Capítulo 31
1628palabras
2023-09-23 19:11
La lluvia había cesado, Killian y Lillith se habían puesto de pie - ¿Qué vamos a hacer ahora? - Preguntó Lillith la loba ni podía ocultar que todo lo que seguiría después era desconcertante para ella.
— Existe una casa alejada de todos en el territorio de Rosas de Luna, allí viviremos, no quiero vivir en la Casa de la Manada y menos en la casa del Alfa de la Hermandad, aprovechemos este momento te llevaré allí— Fue la respuesta dada por Killian guiando a Lillith hasta él sitió mencionado por el Beta.
— Me parece correcto - Lillith suspiro en definitiva necesitaba un descanso después de todos estos días en donde el descanso no fue ni siquiera opción.

Rox una vez que había visto a la pareja apretó los puños con el odio en la mirada, Killian cada vez estaba más lejano para ella.
Los miembros de la Hermandad sentían la presencia de la Alfa, Lillith no le había prestado atención al cargo, hoy quería disfrutar de esta tranquilidad, además de que estar cerca de Killian también le daba la Paz necesaria, recuerdos fugaces pasaron por su mente y algunas palabras indescifrables murmuradas por Killian inundaban su mente.
— ¿En qué estás pensando? - Killian la sostuvo por ambas muñecas, logrando que sus rostros quedarán a escasos centímetros sus narices tocándose y sus miradas cautivadoras encontrándose entre sí.
— Nada importante - Susurró Lillith bajando la mirada, pero las manos de Killian volvieron a levantar el pequeño rostro de la loba.
— No quiero que pienses en nadie cuándo estás conmigo - su voz se escuchaba un poco dura, las manos del Beta quemaban la piel de la loba y un raro cosquilleo había dado luz verde a un volcán de emociones excitantes en el cuerpo de la loba.
— No estaba pensando en nadie, mis pensamientos eran acaparados totalmente por ti - Fue la respuesta de Lillith con un toque de altanería y sin dudar envolvió sus brazos por el cuello del Beta fundiéndose en un beso ardiente que estremeció a Killian Vankford.

— Lillith, no juegues con Fuego - Killian muy a su pesar tuvo que apartar el ardiente cuerpo de su pareja del suyo - Además ya hemos llegado - el Beta había dado vuelta el cuerpo de Lillith.
Los ojos de la loba se abrieron por la sorpresa y por la maravilla que tenía ante ella, una estúpida sonrisa se había formado en sus labios, era una cabaña que parecía pequeña, pero muy acogedora.
— ¿Por qué nunca la he visto incluso cuando realizaba mis patrullajes en Rosas de Luna? - Lillith no podia apartar su mirada de ella.
La pregunta de la loba era lógico, la cabaña se encontraba prácticamente en medio de los perímetros de la Hermandad y la consumada Manada.

