que los unía estaban empezando a intensificarse.
— Ya no hablemos de mí ni del pasado, siempre se dice que el presente es lo que cuenta - Killian se llevó de manera elegante la copa de vino a los labios logrando que algo se removerá en el interior de la loba.
— Tienes razón - Respondió Lillith.
Habían pasado 30 minutos, ambos estaban en silencio, pero no era incómodo, era como si después de mucho tiempo habían encontrado el lugar a donde pertenecen.
— ¿Qué piensas hacer con los lobos del Congreso? - Killian volvió a mirarla con aquellos ojos que para la Loba era un imán.

— Debería primero saber en qué condiciones se encuentra el Congreso - Expresó la loba - Creo que será muy difícil domesticar a aquellos lobos que están acostumbrados a doblegar a cualquiera.
— Pero tú sabrás cómo manejarlo— Killian con aquellas palabras le dejaba en claro a la loba la plena confianza que tenía en ella.
— Olvidémonos del Congreso por hoy - Lillith se había puesto de pie tomando la decisión de acercarse al Lobo - Unámonos y seamos uno solo en esta cabaña - La propuesta de la loba había tomado por sorpresa al Beta.
— ¿De qué estás hablando? - Killian prefirió hacerse el tonto, aunque sabía perfectamente la propuesta que la loba le había realizado.

— Bien, podemos invocar a la Diosa y someternos al Culto de pareja - Lillith lo agarro de las manos con aquellos ojos azul cielo que tenía enviciado a Killian y si ella se lo pidiera con aquel rostro encantador él no encontraría manera de negarse— una Unión dónde solo seamos tú, yo y la Diosa - Lillith le acarició el rostro Killian se llevó la cabeza hacia atrás.
Cuando el Beta volvió a abrir los ojos, la determinación brillaba en aquella mirada misteriosa, Killian sabía perfectamente lo que debía de hacer entrelazo con fuerza sus manos con los de Lillith y se la llevó al Mirador, aquel que dejaba ver el Cielo gris.
— ¿Estás segura? - Killian volvió a mirarla.
— Nunca estuve tan segura de algo como lo estoy de esto - Lillith se acercó a él, Killian pensó que lo besaría, pero la Loba había tomado la decisión de acariciar su marca por accidente en el cuello el Beta.
— Entonces prepárate porque en - Killian se detuvo para observar el inmenso bosque - exactamente siendo las 21 horas vamos a realizar el culto a la Diosa, pero antes de eso debes de sacar todas más frustraciones que tengas debes de recorrer todos los territorios que tengas bajo tu poder cuándo la Luna esté a mitad de su cúspide aquí estaré esperándote delante de la Chimenea con dos copas de Vino, Los desterrados o el Beta en este caso tenemos otra manera de unirnos las tradiciones son totalmente diferentes cuándo tú sientas que ya no puedes más de tantas vueltas que diste yo estaré aquí esperándote para sostenerte en la Tierra, en el Cielo y en el Inferno - Killian depósito un beso en la mano de Lillith y la loba supo de inmediato que su recorrido debía de comenzar.
Killian se había quedado en la cabaña mientras observaba que la Loba Blanca había tomado el control, el Beta también salió, pero por el otro lado de la cabaña había buscado una roca puntiaguda y había encontrado aquello que vino a buscar el cielo cada vez se tornaba más oscuro, el Beta se había propinado un corte profundo dejando que su sangre brotará de manera rápida, pero el líquido Carmesí jamás tocó suelo porque la presencia misteriosa se había sentido Killian ya no se encontraba solo Kairo había llegado junto a él su compañero fiel también observaba como la sangre de Killian se perdía en un pequeño portal.
— Ha pasado tanto tiempo desde que la Sangre del Mestizo nos deja ver y sentir la tierra mojada - La voz de una mujer se escuchó, pero Killian no se inmutó ante su presencia hasta que la noche había golpeado con fuerza y una mujer vestida completamente de negro emergió por completo del pequeño portal, pero manteniendo la cabeza agachada ante Killian.
Lo único que era visible en ella eran sus ojos blancos, la frialdad había golpeado todos los territorios.
— Será la primera y la última vez - Murmuró Killian.
— ¿Qué tiene ella que la convertirás en tuya bajo las Tradiciones de los Mestizos y la Luna? - La mujer que estaba ante Killian Vankford era la Líder de las Mestizas es decir de Brujas y Licántropos hasta que se descubrió que los que poseen el poder de la Magia eran considerados la Maldición - ¿Qué la hace especial para que sea la Loba para el Beta?.
— Puedes creer que es porque me marco por accidente— Killian había sonreído a medias.
— Killian cuídate y cuídala yo lo haría como lo hice contigo desde que naciste, pero son otros tiempos ya no tengo la suficiente fuerza ni el poder para protegerlos a ambos, eres como un hijo para mí, mi sabiduría te acompaña siempre y estoy orgullosa de ti porque tú puedes gobernar a todo si te lo propones, pero tú prefieres mantenerte al Margen y eso es lo que te diferencia del resto, has decidido ser un Beta cuando eres el - La mujer sabía que no podía terminar aquella frase así que se contuvo de expresarlo.
— No sabes cuánto anhelo escuchar que soy el orgullo de alguien - Killian había caído de rodillas y la misteriosa mujer cerró los ojos imposible, de que las lágrimas sean contenidas.
— Killian también serías el orgullo de tu padre, no sabemos lo que ha ocurrido, quizás todo sea una confusión - a diferencia del hombre que horas antes también había aparecido y a quién Killian no le había permitido acabar sus palabras, a la mujer se le permitía hablar de su padre.
