Capítulo 30
1236palabras
2023-09-23 19:09
Sus labios se movían con fiereza un beso glorioso, Lillith dejó escapar un gemido mientras las manos de Killian se posan en su cintura atrayendo aún más el cuerpo de la loba al suyo, él deseó carnal y el amor al tratarse de ellos no iban tomados de las manos, Killian se apartó sus ojos volvieron a observar el rostro encantador de Lillith tomando la decisión de acariciar, sus manos se pasean tomando un atajo en sus labios, abrió suavemente Lillith parecía desconcertada, pero disfrutaba de aquella caricia, hasta que segundos después las mismas manos del Beta la agarraron del cabello ejerciendo fuerza en aquel agarre logrando que la loba se lleve la cabeza hacia atrás.
Lillith gruñó al mismo tiempo el cielo se tornaba más gris, Killian empezó a acercar su rostro al de Lillith nuevamente la loba había esperado un beso, pero Killian dirigió su rostro al cuello de ella en la mirada de él había posesividad, con una mano sujetando a Lillith por el cabello y con sus caninos a escasos centímetros del cuello de la loba, con el viento envolviendo a ambos en un ambiente agradable, pero también los encerraba dentro de una tensión sexual alta.
Lentamente, Killian dejó que sus caninos acaricien con poca fuerza la piel de la loba que parecía sumisa ante el Beta.
— Tócame, desafíame, no te quiero sumisa, te quiero desafiante - Susurró con la voz ronca el Beta y Lillith fue azotada por una ola de calor al escuchar lo expresado por el Beta.
Las manos de la loba con un movimiento inesperado para Killian se dirigieron a la entrepierna del Beta, la mirada de Lillith era poesía para Killian con caricias torpes se movían las manos de la Loba, aquella acción fue como un estímulo fuerte para el Beta que también emitió un sonoro gruñido, ejerciendo su agarre en el cabello de la loba dejando más al descubierto el cuello de Lillith y segundos después sus caninos perforaron con total profundidad y brusquedad la suave piel del cuello de Lillith.
— ¡Ahh! - Lillith no pudo soportar aquel dolor provocado por los caninos del Beta, sus manos rápidamente habían soltado el bulto con el que había jugueteado por el dolor, la sangre se escurrió de manera inmediata hasta llegar al pecho de Lillith.
Killian aún seguía con sus dientes en el cuello de Lillith hasta que el famoso dolor del encadenamiento salvaje característico de los Pícaros había empezado a formarse, todo el cuerpo de Lillith tembló sacudiéndose por un raro calor que empezó a recorrer todo su cuerpo. Killian quería detenerse, porque cada segundo que pasaba él enterraba aún más sus colmillos en la piel de ella, el dolor adormece a Lillith aquello era normal, pero Lillith no conocía aquello, no había escuchado que la marca doliera de aquella manera, tenían que pasar 10 minutos en aquella posición, mientras Lillith sentía todo el dolor, Killian era azotado por un placer totalmente diferente, disfrutaba sentir la sangre de la loba en contacto con su lengua.
Los 10 minutos habían llegado, Lillith se había desmayado, Killian la sostuvo suavemente mientras observaba orgulloso su marca en el cuello de la loba, era una estrella, pero había letras pequeñas que desaparecieron rápidamente, Killian apretó sus labios formando una línea, sus facciones se habían endurecido, Killian cerró los ojos, aquellas palabras representan su origen.
— Porque no solo desaparecen y me dejan en paz - Susurró sin ningún temor de que Lillith lo escuche, ella estaba profundamente dormida, Killian la observo y fue que al mirarla aquella rara mirada se habla suavizado - ¿Este era el camino correcto de mi destino? - Sus manos volvieron a acariciar su rostro.
En ese momento la lluvia había caído. Killian se despojó de la camisa que traía puesta y con ella envolvió el cuerpo de Lillith la lluvia no era intensa, pero el viento que azotaba en ese momento lo hacía con fiereza.
— No te niegues a quien realmente eres - una voz masculina se escuchaba - Tú eres él.
— Basta - Killian no dejó que aquella voz terminará de expresar sus palabras - ya no pertenezco a ese mundo, él así lo quiso - Sentenció con brusquedad Killian.
— La marca en su cuello deja en claro que tú sigues siendo él.
— No termines aquella frase, ya no lo soy, no nací para ser.
— Si naciste, y todas las acciones te conducirán nuevamente al sitio de donde nunca debiste de salir, caerás, te levantaras, vas a llorar, lágrimas de sangre, vas a sentir que te mueres, vas a agonizar, pero tú volverás tú naciste para - antes de que el hombre termine de hablar un rayo había caído logrando desestabilizar el gran bosque y aquella presencia misteriosa se había dejado de sentir.
Killian sabía que la manera en la que Lillith reaccionó no se debe a que eran pícaros, bueno en partes sí, pero él sabía que su genética oculta era una de las razones de aquella reacción que obtuvo Lillith, Killian dejó escapar un suspiró, sus dedos acarician el cuello y su marca mientras la lluvia aún caía, entonces sintió que Lillith reaccionó.
— ¿Te duele? - Preguntó Killian la mirada de la loba aún era confusa.
— ¿Por qué es así? Antes de que Seúl me rechace, yo había investigado de la marca y no generaba esto que yo acabo de experimentar - Nuevamente sus miradas se habían conectado con las gotas de lluvia resbalando por el rostro de ambos, era fascinante dos amantes observándose como si con tan solo la mirada desean devorarse.
— Una de las razones es porque soy desterrado, pero la marca que nos une no es cualquier marca, es un Encadenamiento Salvaje, picaro, loba Blanca y mi Linaje misterioso.
— Cuándo yo te he marcado no fue así - Lillith atacó, Killian sonrió la loba, era difícil de tratar.
— Es porque yo no soy como tú, eres una loba Blanca, eres valiente, eres sinónimo de fortaleza, pero yo no soy un desterrado cualquiera, yo ya tenía un destino escrito antes de nacer, mi nacimiento era el despertar de un grande, el veneno de mis caninos son superiores a los caninos tuyos - Killian observo las perfectas facciones de la loba, cuyos labios lo invitaban a ser besada.
— Siento que te desconozco, cada segundo que pasa te conviertes en un enigma más difícil - Lillith fue sincera.
— Solo mantente al margen - Murmuró Killian atrayéndola en sus brazos y abrazándola con total fuerza, el mismo se preguntaba quién era, pero la respuesta era clara, sus ojos volvieron a viajar hasta la marca de Lillith y allí las palabras que cada tanto se ocultan entre el tejido de la piel de la loba le recuerdan a él, quién es en realidad Killian Vankford.
☆☆
La pequeña aguja pinchó sus iris, reemplazando el color de sus ojos por el amarillo, aquel misterioso color que llama la atención de cualquiera, hasta que un quejido llamó su atención, pero el hombre no prestó atención al llanto del bebé y prosiguió sus acciones, sus ojos eran del mismo color que los rayos del sol, cambiaban a un celeste claro con la ayuda de una pasión, pero para que los tenga del color verdadero debía de pinchar con la pequeña aguja.
— Debes de olvidarlo, él ya está muerto - Murmuró una voz femenina.