— Quizás sea porque aún no estabas calificada para verla - la respuesta de Killian había enfurecido a Lillith que se apartó del Beta de inmediato - Lillith - Killian siguió a la loba, pero esta ya se había alejado.
— No eres la gran cosa - Y en cuestión de segundos la atmósfera tranquila se había desmoronado.
— No te enojes que con esa conducta solo logras que te desee más - soltó Killian sin dudar.
— Pues no me interesa que tú me desees - Antes de que Lillith dijera algo más, las manos de Killian la habían inmovilizado por la pared.
— ¿Tú no me deseas? - Preguntó el Lobo.
Killian la acarició con la punta de la nariz, mientras que con la mano que no se encontraba ocupada, el Beta abrió la puerta de la cabaña, incorporando a ambos en el interior de aquella cabaña.
— Aquí podrás gritar todo lo que quieras está insonorizada, nadie va a escuchar tus gritos de placer cuando mis manos te acaricien - Murmuró Killian con una sonrisa pícara.
El interior de la cabaña era Rústica con decoraciones antiguas, pero perfectas, era hermosa por donde la mirases, la respiración de Lillith se había acelerado, pero la fragancia que la cabaña desprendía era la de un Hogar, su hogar con Killian.
— Es perfecta - Murmuró la loba maravillada por tales detalles que convertían aquella cabaña en única.
— Por supuesto que lo es - Killian paso sus manos por la cintura de la loba - Por fuera parece pequeña, pero si interior es magnífica cuenta con 3 habitaciones subterráneas, pero ambientadas con una cascada, además de la sala, la cocina y el comedor ah y por supuesto el mirador en la parte trasera, está va a ser nuestro hogar aquí veremos nacer y crecer a mis cachorros - Exclamó orgulloso Killian.
- Sería hermoso - Lillith sintió nostalgia al pensar en que el Lobo ya veía a futuro y pensar en cachorros hablando por completo el corazón salvaje de la loba y el anhelo de ser madre brillo en su mirada.
— ¿Quieres una copa para brindar conmigo? - Killian se apartó para acercarse a la pequeña barra con que contaba en la esquina.
— ¿Alguna fecha importante? - Preguntó la Loba envuelta por la atmósfera hogareña de la cabaña.
Lillith recorría la cabaña, hasta que sus ojos azules viajaron a la chimenea en definitiva este era el hogar con que ella había soñado, había tomado la decisión de dar algunos pasos y salir al mirador por un momento su mente la traicionó imaginando a 3 cachorros corriendo por toda la cabaña o escapando de ella al bosque, 3 cachorros con los ojos amarillos de su padre, Lillith había sonreído y en definitiva aquel era el anhelo más latente en su corazón, su pareja, su hogar y sus cachorros por hoy se permitía pensar en aquello ya mañana las responsabilidades y sus diferencias con Killian lo llevarían de nuevo a la rutina, desde donde se encontraba podía observarse a los Salvajes como se los llama custodiar los perímetros, Lillith suspiro los pícaros ante los ojos de los Lobos tradicionales eran asesinos, pero ella sabía que eran lobos que de manera injusta fueron apartados, no todos porque por supuesto estaban aquellos que si habían cometido errores, pero dentro de todo en la Hermandad habían conseguido su identidad aún eran leales y aquello era lo único que importaba en un mundo lleno de prejuicios.
— Por supuesto que voy a hacer que a los desterrados se los respete, voy a lograr que nuestra Hermandad sea una Manada tan poderosa como cualquier otra Manada y que el hecho de estar conformada por pícaros no nos detenga - Susurró Lillith.
— Vamos adentro - Killian la agarró de las manos y se la llevó nuevamente al interior - Por todo lo que has dicho y las reacciones que he visto deduzco que te encanta.
— Por supuesto que sí, es hermosa y en definitiva es adecuada para que formemos aquí nuestra familia.
— ¿Quieres cachorros? - la voz del Beta prácticamente se había escuchado en un susurro— No podría obligarte jamás a dar a luz si ser madre no es un deseo tuyo - La Loba de Lillith rápidamente había dejado que la inteligencia la dominará descubriendo que la voz del Beta tenía algo oculto.
— ¿Por qué me preguntas eso? - Preguntó Lillith.
— Lillith, a mi madre la habían sometido en innumerables ocasiones para que ella pudiera quedar embarazada en ocasiones su pareja la sometía sexualmente hasta que ella quedará inconsciente y ensangrentada, todo para que ella trajera al mundo a un cachorro - El dolor en la voz de Killian era palpable y Lillith sintió un pinchazo al corazón al sentir su vulnerabilidad - Mi madre no quería cachorros, pero había llegado a concebirme a mí, con alguien que no era su abusador, ella era Bruja o mejor dicho mestiza entonces podría embarazarse de cualquiera no necesariamente de su destinado, pero su abusador lo había descubierto había dejado que yo naciera me había entregado a mi padre biológico, un Prestigioso Alfa, tanto el hombre que abusaba de mi madre como mi padre biológico eran hombres prestigiosos, nací en cuna de Oro desde mi Concepción ya sentía el poderoso Linaje de mi padre, desde mi Concepción tenía Legados Lobunos inquebrantables, así fue hasta los 7 años, pero mi propio padre aun cuando tenía sueños que cualquier otro cachorro la tenía me había puesto a prueba y fue la más dura de todas, tenía que matar a mi madre.
Lillith dejó escapar un gemido al escuchar las palabras de Killian. — Lo he hecho, la he matado con tan solo 7 años, el Poderoso y pequeño futuro Alfa había acabado con la vida de su madre, a los 15 asumí como Alfa, pero fui desterrado por aquel acto en dónde le arrebate la vida a mi madre, por las propias órdenes de mi padre aquella noche fui encerrado en la cárcel Lobuna, y la misma noche él sitió se había incendiado todos habían muerto, menos yo fui allí que yo emprendí el viaje de 7 días hasta llegar a Saúl de allí fuimos inseparables.
— ¿Con qué justificación mataste a tu madre? - Preguntó Lillith.
— Ella era la bruja encargada de que infecciones mortales se esparciera por todo el Condado Lobuno provocando la muerte de miles de habitantes.
— ¿Condado, eres el Hijo de algún Rey? - Preguntó Lillith, mientras Killian se maldijo en su interior.
— No, solo responde la pregunte ¿Quieres o no cachorros? No pienso obligarte a nada y no preguntes nada del pasado.
— Entonces no debiste hablar - Sentenció Lillith, la loba ya había descubierto por su Linaje de Loba Blanca que aquella era solamente una pequeña parte de la historia y que Killian Vankford era más misterioso como peligroso en todos los sentidos de la palabra.