— Todo sería tan distinto si él hubiera estado a mi lado, no importa cuanto lo defiendas, yo sé que él fue el que dio la orden para condenarme, además en mis investigaciones desde la Oscuridad el incendio en aquella cárcel fue provocado por sus hombres y nadie mueve un solo dedo sin que mi padre de las órdenes.
— No voy a obligarte a cambiar de parecer, tampoco puedo ayudarte a que descubras lo ocurrido, los mestizos somos pecadores ante los ojos de todos, al igual que los desterrados.
— He escuchado de brujas y Magos que están nuevamente tomando el control.
— Pero ellos son diferentes Killian ellos solamente poseen la sangre de Magos, en cambio, nosotros somos Mestizos porque somos Lobos y Brujas.
— Ustedes son iguales a mí, pero bueno no te he invocado para que hablemos del pasado ya no tiene sentido que sigamos ajustando aquellos tornillos porque me estresa, ya perdí la Fe de que aquello haya sido un error, lo único que se es que si mi padre no es culpable de mi destierro es que el Karma es tan jodido y sé que tiene sus cuentas pendientes, pero no seré yo quien busque la verdad porque lo habían dicho alguna vez, en la vida hay 3 cosas que no se pueden ocultar por mucho tiempo y el Sol, la Luna y la Verdad tarde o temprano lo descubriré y sé que caerá en mis manos de la manera menos esperada, pero solamente ya no lo vuelvas a mencionar - Era increíble como Killian se mostraba vulnerable ante la misteriosa mujer.
— Tienes razón mi pequeño Killian - ni bien la mujer Expresó aquellas palabras, Killian realizó una mueca que lo llamen pequeño Killian le traía recuerdos del hombre de ojos color amarillos como los suyos.
《 Pequeño Killian, el día que tengas hijos entenderás el gran amor que te tengo, además todos tus hijos deben de tener ojos amarillos como tú y como yo》 - Killian sacudió la cabeza, había recuerdos que ni siquiera volviendo a nacer se borrarán de su mente.
— Te he invocado porque quiero que su Unión sea como un cuento de Hadas - La mujer sintió un escalofrío cuando la palabra Hadas fue pronunciada.
— ¿Qué ocurre? - Killian la conocía tanto que de inmediato supo que algo no andaba bien.
- No pasa nada, solamente me sorprende que quieras eso - La mujer se obligó a sonreír.
— Lo quiero porque puede que no haya amor, pero eso no quita que es una Unión, además serás la madrina de mi secreta Unión— Con aquella mujer sonreír para Killian era fácil.
— Sabes que estás cometiendo otro delito - la mujer también había sonreído— Killian cariño si alguien descubre que tu sangre es el Portal de los mestizos vendrán por ti y todos volverán a tenerte en la mira.
— Ya no soy un joven de 15 años, aquel que intente de hacerme daño lo mató, si ya me he manchado las manos con la sangre de mi madre no me temblará el pulso para acabar con ningún otro enemigo, ahora no hables mucho, han pasado años para que el portal sea abierto y solo será por hoy vamos no seas holgazana tú sabes preparar una Unión.
— Tú ganas— la mujer agito la mano y había realizado su magia, de un momento a otro Killian fue transportado hasta el interior de la Cabaña satisfecho con lo que estaba observando sus ojos y su mirada se había concentrado en el hermoso vestido que reposaba en la cama - Estas son las Alianzas - Killian se dio la vuelta.
— ¿Estás de broma? - El Beta reconocía aquellas sortijas.
— No Killian, el anillo te pertenece a ti y esta le pertenece a ella por ser tu igual, si no los usas me estás rechazando a mí.
— Eso es chantaje— Killian paso saliva, la mujer avanzó hasta el Lobo y le pasó las Alianzas además de la pequeña daga que cortara su piel para invocar a la Diosa - Yo sé que tu padre estará orgulloso de ti si lo utilizas, pero yo estaré más orgullosa de ti el día que sostengas en manos una taza de chocolate caliente enfrente de la chimenea con tu pareja a tu lado y le cuentes todo sobre tu vida y que no malinterprete las razones de matar a tu madre Killian, no hagas que tu mente se crea tu propia mentira aquella que tú inventaste para encontrar un escudo de protección tienes que hablar con la verdad Killian tan solo una vez ella tiene que saber tu poderoso Linaje ella se lo merece.
— Lo haré— Killian lo prometió con la mirada.
— Ve a prepararte que yo seguiré con mi magia - Killian se había alejado con Kairo siguiendo sus pasos.
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— El Misterioso hombre aún se mantenía en la oscuridad, pero tenía maldad en su mirada celeste.
— Mañana por la noche llegamos hasta el Congreso ¿Quieres a la loba de inmediato? - Preguntó la mujer.
— ¿Tienes la poción de fertilidad? - Preguntó el Alfa Rey.
— Por supuesto que la tengo - Respondió la bruja con una sonrisa diabólica.
— Déjame solo - Soltó con frialdad el Alfa Rey, y la Bruja había obedecido de manera inmediata.
El Lobo se había dirigido hasta uno de los cajones de su escritorio sacando una fotografía antigua que tenía las descripciones de una Cárcel, había cerrado con brusquedad el cajón y tomó la fotografía de su hijo, el Alfa de los Alfas, muerto en manos de Lillith, el Alfa Rey se había puesto de pie.
— Preparen el Trono de Oro que mañana por la noche tendrán a su Reina ante ustedes - Fue la orden dada por el Alfa Rey.
Y aquella decisión daría inicio al Cielo antes del Infierno, haciendo alusión a la Unión de Killian y Lillith esta noche como el propio Cielo antes del Infierno mañana por la noche.